Cerrar las venas abiertas de América Latina
Pablo Iglesias
La propuesta de Brasil y Argentina de crear una moneda común, el SUR, para sus transacciones comerciales, ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de la integración latinoamericana.
La medida tiene un alcance limitado. Se trata de una propuesta modesta, pero es imposible no verla como un primer paso de ese tanto tiempo anhelado proyecto de integración. El expolio histórico de los recursos de América Latina y su dependencia económica y política siguen apareciendo hoy como los principales límites para que la región emerja de una vez como actor democrático global.
Que hoy los principales países de América Latina cuenten con gobiernos progresistas vuelve a despertar la esperanza de un futuro soberano y con justicia social para la región que, hoy es la gran reserva política de la izquierda a nivel mundial.
Todos sabemos que ese futuro de esperanza pasa por la integración y por hacer frente al depredador del Norte que sigue amenazando a los latinoamericanos por boca de la jefa del comando sur de los EEUU que señala sin pudor, al agua, al litio y al petróleo de los latinoamericanos como sus objetivos de conquista.
Como dijo hace unas cuantas décadas Eduardo Galeano, nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, se especializó en perder: "Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y reserva del petróleo y el hierro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destinos a los países ricos que ganan, consumiéndolos, muchos más de lo que América Latina gana produciéndolos". Lo que dijo Galeano entonces sigue siendo hoy básicamente cierto.
Ojalá los líderes de la izquierda latinoamericana, empujados por sus pueblos, puedan contribuir a ir cerrando de una vez las venas abiertas de América Latina.
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