Amnistía Internacional reclama un tratado internacional contra el uso policial de balas de goma

A veces varía el color del uniforme. Las banderas de sus insignias también cambian de color, pero las pelotas de goma que disparan sus escopetas provocan siempre los mismos resultados: lesiones y muertes entre manifestantes. Precisamente por ello, Amnistía Internacional y la Fundación de Investigación Omega han publicado un estudio conjunto en el que reclaman un tratado internacional contra este tipo de material policial.

"Fuerzas de seguridad de todo el mundo hacen uso indebido, de forma habitual, de balas de goma y de plástico y otras armas de aplicación de la ley para reprimir protestas pacíficas y causan terribles lesiones y muertes", señala AI en "Me estalló el ojo", un informe que acaba de ver la luz y en el exige "controles estrictos de su uso y un tratado global para regular su comercio".

Tras un intenso trabajo de investigación realizado en más de 30 países durante cinco años, AI y la Fundación Omega han logrado documentar "cómo miles de manifestantes y transeúntes han sufrido mutilaciones y decenas han muerto debido al uso, a menudo imprudente y desproporcionado, de armas menos letales con fines de cumplimiento de la ley, incluidos proyectiles de impacto cinético como balas de goma, así como a disparos de balines recubiertos de goma y granadas de gas lacrimógeno apuntados y disparados directamente a manifestantes".

Ambas organizaciones forman parte del listado de 30 entidades que piden un Tratado sobre el Comercio sin Tortura que "prohíba la fabricación y el comercio de proyectiles de impacto cinético intrínsecamente abusivos y otras armas para el cumplimiento de la ley, y que introduzca controles sobre el comercio basados en los derechos humanos del suministro de otros materiales para hacer cumplir la ley, incluidas las balas de goma y de plástico".

Michael Crowley, adjunto de investigación de la Fundación de Investigación Omega, ha destacado en un comunicado que este tipo de armamento "han dado lugar a pérdidas de visión y otras lesiones graves y muertes en todo el mundo".

"Creemos que es necesario introducir con urgencia controles de ámbito global y jurídicamente vinculantes sobre la fabricación y el comercio de armas menos letales, incluidos los proyectiles de impacto cinético, además de directrices efectivas sobre el uso de la fuerza, para combatir el ciclo en aumento de abusos", afirmó por su parte Patrick Wilcken, investigador de AI sobre Asuntos Militares, de Seguridad y Policiales.

En el marco de esta investigación, el Cuerpo de Verificación Digital de AI analizó 300 fotografías y vídeos y descubrió "75 incidentes de uso problemático de proyectiles de impacto cinético en más de 30 protestas en todo el mundo".

Iñigo Cabacas

En España, "el uso de proyectiles de impacto cinético de goma grandes e intrínsecamente imprecisos, del tamaño de pelotas de tenis, ha causado al menos una muerte por traumatismo craneal y lesiones graves a 24 personas, incluidos 11 casos de lesiones oculares graves", según el grupo de campañas Stop Balas de Goma, que ha pedido al Congreso su prohibición.

En un informe publicado el año pasado, Stop Balas de Goma advirtió que en las últimas dos décadas se han registrado 40 casos de personas lesionadas por el uso de este material. En abril de 2012, Iñigo Cabacas, un joven aficionado del Atlhetic, murió a raíz del impacto de un bala de goma disparada por la Ertzaintza.