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Euskadi inicia la campaña electoral bajo la atenta mirada de Madrid

Los principales líderes políticos pasarán por el País Vasco durante las próximas dos semanas. Entre ellos estará Rajoy, que intentará utilizar los resultados para forzar una nueva negociación sobre su permanencia en La Moncloa. El PNV, en cambio, tensará la cuerda con Podemos para evitar un nuevo 'sorpasso'. La presencia del inhabilitado Otegi también atraerá las miradas.

Foto de archivo de Arnaldo Otegi, junto a Maddalen Iriarte. / JUAN HERRERO (EFE)

BILBAO.- “Cuando veas a Urkullu, dile que me debe unas vacaciones”. La frase, pronunciada por el responsable de Prensa de uno de los principales partidos de Euskadi, sintetiza a la perfección la realidad del escenario político vasco. A lo largo de agosto, todas las formaciones se vieron obligadas a poner en marcha sus respectivas maquinarias electorales de cara a las elecciones que se celebrarán el próximo día 25, un mes antes de lo que se preveía. Apenas superada la resaca de las generales del pasado 26 de junio, las urnas volverán a estar abiertas para elegir la composición del nuevo Parlamento Vasco. Antes toca una nueva serie de carteles, eslóganes, debates… Bienvenidos a otra campaña electoral.

El pistoletazo de salida ha tenido lugar al anochecer de este jueves, el primero con cielos cubiertos tras varios días de intenso calor. Unos días que no sólo se recordarán por los 42 grados que se alcanzaron el pasado martes, sino también por los distintos actos –y actitudes- de precampaña que sacudieron a Euskadi durante las últimas cuatro semanas. Ni siquiera agosto frenó a los principales dirigentes políticos, que cambiaron las chanclas y los bañadores por los micrófonos, las banderas… y hasta por una furgoneta tipo salchichauto, como la utilizada por el candidato del PP, el ex ministro de Sanidad Alfonso Alonso, para recorrer algunos puntos de la geografía vasca y repartir gildas –un pintxo muy propio de esta zona- a quienes quisieran escucharle.

El PNV, que parte como favorito en las encuestas, también intentará romper moldes: este sábado celebrará una gran fiesta al aire libre en un parque de Bilbao. El objetivo, según sus organizadores, es demostrar que la reivindicación política no está reñida con la diversión. Dicho de otra forma, que puedes ir a un acto político a tomar algo y bailar con tus amigos. El evento, que arrancará a las 13.00 y se prolongará hasta la medianoche, forma parte de una cuidadísima campaña de los nacionalistas, que desde la noche del pasado 26 de junio tienen muy claro cuál es su reto: frenar, como sea, el avance de Podemos. En las últimas elecciones generales, el partido de los círculos –con una dirección política que apenas llevaba seis meses al frente de la organización- consiguió el temido sorpasso a la formación de Urkullu, colocándose como la opción favorita de la ciudadanía vasca.

En ese contexto, la encuesta difundida este jueves por el CIS ubica al PNV en el primer lugar, con 27 o 28 parlamentarios –en las anteriores elecciones obtuvo 27-, mientras que EH Bildu tendría 16 escaños –cinco menos que en la última legislatura- y Elkarrekin Podemos –nombre de la coalición que componen la formación morada, IU y Equo- irrumpiría en el Parlamento Vasco con 15 o 16 representantes, por lo que se produciría un empate entre ambas candidaturas. Por su parte, el PSE bajaría a ocho parlamentarios –la mitad de los obtenidos en las anteriores elecciones- y empataría con el PP –que perdería dos en relación a la última legislatura-. De acuerdo a este estudio, Ciudadanos quedaría fuera del Parlamento Vasco.

En cambio, el sondeo divulgado 24 horas antes por EITB –Radio y Televisión Pública Vasca- muestra un panorama algo distinto, sobre todo en la pugna por la segunda plaza. Según esta encuesta, el PNV quedaría primero con 27 escaños, seguido por EH Bildu con 17 y Elkarrekin Podemos con 14. EITB coincide con el CIS en otorgar ocho escaños al PSE y otros ocho al PP, al tiempo que pronostica que Ciudadanos obtendría un representante en Vitoria.

No se fían

Más allá de estas primeras encuestas, el PNV no bajará la guardia hasta el último día. En Sabin Etxea –cuartel general de los jeltzales- son conscientes de que se aproxima un parlamento muy fragmentado, en el que costará mucho consolidar una mayoría absoluta
–fijada en 38 escaños-. Por tanto, Urkullu y los suyos intentarán rebajar las expectativas de crecimiento de Elkarrekin Podemos, al que acusarán de ser un ente “centralista” que “un día besa la ikurriña y al siguiente da vivas a la Guardia Civil y al Ejército”, tal como ya afirmó el presidente peneuvista, Andoni Ortuzar, durante la pasada campaña electoral.

Frente a esas críticas, Elkarrekin Podemos se dispone a desnudar el “espejismo vasco”
–término que durante los últimos días alcanzó una amplia difusión en las redes sociales, al punto de convertirse en trending topic a nivel estatal- que defiende el PNV. ¿Cómo? Recordando, por ejemplo, que en Euskadi también ha habido recortes y precariedad. Además, la candidata Pili Zabala –hermana de una víctima del GAL- reivindicará una propuesta de paz y convivencia que permita consolidar el fin del conflicto vasco y curar, si es que se puede, las distintas heridas.

Mientras tanto, EH Bildu combinará las propuestas puras y duras con la denuncia sobre el veto de Arnaldo Otegi como candidato a lehendakari, tal como dictaminó el Tribunal Constitucional esta misma semana. De hecho, el líder de la izquierda independentista seguirá encabezando los principales actos de la campaña, aunque no lo tendrá tan fácil –por no decir imposible- para participar en espacios electorales. Por ejemplo, ETB suspendió la emisión de la segunda parte de La otra cara de los políticos, un programa sobre los distintos candidatos –entre los que aparecía Otegi- a la espera de que la Junta Electoral determine si es posible emitir ese espacio con la presencia del postulante vetado. “Se está a la espera de la respuesta para programar dicha emisión antes del inicio de la campaña electoral o, en su caso, en otra fecha todavía sin determinar”, informó la Televisión Pública Vasca en un comunicado.

En esa segunda parte no sólo aparecía Otegi. Por ejemplo, la candidata del PSE, Idoia Mendia, realizaba un vuelo en parapente. La ex consejera de Justicia en el Gobierno Vasco de Patxi López no tuvo miedo a esa aventura, ni tampoco a la que deberá enfrentar el próximo día 25: tratar de frenar la pérdida de votantes socialistas. ¿De qué manera? Entre otras, tirando de Pedro Sánchez. Tras el acto celebrado el pasado domingo en Donostia, el secretario general del PSOE volverá a Euskadi en otras dos ocasiones. La primera será el día 11 en Vitoria. Luego, a finales de semana, regresará a Gipuzkoa para dar otro mitin.

En cualquier caso, Sánchez no será el único líder político que pasará por el País Vasco. Este sábado habrá un acto de Pablo Iglesias en Barakaldo, mientras que Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, estará el 18 en otro mitin de Elkarrekin Podemos en Donostia. Entre ambas fechas habrá tiempo para recibir a otras figuras del partido de los círculos, como su número dos, Iñigo Errejón, o el diputado de En Comú Podem Xavier Domènech.

Los cálculos de Rajoy

Por su parte, la derecha también enviará a sus principales referentes a Euskadi. El presidente en funciones, Mariano Rajoy, participará en un acto junto a Alonso. El día, aseguran fuentes del PP, aún está por determinar. Mientras tanto, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha vuelto este jueves a Vitoria –había estado allí mismo el pasado domingo- para participar en el lanzamiento de la campaña de su desconocidísimo candidato a lehendakari, Nicolás de Miguel.

Tanto interés tiene su explicación. Actualmente, los principales partidos de ámbito estatal miran con gran atención lo que pueda ocurrir en Euskadi, ya que los resultados de las elecciones del 25-S podrían influir en el incierto futuro político de España. Uno de los más interesados es el PP: los conservadores no descartan que el PNV acabe negociando su abstención en una nueva sesión de investidura tras las autonómicas vascas, algo que los nacionalistas niegan, de media, una vez al día. Pero hay más: el presidente en funciones cree que un mal resultado del PSE contribuiría a debilitar la posición de Sánchez dentro de su partido. Según esa teoría, el camino a La Moncloa podría empezar en Vitoria.

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