Este artículo se publicó hace 3 años.
Elecciones en CatalunyaIlla se convierte en la esperanza de Sánchez y de un PSC que quiere salir del ostracismo y volver a ser alternativa
El Partido de los Socialistas de Catalunya, del que el PSOE hasta barajó desvincularse hace unos años, vuelva a ser clave en la política catalana. Aspira a ser el partido más votado, aunque no gane en escaños, o poder ser determinante en la configuración
Manuel Sánchez
Madrid-
Nadie podría vaticinar hace apenas unos meses que en el inicio de la campaña electoral en Catalunya la mayoría de las encuestas apuntaran a que el Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC) podría ser la formación más votada o, en el peor de los casos, poder ser determinante en la configuración del próximo gobierno de la Generalitat.
Sin embargo, este es el escenario con el que la noche de este jueves los partidos políticos catalanes empezarán la carrera electoral que, previsiblemente, acabará el próximo 14 de febrero.
Tras el mandato de José Montilla al frente de la Generalitat (2006-2010), los socialistas catalanes cayeron en una deriva electoral que parecía no tener fin, tanto a nivel autonómico como en las elecciones generales. Baste como ejemplo recordar que en el 2008, encabezando la candidatura Carme Chacón, el PSC llevó al Congreso 25 diputados catalanes; pasando a solo ocho representantes en 2015. Y el derrumbe de representación política en el Parlament de Catalunya fue aún mayor.
En medio de este proceso, se produjo una sangría de abandonos en el socialismo catalán, siendo el más significativo el de Ernest Margall en el 2018, cuando decidió afiliarse a ERC.
En esos años, fue el nuevo ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, quien sostuvo las riendas del partido contra viento y marea. Iceta quiso reconducir al PSC a su vía catalanista, rechazando cualquier veleidad independentista e intentando recuperar las señas tradicionales del socialismo catalán.
No lo tuvo fácil, porque si los mensajes de Iceta no eran entendidos en Catalunya, a quien siempre se le acusó por parte del independentismo de tener una posición equidistante y sucursalista; menos se entendían durante un tiempo en Ferraz, donde cualquier guiño al nacionalismo que hacía el primer secretario del PSC incendiaba a los barones del PSOE.
Fue José Bono quien más de una ocasión propuso desvincularse del PSC y que el PSOE se presentase en Catalunya con sus propias siglas, y durante las primarias siempre se especuló que esta posibilidad podría contemplarse si estaba al frente del partido Susana Díaz. Para muchos dirigentes del PSOE, los socialistas catalanes ya no aportaban nada, más bien restaban, y, además, eran fuente de conflicto interno.
El escenario cambió cuando Sánchez ganó las primarias e Iceta apostó por Sánchez. El líder socialista, como dijo, siempre defendió a Iceta y, aunque los resultados electorales del PSC siguieron siendo mediocres, el partido encontró su sitio en ese posicionamiento intermedio o equidistante entre el independentismo y los mensajes centralistas de los partidos de derecha estatales.
Todo apuntaba a que el PSC volvería a mejorar resultados estas elecciones, pero lejos de tener un papel protagonista en la política catalana, y lo mas probable es que siguiera otros cuatros años más en el ostracismo político. Sin embargo, la jugada de apostar por Salvador Illa como candidato puede ser, para muchos, la resurrección del todopoderoso PSC de otras épocas. La aspiración desde el Gobierno, Ferraz y el PSC es convertirse el 14-F en el partido más votado, una posibilidad que se veía imposible antes de la candidatura del ya ex ministro. Ahora, se ve al alcance de la mano.
Los nichos de voto
Uno de los argumentos que se esgrimen sobre la posibilidad de poder ganar las elecciones en votos es que ya lo hizo Ciudadanos en los últimos comicios, con mucha menos implantación en Catalunya. Fuentes consultadas creen que una gran parte de la bolsa de votos que obtuvo Ciudadanos eran habituales votantes de los socialistas catalanes, y ahora pueden volver. Pero, además, esperan que también votantes de ERC vayan a las filas socialistas, en protesta por el entreguismo de los republicanos a la derecha independentista catalana. Y, como tercer nicho de votos, está en poder sumar apoyos del electorado de En Comú. Además, tampoco se descarta un corrimiento de votos del votante de centro-derecha que se inclina habitualmente por partidos de ámbitos estatal.
No obstante, se sabe que el objetivo de ser primera fuerza en votos es muy ambicioso, pero lo que se asegura es que el PSC puede tener un resultado que puede ser determinante en cómo se configure el próximo Govern de Catalunya. Es decir, que su presencia en el Parlament pueda ser válida para poder configurar un Ejecutivo con otras fuerzas políticas.
Sánchez se va a implicar en las elecciones en varios actos, aunque toda la campaña está diseñada en potenciar la figura de Salvador Illa
Desde el Gobierno y desde Ferraz se mira con expectación lo que vaya a ocurrir en las elecciones Catalunya. A nadie se le escapa que no es lo mismo un nuevo Gobierno formado por formaciones independentistas, que otro donde pueda estar presente el PSC.
Fuentes del Gobierno aseguran que lo que ocurra en esas elecciones "sí será determinante para la legislatura y para el Gobierno" en muchos aspectos, y Pedro Sánchez es el primero que es consciente de ello.
El líder socialista se piensa implicar en la campaña sin complejos y participará en varios actos, ya que se sabe que su valoración es alta en Catalunya y puede ser un factor a sumar. De hecho, abrirá este mismo jueves la campaña junto al candidato del PSC. No obstante, la campaña está diseñada en torno a la figura de Illa, cuya candidatura nadie duda que ha alterado todo el panorama político en Catalunya.
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