Opinión
Noelia Núñez: ni titulitis, ni meritocracia. Mediocridad

Por Toni Mejías
Periodista
El caso de Noelia Núñez, la exdiputada del Partido Popular que ha dimitido esta semana tras descubrirse que mintió en su currículo en repetidas ocasiones, no es un caso de titulitis como se intenta vender desde distintos medios. En parte, se intenta englobar en esa especie de denigración que existe ahora contra las personas que estudian mucho cuando, hasta hace cuatro días, se nos decía que era la única manera de conseguir trabajos dignos. Era la forma que tenía la clase obrera de ascender socialmente, pero ahora es titulitis. Una vez que se ha logrado que, mediante el esfuerzo personal y económico de las familias pobres, estas podamos alcanzar estudios universitarios, sale más a cuenta restarle importancia para no sentirse igual que nosotros. Por ello me repatea que se hable de Noelia Núñez como víctima de la titulitis cuando no es más que una mentirosa que infla su expediente porque forma parte de aquellos que se tiran día tras día hablando de meritocracia y del gobierno de los mejores.
También Noelia Núñez define gráficamente el "malismo" del que habla Mario Entrialgo en su último libro. Con su camiseta de "me gusta la fruta", su actitud chulesca, su cainismo… Esa desfachatez que tanto gusta ahora y que le hizo escalar rápidamente puestos en el Partido Popular hasta que la mentira le hizo caer. A su vez, pudimos ver entre sus fotos una de ella en su despacho con una imagen de Margaret Thatcher en la pared y una bandera anarcocapitalista. Dos maneras de decir que odia al Estado, pero, curiosamente, no se le conoce otro ingreso que no sea el de dinero público. Otro ejemplo más de aquellos que critican los impuestos, la intervención estatal o los chiringuitos, pero van encadenando puestos a sueldo del erario y no han doblado el lomo en trabajos privados en la vida. Pero si Abascal ha conseguido englobarse en la España que madruga sin haberlo hecho en la vida, cómo no iba a conseguir ella algo similar.
Por último, se ha intentado vender su dimisión como algo único y modélico, cuasi épico, cuando la realidad es que se ha marchado porque era insostenible que alguien pueda ostentar varios cargos de relevancia en un partido que dice ser de gobierno cuando ha hecho de la mentira su modus operandi. Porque no es un error de la web del Congreso, no. Se han desvelado distintos vídeos donde mentía mirando a cámara sin torcer ni un poco el morro. No podía permitirse Noelia decir que solo tenía el bachillerato como si fuera pobre. Más sabiendo que en muchas universidades privadas se consiguen títulos al peso a golpe de talón. Tampoco hubiera sido extraño que siguiese en un partido que aplaude a Mazón con 228 muertes causadas por su negligencia, pero han sacrificado a la nueva para vender que ellos son más limpios y responsables. Que no son como los demás, afirman. Creerse mejores por ser peores. El sumun de la inmoralidad.
Además, tanto Noelia como su partido sabían que no iba a acabar de cajera de supermercado como si fuera una Irene Montero cualquiera. Que la empresa privada a la que tantos favores le hacen iba rescatarla tarde o temprano. Y fue rápido. Mediaset la fichó solo un día después como tertuliana y demuestra una vez más que en este país no es la titulitis la que se premia, sino la mediocridad. No ha trabajado de nada, no ha aportado nada a la sociedad, ha demostrado una actitud déspota y chula, ha mentido en repetidas ocasiones. ¿Consecuencias? Un trabajito cómodo donde seguir esparciendo bulos y odio. No es el primer caso. Así lleva años Cristina Cifuentes tras mentir también con sus estudios y dimitir tras ser descubierta robando. No solo intentando sentar cátedra en televisiones privadas, sino disfrutando de dinero público cocinando en la televisión de todos. Otro premio a la mentira y a la mediocridad.
También Esperanza Aguirre, salpicada hasta las cejas de corrupción, se permite dar lecciones en distintos medios o, para más inri, mostrar su supuesta cara amable en concursos como Pasapalabra, como si fuera una famosa más y no una cómplice del desmantelamiento de los servicios públicos y del famoso tamayazo. Como si de una cantante, modelo o actriz se tratase. Pero qué esperar de esta Españita que tiene a dos expresidentes como Felipe González, el de los GAL, o Aznar, el de Irak y el 11M, siendo tratados como auténticas leyendas y como si sus palabras tuvieran que ser escuchadas y respaldadas por todos cuando deberían estar sentados frente a los tribunales. La corrupción estaba a la orden del día en sus gobiernos, pero ahora se venden como hombres de Estado y como personas honradas y limpias a las que tenemos que vanagloriar y aplaudir. Una vez más, la mediocridad que quedó expuesta con luces y taquígrafos es premiada. Parecen merecer retratos, bustos y nombres de calles en lugar de una condena pública y que, esos viejos jarrones chinos, como mínimo, se escondan en lo más oscuro de un trastero.
No son los títulos universitarios lo que se premia, Noelia. Mentiste porque quisiste sentirte más que otros sin esfuerzo, como tantos compañeros tuyos. Por suerte para ti (y para los de tu calaña) en este paisito se premia la mediocridad y la maldad. De ambas cosas te sobra. Así que tranquila, que mientras no descarriles demasiado y sigas siendo una tonta útil para los medios y para tu partido, tendrás trabajo y un sueldo asegurado. Porque realmente lo que se busca es un gobierno de los peores y para eso los medios de comunicación deben estar a su altura.
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