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Ciudadanos endurece su tono contra Cifuentes alentado por las encuestas

El partido bisagra del Gobierno de la Comunidad de Madrid aprovecha la corrupción para escenificar su distanciamiento con el PP, aunque mantiene su pacto de investidura mientras la presidenta no esté imputada.  

El líder de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, en el último pleno de la Asamblea en el que comparó a Cifuentes con Ignacio González. EFE

De siete a trece escaños en el Ayuntamiento de la capital. Más de un punto de incremento en intención de voto en las elecciones generales. Y un aumento de 17 a 31 diputados en la Asamblea de Madrid. Esos son los resultados de algunos de los sondeos mediáticos publicados desde que saltó la Operación Lezo que terminó con el expresidente Ignacio González encarcelado.

Mientras Ciudadanos sube como la espuma, el PP de Cristina Cifuentes se desinfla a pasos agigantados. Una circunstancia que el partido bisagra del Gobierno de la presidenta madrileña no ha dudado en aprovechar para poner de manifiesto sus diferencias con el PP.

Hasta ahora, durante la legislatura ha habido altibajos en la relación de ambas formaciones. En palabras de fuentes cercanas a la presidenta conservadora, "Ciudadanos enseñaba la patita pero nunca llegaba a morder". Una situación que Cifuentes llevaba con calma, asumiendo las reglas del juego de quien debe hacer oposición pese a sustentar su Ejecutivo.

En el otro lado, los naranjas siempre han presumido de conseguir regenerar al PP y de haber provocado la dimisión de sus diputados imputados, como la última de Josefa Aguado. Pero el pacto de investidura funcionaba: se iban cumpliendo -según ambos partidos- buena parte de sus puntos y Cifuentes consiguió aprobar sus Presupuestos autonómicos, entre otras muchas cuestiones.

Hasta ahí, todos contentos. Pero desde que saltó el escándalo de Lezo y, especialmente, desde que dos informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en la investigación de la Operación Púnica salpicaron directamente a Cifuentes, ella ya ni siquiera se habla con el líder de Cs, Ignacio Aguado, como ha podido saber este diario.

Las supuestas arbitrariedades en la contratación del grupo Cantoblanco de Arturo Fernández -el empresario expresidente de la CEIM financiador del PP- para la cafetería de la Asamblea obligaron a la presidenta madrileña a dar explicaciones en la comisión de investigación de la corrupción de la Cámara regional. ¿El motivo? Ella había sido miembro tanto de la Mesa de la Asamblea que contrataba el servicio, como del Comité de Expertos que recomendó a esa empresa como la mejor en el concurso. Además, fue vocal de Fundescam, la fundación del PP de Madrid a través de la que Fernández hacía donaciones para el partido

Cifuentes y Aguado no se habla desde que se conocieron los informes de la Guardia Civil que salpican a la presidenta

Cifuentes ofreció sus argumentaciones al respecto este viernes en un bronco debate en el que se enzarzó especialmente con los diputados de Podemos y Ciudadanos, Ramón Espinar y César Zafra, respectivamente. Antes de eso, el día anterior, en el pleno, el enganche se produjo directamente con Ignacio Aguado

Él, que en las últimas semanas arremetió con especial dureza contra Cifuentes, culminó su estrategia comparándola entonces con el propio Ignacio González. "No se puede recurrir a los servicios jurídicos de la Comunidad para temas propios", dijo en referencia al uso de la Abogacía de la institución para "pedir un informe que quite peso al de la Guardia Civil". Su antecesor, ahora encarcelado, también utilizó el servicio público de la Abogacía General de la Comunidad de Madrid para fines propios relacionados con el caso de su ático. "Esto no es que no sea elegante, es que no es legal", le recriminó Aguado a Cifuentes. 

"Yo no tengo nada de lo que defenderme porque no he sido acusada de nada", le respondió ella, incidiendo en que no es a la UCO, sino a jueces y fiscales, a quien corresponde hacer valoraciones jurídicas. El mismo argumento que repitió una y otra vez este viernes ante la comisión. 

En esta jornada fue Zafra quién se burló de la presidenta. El portavoz de Cs fue quien consiguió arrancarle a Cifuentes su único reconocimiento de un error: "No valoré [el contrato de la cafetería]", asumió tras explicar que sólo se limitó a dar el visto bueno a los informes de los técnicos sin ni siquiera habérselos leído. "¿Su función en el Comité de Expertos era ver, oír y callar?", le espetó su oponente con ironía. 

Ella salió del paso con victimismo, acusando a la oposición -y, veladamente, con especial mención a sus socios de Ciudadanos- de querer escenificar su "linchamiento" para "arañar votos" intentando "manchar" su trayectoria de "honestidad" con la corrupción. "Pero no lo han conseguido", concluyó Cifuentes. En Ciudadanos creen que sí y confían en que los incontables escándalos que afectan al PP sigan pasándole factura en los próximos sondeos. 

Hasta ahora, los conservadores caen pero Cifuentes sigue siendo bien valorada. Pero los últimos datos hacen referencia a la etapa en la que ella se proclamó como descubridora del caso Lezo, al haber sido quien colaboró con la Fiscalía para destapar el saqueo del Canal de Isabel II. Falta por saber qué ocurrirá cuando los sondeos reflejen también la valoración de los votantes una vez se conocieron los informes de la UCO que salpican a la presidenta. 

Hasta entonces, los naranjas seguirán haciendo una dura oposición aunque, reconocen, no podrán romper el pacto de investidura si Cifuentes no llega a estar imputada. Aun así, todo apunta a que las relaciones entre PP y Ciudadanos se alejarán cada vez más. Los votos están en juego.  

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