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La condena a Borràs abre la puerta a la presidencia socialista del Parlament por la pugna entre ERC y Junts

La previsible retirada del escaño a la dirigente de Junts por parte de la JEC, antes del recurso al Supremo, forzará la elección de una nueva presidenta que podría ser del PSC si no existe un acuerdo entre los independentistas.

Laura Borràs
La expresidenta del Parlament, Laura Borràs, en la tribuna de invitados durante la sesión de control al Govern este pasado miércoles. Andreu Dalmau / EFE

Los días de Laura Borràs al frente de la presidencia del Parlament, aunque suspendida desde hace ocho meses, están contados. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que la condena a cuatro años y medio de prisión y 13 de inhabilitación no es firme y la defensa puede presentar recurso, pero es más que probable que la Junta Electoral Central (JEC) le retire el acta de diputada sin esperar la resolución. El PP, Ciutadans y Vox ya le han pedido que lo haga.

La JEC puede retirarle el escaño antes de que la sentencia sea firme

El reglamento del Parlament permite que un diputado pueda continuar en el escaño hasta que una sentencia en contra sea firme, pero la doctrina establecida por la JEC hace muy improbable que este ente no actúe. Esta actuación abrirá paso a un relevo de gran interés político: la presidencia de la Cámara catalana, que es la segunda autoridad de Catalunya, podría recaer en el PSC si finalmente no existe un acuerdo entre los tres grupos independentistas, ERC, Junts y la CUP, actualmente duramente enfrentados.

Así pues, que Borràs continúe como presidenta del Parlament suspendida depende ahora ya exclusivamente de la JEC. El órgano de supervisión electoral tenía una reunión convocada este mismo jueves para tratar temas relativos a la organización de las próximas elecciones municipales del 28 de mayo, pero no ha tomado ninguna decisión al respecto aunque se espera que la orden de retirada del escaño se dé en los próximos días o en pocas semanas.

Laura Borràs, durant la compareixença un cop coneguda la sentència.
Borràs, durante la comparecencia una vez conocida la sentencia. Los precedentes de Torra y Juvillà. ACN

Ya existen en el Parlament varios precedentes de la actuación de la JEC despojando de sus atribuciones a un cargo electo pese a no existir sentencia firme. El primero fue el expresident de la Generalitat Quim Torra, que tuvo que dejar el acta de diputado por orden de la JEC durante la presidencia del Parlament del republicano Roger Torrent.

La orden de la JEC para retirar el escaño a Juvillà fue ejecutada por Borràs

Torra pudo mantener el cargo de president de la Generalitat pese a no disponer del acta de diputado, pero Borràs deberá abandonar también la presidencia del Parlament cuando le sea retirado el escaño. El último caso ha sido el diputado de la CUP, Pau Juvillà. Junts critica este mecanismo, ya que considera que habría que esperar a la sentencia definitiva.

En el caso de Juvillà se da la circunstancia, sin embargo, de que la retirada del escaño y la aceptación de la orden de la JEC se hizo bajo la presidencia de la propia Borràs. Más allá de las consecuencias jurídicas y penales sobre si la actual presidenta del Parlament suspendida tendrá que ingresar a prisión o no, la condena y la retirada del acta de diputada por parte de la JEC abrirá con toda seguridad una encarnizada pugna política por la presidencia de la Cámara catalana.

Por un lado, esta pugna puede revertir en la ampliación de la ya profunda grieta entre los partidos independentistas. Y de paso podría dar la presidencia al PSC, muy probablemente a la veterana socialista Assumpta Escarp. Algo que sería de gran relevancia ya que en toda la historia del Parlament todos los presidentes han sido de CiU o de ERC, con la única excepción del histórico socialista Joan Reventós durante el período 1995-1999, cuando Jordi Pujol perdió la mayoría absoluta.

El diputado de la CUP, Pau Juvillà, comparece ante los medios de comunicación tras la resolución de la JEC sobre el escaño del diputado en la Cámara catalana, a 21 de enero de 2022, en Barcelona.
El diputado de la CUP, Pau Juvillà, con Laura Borràs. David Zorrakino / Europa Press

Sin calendario definido, continúa el interinaje

Está por ver el tiempo necesario para sacar adelante un pleno para nombrar al nuevo presidente. La actividad del Parlament en términos de plenarios está bajo mínimos, a causa de la Semana Santa y a la proximidad de las elecciones municipales. Y, además, ERC quiere impulsar una negociación entre los grupos independentistas, mayoritarios en la Cámara, para tratar de salvar las diferencias actuales con un acuerdo que evite la presidencia socialista del Parlament.

ERC quiere impulsar una negociación entre los independentistas

Según fuentes del grupo parlamentario, la intención es no precipitarse: "La prioridad es poder alcanzar el acuerdo porque es fundamental para el independentismo mantener la presidencia del Parlament".

Las mismas fuentes alegan que de hecho actualmente ya es la vicepresidenta Alba Vergés quien actúa con las funciones de la presidencia desde hace ocho meses. Pero, por un lado, Vergés es la candidata de ERC a la alcaldía de Igualada (Anoia) y habrá que esperar a los resultados para saber cuál será su futuro político.

Por otra parte, la oposición presiona para el nombramiento precisamente por la excesiva duración de la interinidad a la que se ha sometido la presidencia del Parlament desde la suspensión de Borràs, el pasado julio. "Se está degradando la institución de forma grave", asegura el primer secretario del PSC, Salvador Illa.

La presidenta del Parlament, Laura Borràs, amb les vicepresidentes Alba Vergés i Assumpta Escarp, a l'inici de la Junta de Portaveus.
La presidenta del Parlament, Laura Borràs, junto a las vicepresidentas Alba Vergés y Assumpta Escarp, al inicio de la Junta de Portavoces. Mariona Puig / ACN

Sin embargo, el método de elección de la presidencia permite más sorpresas que la mayoría de votaciones, incluida la de investidura del president de la Generalitat. Esto es así porque todos los grupos pueden presentar candidatura y se hace un sistema de doble vuelta. No se requiere mayoría absoluta en la segunda votación, que se efectúa entre las dos candidaturas mejor posicionadas de la primera ronda, sino que gana la presidencia la más votada de ambas.
En la elección de Borràs pasó ella a segunda ronda como candidata de Junts junto a Eva Granados del PSC. Borràs obtuvo 64 votos de Junts y Esquerra, mientras que Granados se quedó con 50 votos (los del PSC, En Comú Podem, PP y Ciutadans). La CUP y Vox optaron por votar en blanco.

ERC quiere un acuerdo independentista para la nueva presidencia

Pero tal y como ya publicó Público, fuentes de la dirección del grupo parlamentario de ERC advierten que "las bases del acuerdo que dio la presidencia del Parlament a Borràs con nuestros votos han desaparecido, por lo que habrá que forjar otro distinto".

ERC defiende llegar a un nuevo pacto con Junts y CUP

En Esquerra piden prudencia y se muestran dispuestos a abrir conversaciones con Junts y con la CUP, y aseguran que quieren que "la presidencia del Parlament la ostente una persona independentista, porque el independentismo supone la mayoría de la cámara". Pero advierten que "hay que negociar y llegar a un acuerdo. Sería un grave error que alguien [en alusión a Junts] dé por sentado que tendrá nuestros votos si llega el caso".

Desde el partido de Oriol Junqueras son muy contundentes: "Esquerra no votará una candidatura del PSC, pero o los independentistas llegamos a un acuerdo o la presidencia del Parlament será para los socialistas". Y es que si ERC votara en blanco al no llegar a un acuerdo, los 32 votos que tienen asegurados los de Junts quedan muy lejos de los 50 que podría volver a obtener una candidata socialista.

Por su parte, el PSC deja claro que optará a la presidencia de la cámara. En este caso, muy probablemente con Escarp como candidata, puesto que Granados ya no forma parte de la Mesa y ha sido designada senadora. Los socialistas reivindican la presidencia del Parlament: "Nos corresponde porque fuimos la primera fuerza en las elecciones y además la mayoría independentista ya no existe, se ha roto. Lo lógico es que el PSC presida el Parlament", asegura un diputado socialista-

Junts, dividido entre renunciar o pactar

Desde Junts no cierran la puerta a optar a la sustitución de Borràs, pero una vez más, el partido se muestra dividido porque los sectores más radicales rechazan pactar con ERC si los republicanos no reorientan su estrategia, que consideran "de claudicación frente al Estado español". Incluso algunos de sus máximos exponentes, como la diputada Aurora Madaula, miembro de la Mesa del Parlament y persona del círculo de confianza de Borràs, apuestan por que Junts renuncie a la presidencia en el Parlament en protesta por la sentencia condenatoria en Borràs.

Junts se muestra dividido porque los sectores más radicales rechazan pactar con ERC

Una posición que ha creado malestar en sectores de la dirección, que consideran un error abandonar espacios de poder institucional, mientras el secretario general, Jordi Turull, hace equilibrios para tratar de frenar el enfrentamiento entre las diversas familias políticas de Junts.

Para Madaula, "sería una opción como señal de protesta para denunciar esta persecución política y que existe un uso partidista de la cámara", en declaraciones a L'Hemicicle de Catalunya Informació. En paralelo, Madaula se descartó para el cargo de presidenta del Parlamento. "Para mí sería muy incómodo", ha reconocido la diputada de Junts.

"No me atrevería porque Borràs lo ha hecho muy bien, porque es una de las mejores presidentas que ha tenido el Parlament y porque es muy injusto todo lo que le está pasando", ha apuntado Madaula. "Además, debería ser la propia Borràs quien decida o proponga su hipotético relevo al frente del Parlament", ha reflexionado.

También el expresident de la Generalitat Quim Torra ha añadido presión a Junts y ha reclamado que la presidencia del Parlament quede vacante para "no normalizar la represión". "No me puedo imaginar que ningún independentista quiera ocupar el cargo después de la sentencia, ni que cuando se le retire el escaño alguien lo ocupe", ha defendido el expresidente, quien ha recordado que cuando se le retiró a él el acta tampoco se le sustituyó como diputado.

Imagen de archivo de 2019 del entonces vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, durante una sesión plenaria en el Parlament de Catalunya.
Una imagen de archivo de Quim Torra con Pere Aragonès. — David Zorrakino. David Zorrakino / Europa Press

Torra calificó la sentencia de "absoluta infamia" y dijo que le parece "absolutamente increíble". Mientras, Esquerra ya prepara la negociación: "Para nosotros no quedará que la presidencia del Parlament sea independentista", aseguran. Los republicanos no concretan las bases para rehacer el acuerdo con Junts y la CUP –o al menos con los primeros, que sería suficiente para desatascar la cuestión–, pero los republicanos buscan que Junts se abra a una posición más dialogante en determinados temas parlamentarios y exista una distensión en el actual enfrentamiento entre ambos partidos.

ERC tiene la opción de presentar candidatura a la presidencia y competir con Junts y el PSC, pero fuentes de la dirección republicana aseguran que esta operación no está sobre la mesa, porque dividiría al voto independentista y dudan mucho de que ERC pueda sumar otros apoyos, que el PSC parece tener garantizados. "Esta estrategia nos lleva a una presidencia del Parlament socialista con mucha seguridad", argumenta esta misma fuente.

La presidencia de Junts de Borràs y la pugna interna en el partido

La sentencia condenatoria a Laura Borràs tendrá también consecuencias internas en Junts. No faltarán las tensiones entre los sectores más retóricamente radicales, afines a la presidenta del partido, y los más pragmáticos, que beben de la herencia de la antigua Convergència, con el alcaldable por Barcelona, Xavier Trias, al frente. También forman parte de ellos el grueso de los exconsellers del Govern capitaneados por Jaume Giró.

Se abrirá un crudo debate interno sobre la cuestión, al menos a medio plazo

La mayoría de los cargos de este sector, especialmente el alcaldable por Barcelona, han evitado apoyar de forma presencial a Borràs, en todo el proceso judicial e incluso hoy mismo, y han medido las declaraciones. De entrada, los 13 años de inhabilitación a los que ha sido condenada impedirán que Borràs vuelva a optar a la presidencia de la Generalitat, ya que no se podrá presentar como presidenciable de Junts en las futuras elecciones al Parlament.

Se trata de un aspecto que puede debilitar su liderazgo interno en beneficio de otros aspirantes a esa posición, como Jaume Giró. Lo que no afecta la inhabilitación es el cargo que ostenta Borràs en el partido como presidenta de la formación. Incluso podría mantenerlo si fuera encarcelada. Pero todo apunta a que se abrirá un crudo debate interno sobre la cuestión, sino inicialmente, sí a medio plazo.

Para no desgastar el partido, pero también porque habrá que interpretar los estatutos de Junts. El texto no permite seguir en la presidencia a alguien condenado por corrupción, salvo casos de lawfare, justamente lo que denuncia Borràs. Una excepción incorporada en los estatutos en el último Congreso con la causa judicial de Borràs ya en marcha.

Si es lawfare o corrupción es algo subjetivo que deberá dictaminar la comisión de disciplina interna, con la que Borràs ya ha tenido algún encontronazo con motivo de la sanción a uno de sus hombres de confianza, el diputado Francesc de Dalmases, por agresión a una periodista. Borràs ya ha manifestado su enérgica voluntad de continuar en la presidencia de Junts y no renunciará a ella sin plantar batalla.

Es un atrincheramiento que preocupa a sectores del partido que querrían pasar página de un caso que los afines a Borràs han planteado políticamente pero que incomoda por las connotaciones de irregularidades en la gestión del ILC que arrastra. A nadie se le escapa que forzar la salida de Borràs de la presidencia del partido podría generar la marcha de la dirigente para explorar otros espacios electorales que se están gestando, como la lista cívica impulsada desde la ANC.

Una marcha que arrastraría a buena parte de sus seguidores, supondría una escisión y una futura dura competencia electoral. Por lo que, de momento, Turull pide calma interna y evitar la precipitación, aunque en equipos como el de Xavier Trias temen que según qué actuaciones de Borràs como presidenta del partido puedan enturbiar una campaña electoral enfocada al pragmatismo, la ausencia de retórica independentista y la posible negociación con el PSC, lo opuesto de lo que defienden los afines a Borràs.

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