Opinión

Quemar libros en la Complutense

 El secretario general de Vox, Javier Ortega-Smith y demás miembros de la ‘Plataforma 711 Por la Reconquista Cultural’ se concentran en el Campus de Somosaguas. —Isabel Infantes / Europa Press
El secretario general de Vox, Javier Ortega-Smith y demás miembros de la ‘Plataforma 711 Por la Reconquista Cultural’ se concentran en el Campus de Somosaguas. —Isabel Infantes / Europa Press
Juan Carlos Monedero

Por Juan Carlos Monedero

Profesor de Ciencia Política en la UCM

Un obispo en un burdel y Ortega Smith en la Complutense

Publicidad

Ortega Smith en una universidad pública pinta lo mismo que un obispo en un burdel: tiene sentido sólo si vas a liarla.

Pemán, gloria de las derechas españolas y autor de una letra infame del himno, se dedicó a delatar a maestros, en un tiempo en donde las delaciones podían llevar a ser fusilado. Le recompensaron con cargos públicos por esas delaciones

El libro que más luz da es el libro que arde

Publicidad

Una ventana en el suelo, quemar libros, quemar personas

Publicidad

Empezar quemando libros fue un buen anuncio del gusto de los nazis por el fuego. Los que queman libros, terminan siempre quemando personas. España tenía antes su propia tradición.

Las derechas españolas, Torquemada, viva la muerte y abajo la inteligencia

Esa unión entre iglesia intransigente, capital rentista y parasitario, espadones y una monarquía arcaizante la expresan las derechas españolas, tanto la original como su escisión de VOX, cada vez más alejados de los liberales europeos y más cercanos a las posiciones de los Orban, Salvini o Trump.

Publicidad
Publicidad

La democracia y su derecho a defenderse

La universidad pública hace muy bien en defenderse de los que quieren romper la convivencia en las aulas. Los que defienden un ideario contrario a los derechos humanos ¿tienen derecho a encontrar facilidades para dinamitar el entendimiento?

Publicidad

Pero no tiene derecho a romper las reglas sagradas del diálogo que trenza la propia posibilidad de la universidad. Por eso, salvo en dictadura, donde rectores, decanos, catedráticos lo eran por lo general por abrazar el fascismo -o al menos no contrariarlo-, no caben los que defienden el fin de la convivencia.

Juan Carlos Monedero

Profesor de Ciencia Política en la UCM

Comentarios de nuestros socias/os