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Cuando la derecha perseguía a los judíos en España por su alianza con los nazis

Este 2024, el alcalde Almeida ha otorgado la Medalla de Honor a la comunidad judía, en el contexto de la agresión de Israel contra Palestina. Pero hace 83 años un dirigente franquista que acabó siendo alcalde de Madrid elaboró una lista de judíos afincados en España para entregarla a su amigo Himmler, el número dos del Tercer Reich.

El rabino de la Comunidad Judía de Madrid, Moisés Bendahan, interviene en el acto institucional en conmemoración del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, en el Patio de Cristales de la plaza de la Villa, a 26 de enero de 2023
El rabino de la Comunidad Judía de Madrid, Moisés Bendahan, interviene en el acto institucional en conmemoración del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, en el Patio de Cristales de la Plaza de la Villa, a 26 de enero de 2023. Jesús Hellín / Europa Press

La derecha y la ultraderecha españolas, que dan la espalda al pueblo palestino y se posicionan al lado del Gobierno de Israel, instrumentalizan en estos momentos a la comunidad judía española igual que sus antecesores, los dirigentes franquistas, actuaron en sentido opuesto, persiguiendo a la población hebrea, en consonancia con la política antisemita de sus aliados nazis. 

En los albores de la dictadura franquista, se desplegó una normativa antisemita que hizo, por ejemplo, que muchos de los judíos que llegaban a España huyendo del Holocausto fueran confinados, bajo vigilancia policial, y que algunos de ellos fueran entregados a las autoridades del Tercer Reich. 

Para los historiadores no hay duda de que las intenciones de Franco, en un primer estadio de la Segunda Guerra Mundial, de participar en la contienda al lado de Hitler, provocó un despliegue de hostilidades contra la población judía en España; por otro lado, muy poco numerosa.

Franco ordenó perseguir a los judíos, los investigó por su "peligrosidad" y los censó en una lista denominada archivo judaico policial, con el propósito de entregarla al jefe de las SS, Heinrich Himmler

La prueba de la existencia del archivo judaico policial la descubrió en 1997 el escritor y expresidente de la Comunidad Judía Española Jacobo Israel Garzón, en el Archivo Histórico Nacional: una circular, de mayo de 1941, de la Dirección General de Seguridad dirigida a todos los gobernadores civiles para que informaran sobre los "israelitas nacionales y extranjeros afincados en sus respectivas provincias".  

Una unidad policial contra los judíos

Pero antes de que el director general de Seguridad, José Finat Escrivá de Romaní, conde de Mavalde, destacado pronazi y dirigente de Falange, rubricara aquella orden en la primera posguerra, el caudillo Franco ya tomó medidas contra los judíos en 1938, cuando formó su primer gobierno e incorporó un departamento policial destinado al judaísmo y otro a la masonería. 

"Es la primera vez que un organismo policial franquista hace constar que el judaísmo es objeto de investigación", indica José Luis Rodríguez Jiménez, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, que añade que ambos departamentos estaban integrados en la sección denominada Antimarxismo

Este historiador, autor del libro Bajo el manto del caudillo (Alianza Editorial, 2024), donde profundiza en la protección que la dictadura brindó a destacados nazis y fascistas reclamados por sus países, considera que el discurso antisemita forma parte de la teoría de la conspiración antiespañola.

"Con esta expresión hacemos referencia a un mundo de supuestas intrigas, conjuras y conspiraciones que ha proporcionado una alta rentabilidad a experimentados agitadores y conspiradores en todas las épocas", indica José Luis Rodríguez Jiménez

La Gestapo, en España

Aquella persecución contra los judíos afincados en España se fundamenta en el acuerdo entre las autoridades del bando franquista y el Tercer Reich en el verano de 1938, que, entre otras cosas, permitió a la policía política alemana, la Gestapo, instalarse cómodamente en España para instruir a los falangistas e interrogar a los prisioneros procedentes de las Brigadas Internacionales, entre otras prerrogativas. 

Mensaje antisemita de Francisco Franco el 31 de diciembre de 1939: "Ahora comprenderéis los motivos que han llevado a distintas naciones a combatir y alejar de sus actividades a aquellas razas en que la codicia y el interés es el estigma que las caracteriza (...) Nosotros, que por la gracia de Dios y la clara visión de los Reyes Católicos, hace siglos nos libramos de tan pesada carga..."

Franco se mostró como un firme antisemita durante la guerra y en los primeros años de la posguerra, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Según iba siendo palpable la derrota de los nazis, el discurso antisemita franquista fue perdiendo fuelle. Hasta incluso presentarse el gobierno de Franco ante los vencedores, a partir de 1945, como un régimen protector de los judíos, atribuyéndose falsamente la labor humanitaria de ciertos diplomáticos españoles para salvarlos. Las pruebas de la persecución contra la comunidad judía se ocultaron y se ordenó destruirlas, expurgando los archivos.

El archivo judaico policial

Es lo que ocurrió con la lista de los judíos ordenada por José Finat, director general de Seguridad. Aquella orden decía así: "La necesidad de conocer de modo concreto (...) los lugares y personas que, en un momento dado, pudieran ser obstáculo (...) a los postulados (...) del Nuevo Estado, requiere se preste atención especial a los judíos residentes en nuestra Patria, recogiendo en debida forma cuantos detalles y antecedentes permitan determinar la ideología de cada uno de ellos y sus posibilidades de acción dentro y fuera del territorio nacional". 

La circular, que indica la urgencia en ser obedecida, la halló Jacobo Israel Garzón en el Archivo Histórico Nacional procedente del Gobierno Civil de Zaragoza. Es la única circular que se conserva, al parecer. La orden, fechada el 5 de mayo de 1941, ordenaba recabar información como la filiación personal y político-social, el "grado de peligrosidad", las actividades comerciales y los medios de vida de las personas judías que residieran en España. 

También se establecía que las personas objeto de la orden eran principalmente las de origen español designadas con el nombre de sefardíes "puesto que por su adaptación al ambiente y similitud a nuestro temperamento poseen mayores garantías de ocultar su origen". 

La circular termina pidiendo a los gobernadores civiles una "impresión general" acerca de la importancia y magnitud de las actividades de carácter judaico en la provincia. 

Fueron 6.000 los judíos censados de aquella manera, según publicó Jacobo Israel Garzón en un artículo histórico, por lo que implicaba su descubrimiento, en la revista Raíces, de cultura sefardita. Y pudo consultar alguna ficha que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, como la de Roberto Klein, fechada el 6 de noviembre de 1943 y que advierte entre paréntesis: "Ojo, judío".

El expresidente de la Comunidad Judía de España considera que el archivo judaico no se destruyó completamente y que aún quedan fichas dispersas en otros archivos o fondos. 

El embajador en la Alemania nazi

Un mes después de lanzar aquella orden, Finat fue nombrado embajador en Alemania. No se sabe si llevó consigo los listados y si se los entregó finalmente a su amigo Himmler, al que conoció en el verano de 1940 cuando el aristócrata viajó a Berlín. Meses después, el jefe de las SS devolvió la visita y llegó a España, donde fue agasajado con una corrida de toros, que al parecer le asqueó. 

Finat fue destituido como embajador de Alemania en 1942, perdiendo su influencia en la medida que lo hizo el cuñado de Franco, Ramón Serrano-Suñer, que era su protector y que fue destituido en aquel año como ministro de Asuntos Exteriores. José Finat fue nombrado alcalde de Madrid en 1952, cargo que ocupó hasta 1965. 

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