En imágenes: Medio siglo salvando vidas en el mundo
El 22 de diciembre de 1971, un grupo de médicos funda en Francia Médicos Sin Fronteras como respuesta a la prohibición de informar sobre las masacres de la guerra en Nigeria. En estos 50 años, la organización se ha convertido en referente. Cuenta con más de siete millones de socios en el mundo, 64.000 empleados y misiones humanitarias en numerosos países.
Madrid--Actualizado a

El diario médico 'Tonus' anuncia el nacimiento de MSF en diciembre de 1971. Durante la guerra de secesión en Biafra (1967-1970), en Nigeria, un grupo de médicos que trabajaban para la Cruz Roja Francesa se negó a mantener en obligado silencio sobre las masacres que estaban teniendo lugar contra la contra la etnia igbo. Para dar testimonio a la opinión pública, médicos, enfermeras y periodistas crearon Médicos sin Fronteras (MSF), actualmente, una de las organizaciones humanitarias independientes más importantes del mundo. En 1999 obtuvo el premio Nobel de Paz y en 1991, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

Las guerras de Líbano y Vietnam fueron los primeros conflictos armados en los que una recién nacida y aún pequeña MSF prestó atención humanitaria. En la imagen, de 1979, una madre y su hijo, refugiados camboyanos, huyen a la frontera con Tailandia del régimen de los Jemeres Rojos y la ocupación vietnamita de Camboya.

En marzo de 1978, el gobierno birmano lanzó la Operación Nagamin Sit Sin Yay (Operación Rey Dragón) contra la minoría musulmana de los rohingya. Unos 250.000 rohingyas encontraron refugio en la vecina Bangladesh, donde se establecieron trece campos de refugiados en los que MSF desarrolló operaciones. Tras la firma de un acuerdo bilateral entre Bangladesh y Birmania, entre 1978 y 1979 serán repatriados alrededor de 180.000 de estos refugiados. En 2017, la historia volvió a repetirse. En esta ocasión, la ONU calificó de genocidio.

En 1981, durante siete meses, 56 médicos y enfermeras de MSF se turnaron en un hospital de Beirut, en el Líbano, para tratar a los civiles chiítas bajo el fuego de los combatientes cristianos.

Desde 1980, tras la invasión soviética de Afganistán desde 1980, MSF empieza a operar en la zona y mantendrá proyectos durante la guerra civil, el régimen talibán y la ocupación estadounidense. Los proyectos incluyen centros de alimentación terapéutica y complementaria, programas de vacunación, atención básica de la salud, programas de salud maternoinfantil, clínicas móviles en áreas remotas, provisión de agua y saneamiento y programas especializados en enfermedades como la tuberculosis y la leishmaniasis. En la foto, Rony Brauman, presidente de MSF Francia de 1982 a 1994.

Mujeres y niños afganos hacen cola en el centro de salud en 2002. MSF se mantuvo muy crítica con la ayuda humanitaria desplegada en el país de forma politizada, con la aceptación tácita de muchas ONG, tras la caída de los talibanes. Las instalaciones atención humanitaria se convirtieron en blanco habitual de ataques de los insurgentes. Tras el asesinato de cinco miembros del personal de MSF en junio de 2004, MSF decidió cerrar todos los proyectos médicos en Afganistán.

El 13 de abril de 1994, una misión quirúrgica de emergencia partió en un convoy conjunto de MSF y la Cruz Roja desde Bujumbura, en Burundi, para llegar a la capital de Ruanda, Kigali, donde había comenzado el genocidio de los tutsis ruandeses a manos de los hutus unos días antes. En cuestión de horas, un orfanato se transformó en un hospital de campaña y los primeros pacientes llegan la misma noche que llega el equipo.

Desde ese día hasta la toma de Kigali por el Frente Patriótico Ruandés (FPR) a principios de julio de 1994, los equipos de MSF se turnaron para operar este hospital en colaboración con Cruz Roja, que con el paso de las semanas se convertiría en un verdadero refugio para los pacientes que habían sobrevivido a las masacres. Se calcula que fueron asesinadas entre medio millón y un millón de personas.

A comienzos de 2004, la tragedia de Darfur se agravaba a pasos agigantados. MSF envió a un equipo a esta calurosa región sudanesa. Se calcula que más de dos millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares a causa de conflicto racial.

En Bouca, República Centroafricana, en 2013, los equipos de MSF tuvieron que ser evacuados después de recibir serias amenazas por parte de los grupos armados que controlaban la zona. Fueron testigos de ataques contra la población, ejecuciones sumarias, asesinatos, agresiones a machetazos e incendios de barrios enteros. Miles de personas se escondieron y buscaron refugio en los bosques y campos aledaños a sus pueblos. No se atrevían a regresar, por miedo a las venganzas y la represión. La situación se complicó con la llegada de la estación de lluvias y la proliferación de mosquitos. Cuando MSF volvió a los centros de salud y los desplazados regresaron, se comprobó que gran parte de los niños y adultos habían enfermado de malaria.

En 2016, los equipos de MSF a bordo de Dignity, Bourbon Argos y Aquarius (en asociación con SOS Mediterranee) rescataron a 21.603 personas y asistieron a 8.969 que intentaban llegar a Europa cruzando en precarios botes el Mediterráneo. A pesar del clima invernal y el mar embravecido, los migrantes y refugiados continúan tratando de superar el peligroso cruce de Libia a Europa continental. Desde 2014, más de 25.000 personas han muerto o desaparecido en esta travesía.

Personal médico de MSF realiza el turno médico para comprobar el estado de los casos sospechosos de ébola en el Centro de Tránsito del Ébola en Bunia, República Democrática del Congo, en 2019. Entre 2018 y 2020, la ONG fue un referente para controlar la epidemia de ébola que se extendió a otros países.

En 2016, más de 300.000 personas habían buscado refugio en la ciudad de Diffa, huyendo del conflicto en la vecina Nigeria o de los pueblos de la región, principalmente situados a lo largo de la frontera, que habían sido atacados o que estaban bajo amenaza de ataques. Nadie quería vivir en las zonas rurales o en las ciudades más pequeñas. Ante la falta de otras organizaciones en las zonas inaccesibles, MSF se planteó ofrecer atención primaria y secundaria a la población. El acceso a las estructuras sanitarias y la gratuidad de los servicios seguían siendo los retos más importantes.

Halima (c) espera junto a su madre bajo la lluvia en la cola de distribución de comida del campo de personas refugiadas de Jatmoli (Bangladesh) el 30 de abril de 2018. Se trata de refugiados rohingyas que huyeron del genocidio cometido por Myammar, la antigua Birmania, contra esta minoría musulmana.

Campamento de refugiados de Bardarah, en Irak, 2019. Jamilla Muslim Qawas, una refugiada sirio-kurda de 58 años de Kobane, en la consulta en una clínica de Médicos Sin Fronteras. La guerra en Siria ha cumplido una década y el país sufre una grave crisis económica, una sociedad dividida y enfrentada, fuerte represión y más de 12 millones de personas refugiadas o desplazadas de su hogares, además de unos 600.000 muertos, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
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