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El comisario García Castaño dice que pagó el alquiler de su vivienda y dos coches de lujo con fondos reservados

El dinero, siempre en efectivo, lo tenía en sobres en la caja fuerte de su despacho de la Unidad Central de Apoyo Operativo de la Policía. Admite medio millón de euros en once años a través de "gratificaciones" con cargo a los fondos reservados porque "se jugaba la vida" en las operaciones que le encomendaban.

Enrique García Castaño
Enrique García Castaño. Audiencia Nacional

Enrique García Castaño, jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía Nacional entre 2007 y 2017, se juega 87 años de prisión por dos piezas separadas del caso Villarejo que se están juzgando en la Audiencia Nacional. Se le acusa de de cohecho, falsedad documental, extorsión y revelación de secretos en relación a dos encargos que recibió el comisario Villarejo a través de su grupo empresarial, para los que habría contado con la colaboración de funcionarios policiales, dirigidos presuntamente por García Castaño, apodado 'el Gordo'. 

Una colaboración que el comisario García Castaño ha admitido pero sólo en relación con "operaciones policiales". Así, ha negado haber ordenado recabar datos bancarios al BBVA y de otra índole para el proyecto 'Iron' del caso Villarejo o causa Tándem, sobre el despacho de patentes Balder, un encargo privado que Villarejo recibió en 2013 del despacho Herrero y Asociados, cuando estaba en activo en la Policía. García Castaño ha contradicho lo que en la jornada anterior alegó el inspector jubilado Constancio Riaño, que figura como el peticionario al banco de dichos datos y que dijo que obedeció la orden de su superior, García Castaño.  

Pero, sin duda, uno de los momentos más interesantes de la sesión de este jueves en la Audiencia Nacional ha sido cuando el fiscal Miguel Serrano le ha preguntado a García Castaño por los ingresos en efectivo que figuran en sus cuentas en el periodo en el que trascurrieron los hechos juzgados, los años 2013 y 2014. Constan 25.600 euros ingresados en efectivo de un total de 500.000 euros en once años y medio, desde 2005. 

El comisario no ha logrado aclarar en concepto de qué ingresaba ese dinero periódicamente en la sucursal del Banco Santander del barrio de Canillas, donde se encuentra la Comisaría General de Información. "El 90% de las veces iban mis funcionarios a ingresar el dinero [en su cuenta bancaria] porque yo estaba trabajando en mi despacho. Había billetes de 500 euros", ha explicado García Castaño, según el cual ese dinero procedía de fondos reservados por operaciones en las que "me jugaba la vida". 

El dinero "procede de los fondos reservados y de compensaciones" por asuntos secretos, operaciones convencionales que "a mí se me han encargado", ha matizado. "Hay dos clases de fondos reservados: los normales, regulados por la ley de 1995 que hizo Belloch [exminsitro del Interior] para justificar todo lo que se le venía encima con los GAL, y otro tipo de fondos para operaciones especiales que van aparte", ha abundado en el tema García Castaño y ha puesto un ejemplo: "Cuando iba a Francia y tenía que ir a pagar a una autoridad francesa que colaboraba con nosotros, llevaba dinero en efectivo, y podía comprarme un traje, comer, beber. Tenían que recompensarme de alguna forma... Se me pagaba de esa forma porque me jugaba la vida".

"¿Sobresueldos? ", le ha preguntado el fiscal, mientras la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, trataba de cerrar el asunto: "Ya le ha contestado", decía. Pero el representante del Ministerio Público ha querido profundizar por poder tratarse de "un desvío de dinero público". "No vamos a cuestionar que usted necesitara unos zapatos nuevos para ir a Francia", ha dicho el fiscal tratando de indagar si ese dinero ingresado en las cuentas del comisario era "un retorno de dinero público" que García Castaño adelantaba. "O era dinero de los fondos que había en mi unidad", ha contestado el policía, que ha vuelto a poner un ejemplo: "Por ejemplo, venía una delegación extranjera, yo pagaba con mi tarjeta, compraba un regalo para la mujer de un diplomático". 

Alquiler y coches de lujo

Es decir, el comisario García Castaño no ha logrado aclarar si el dinero ingresado en sus cuentas al margen de su sueldo, el medio millón de euros en once años, correspondía a sobresueldos, pagos de Villarejo por su presunta colaboración en sus negocios privados o desvío de fondos reservados. Ha matizado que parte de los 500.000 euros corresponde también al dinero que reunió como regalo en su boda. "Y todavía tengo algo de dinero guardado", ha anunciado en el juicio. Ha negado haber recibido dinero en efectivo de Villarejo. "Una vez le pedí 5.000 euros para pagar a los colaboradores".

El fiscal le ha preguntado si en febrero de 2014 pagó 16.000 euros en concepto de la anualidad correspondiente al alquiler de su piso en efectivo. "Sí, ese dinero era de mi sueldo, el sueldo de mi mujer y las gratificaciones que me daban. Lo metía en un sobre y lo tenía en la caja fuerte de mi despacho. Mandaba a dos policías de los míos que llevaban el dinero del alquiler y me traían un recibo".

La extraña manera que tenía García Castaño de pagar el alquiler de su vivienda se repitió con la compra de dos coches de lujo para su mujer y para él al comisario Villarejo. "Los puse a nombre de Cenyt-- la empresa de Villarejo--, bueno, no, a nombre de otra empresa, para ahorrarme el IVA, me ahorré 15.000 euros", ha explicado. Por los coches, de la marca BMW, García Castaño ha dicho que pagó 30.000 y 29.000 euros. 

La estrategia de Villarejo

El turno de preguntas de la defensa del comisario Villarejo ha versado sobre la trayectoria del policía jubilado, principal imputado en la causa. García Castaño, que sitúa el inicio de su amistad en 1994, ha avalado su participación en misiones de Estado en Líbano, Siria, Irak, México, entre otros países. 

"Villarejo es un monstruo que han creado los políticos", ha dicho y ha explicado que el comisario figuraba policía en activo al que se le permitía utilizar una estructura empresarial para misiones policiales y para investigaciones privadas en el sentido de mantener la apariencia de una estructura empresarial en activo. Respecto a sus clientes privados, García Castaño ha dicho que es normal que los tuviera porque si no "cómo iba a pagar el alquiler de sus oficinas en la Torre Picasso".

 "Yo he tenido cuatro Villarejo en mi unidad --ha dicho--.Cuatro policías en activo en la policía que tenían sus empresas, facturaban, era su tapadera y su cobertura, autorizado por el Ministerio del Interior". 

Sobre los apuntes que constan en las agendas y otro material de Villarejo, García Castaño ha matizado: "Algunas cosas que el señor Villarejo escribía son falsas, como una comida que apuntó en la que dice que yo comí con el presidente del Gobierno y con su suegro; con su suegro he comido 20 veces, pero con el presidente, jamás".

Tráfico de datos policiales

García Castaño ha negado conocer los dos proyectos de Villarejo por los que él está procesado. "Todas las veces que Villarejo me ha pedido datos está grabado, por esa costumbre mala que tiene este señor, pero para operaciones policiales". "¿Cómo discernía usted si le pedía datos para una operación policial o para sus negocios?", le ha preguntado el fiscal. "Porque me tenía que explicar para qué era. Si era la operación Malaya, Astapa...", ha contestado el comisario, que ha dicho que "si tenía dudas" consultaba con el director adjunto operativo (DAO) si podía dar la información. Ha dicho que en una ocasión el DAO le dijo que no había ninguna investigación abierta sobre un tema en Luxemburgo, para el que Villarejo le había pedido ayuda y "por tanto, se negó".

 "De Balder [el despacho espiado] no me ha pedido nada, dónde está la grabación. Si este señor me hubiera pedido algo seguro que me lo hubiera grabado", ha dicho este comisario, 27 veces condecorado, según ha explicado en el juicio, en el que ha querido dejar claro que de "Balder me enteré cuando se abrió el sumario".

Enrique García Castaño ha arremetido contra el inspector Constancio Riaño y le apunta como el que ordenó recabar los datos bancarios de Balder. "Cuando se piden los datos de Balder al BBVA, los pide Riaño, lo que no es normal es poner: "Tu amigo Enrique está muy interesado en eso". ¿Qué pretendía con ello Riaño? Pues darle una cobertura al invocar mi nombre. En el  mismo escrito pone el nombre de una madre y una hija, esta señora vive en Aldea del Cano (Cáceres), el pueblo del inspector retirado Antonio González Pacheco [Billy el Niño]. Este inspector ya fallecido, denunciado por haber infligido torturas durante la Transición, regentaba una agencia de detectives privados desde que salió de la Policía. 

"¿Venta de información? --le ha preguntado el fiscal-- ¿Tenía sospechas de que el inspector Riaño traficaba con información?" "Sí,  le advertí dos veces de que iba a dar cuenta al régimen disciplinario si volvía a dar datos a comisarios jubilados empleados en empresas privadas y me dijo que no lo volvería a hacer", ha explicado García Castaño. 

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