Según las universidades de Liverpool y Manchester, los ratones evitan mezclarse entre familiares por el olor de la orina. Entre los humanos, sucede algo parecido, pero evitando la orina. Entre nosotros, se sortea el incesto por unas proteínas que producen el olor corporal personal y hacen reaccionar a nuestro inconsciente rechazando la endogamia. No es por cuestión de moralidad, como les gustaría a nuestras autoridades religiosas y asociaciones católicas, de padres de familia y demás, sino simple reacción química, como todo en la vida. A la vista de la experiencia, sin embargo, hay personas en las que no funcionan esas proteínas, porque el incesto existe. La humanidad, en sus orígenes, procede de una repetición de incestos, y en algunas culturas, conservan la costumbre.

ANTONIO NADAL PERÍA, ZARAGOZA

Marshall introdujo en Economía el concepto de elasticidad para medir cómo se modifica una variable al cambiar otra. Así, la elasticidad precio de la demanda indica la sensibilidad de ésta a la modificación del precio. Digamos, ¿cuánto tendría que subir el pan para que dejáramos de comprarlo? La demanda de diamantes es muy elástica: en cuanto baja el precio, se dispara. La de leche, muy poco: aunque la vendieran a diez céntimos, no nos beberíamos ocho litros diarios. ¿Cuál es la elasticidad penal del incesto? Creo que poca, quizá por motivos químicos, como dice usted. Por ejemplo, si se redujera mucho la pena para delitos fiscales, seguro que todos hacíamos más trampas. Otros delitos, en cambio, no son tan elásticos: el canibalismo, la profanación de cadáveres o la automutilación, dudo mucho que se dispararan si no estuvieran castigados.

El incesto me parece muy rígido, su demanda es reducida (también entre ratones, parece), pero constante. Son pocos los partidarios, pero no creo que les disuada el temor al castigo. Y los demás no parece que vayan a acostarse con su padre o su hermana sólo porque no esté prohibido por la ley moral o penal. La demanda de incesto es limitada, pero muy rígida, invariable y desoladora, como suele suceder con los artículos de primera necesidad: el precio o el castigo, el descrédito moral o la amenaza penal, no la modifican demasiado.

Así que, el incesto entre adultos, ¿por qué iba a estar prohibido? A mí me parece bien la reforma de la ley de matrimonio, pero insuficiente. No comprendo por qué se pueden casar dos hombres o dos mujeres, pero no tres (o diez, de diferentes sexos o del mismo), ni tampoco dos hermanos o toda una familia numerosa. Al fin y al cabo, el problema del matrimonio suele ser que, al final, cada uno es de su padre y de su madre. En cambio, en la relación incestuosa, todo queda en familia. Que lo legalicen ya.