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40 aniversario del 23FFelipe VI elogia a su padre por el 23F en plena crisis de la Corona por los escándalos de Juan Carlos I
El jefe de Estado destaca el papel de su padre ante "aquella inaceptable fractura del legítimo y legal orden democrático" durante su discurso en el homenaje del 40 aniversario del intento de golpe de Estado de 1981.
Pilar Araque Conde
Madrid-Actualizado a
Felipe VI ha elogiado la "firmeza y autoridad" del emérito para "mantener el orden constitucional" en el golpe de Estado del 23F. Durante su discurso en el homenaje del 40 aniversario del intento de golpe de Estado de 1981, celebrado este martes en el Congreso, el jefe de Estado ha destacado el papel de su padre ante "aquella inaceptable fractura del legítimo y legal orden democrático".
El rey, que hasta ahora había omitido referirse de forma expresa sobre su padre –se encuentra huido en Abu Dabi (Emiratos Árabes) desde el pasado mes de agosto–, ha puesto en valor su "responsabilidad y compromiso" con la Constitución para tomar las medidas necesarias para frenar la intentona golpista. Eso sí, solo ha hablado de su padre en estos términos sin mencionarle en más ocasiones a lo largo del discurso.
Para parte de la población, el entonces rey, Juan Carlos I, se convirtió en el "héroe de la Transición" por su papel en el golpe de Estado protagonizado por el coronel Antonio Tejero, que irrumpió acompañado de varios guardias civiles en el hemiciclo del Congreso mientras se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo al grito de "¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo! ¡Se sienten, coño!". El monarca, a través de un mensaje televisado, pidió tomar "todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente".
Si bien, las sombras que todavía planean sobre aquel día han puesto en entredicho el papel del emérito, además de dar pie a una posible implicación de Juan Carlos I en aquel golpe. De hecho, con motivo de esta efeméride, los partidos independentistas, soberanistas y republicanos han pedido este martes en el Congreso que se conozcan "con exactitud" cada documento, cada grabación, cada información significativa que obre en poder del Estado español y que aporte "luz y taquígrafos" a los "verdaderos acontecimientos que alumbraron" el 23F.
De igual forma, Felipe VI ha querido significar "con gran admiración y gratitud" en la persona del entonces presidente del Gobierno Adolfo Suárez, a una larga lista de hombres y mujeres, civiles y militares, que ofrecieron esa noche, también junto a los medios de comunicación, un "ejemplo de coraje y de lealtad" a las instituciones del Estado y nuestra Constitución.
"El rechazo institucional y ciudadano a la ruptura de nuestro marco de convivencia fue decisivo para detener y vencer aquel golpe del Estado. Igualmente, la honda convicción democrática de los parlamentarios y miembros del Gobierno, que durante aquellas largas horas del 23 al 24 de febrero fueron retenidos aquí en esta Cámara, confirmó el sentir de los ciudadanos a los que representaban y a los que servían", ha recordado.
Tras mencionar que él también vivió aquel episodio histórico, ha subrayado que todos los ciudadanos e instituciones están obligados a "defender, proteger y preservar nuestra convivencia en democracia y libertad". Estas palabras han sido pronunciadas en el Salón de Pasos Perdidos, delante de los ponentes de la Constitución, el presidente y los vicepresidentes del Gobierno, el líder del partido mayoritario de la oposición, las presidentas del Congreso y del Senado, los miembros de la la mesa de la Cámara Baja, y los portavoces de los grupos parlamentarios. Y entre estos últimos, también ha estado presente Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de la extrema derecha en el Congreso, cuyo partido ha llegado a decir que el actual Gobierno, elegido democráticamente en las urnas, es "peor" que la propia dictadura de Franco.
Felipe VI ha regresado a la Cámara Baja un año después de su última visita, cuando tuvo lugar la apertura de la XIV Legislatura, celebrada el 4 de febrero de 2020. Precisamente, desde ese momento hasta ahora han sido muchas las informaciones y momentos que han puesto en entredicho la utilidad de la Casa Real, sumiendo a la actual monarquía española en una crisis sin precedentes. La opacidad que envuelve a esta institución, así como la reiterada negativa del Congreso a investigar las presuntas acciones ilícitas de la Familia Real, tampoco ha ayudado a mejorar su imagen. Y, de fondo, los problemas judiciales y los escándalos económicos que señalan al emérito, investigado por la Fiscalía del Tribunal Supremo por el presunto uso fraudulento de tarjetas black, blanqueo de capitales y el supuesto cobro de comisiones en la construcción del AVE a La Meca.
Consciente de ello, el actual jefe de Estado ha destacado el papel de la monarquía como "símbolo de unidad y permanencia del Estado". "Mi compromiso con la Constitución es más fuerte y firme que nunca", ha rematado.
Batet también ha destacado el papel del emérito
Por su parte, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, también ha conmemorado la "decidida reacción de nuestras instituciones públicas que, encabezadas por su majestad el rey don Juan Carlos, asumieron la defensa de la democracia ante la amenaza del golpe y usaron eficazmente sus capacidades constitucionales para derrotar a los golpistas".
En su discurso, Batet ha puesto en valor que la sociedad española, con la "exitosa superación de los retos de la transición", ha dado a luz una democracia "reconocida en el mundo y plenamente integrada en la comunidad internacional de los estados libres", ha señalado en un momento que coincide con las manifestaciones por la libertad de Pablo Hasél y la defensa de la libertad de expresión.
"La discusión intelectual sobre cómo mueren las democracias se ha desarrollado en los últimos años, pero la práctica, también reciente y vista en directo en todo el mundo, ha mostrado la profunda razón y la virtualidad real de esas preocupaciones: la creciente polarización de la política y su traslado a los ciudadanos, con las fracturas sociales que genera; el populismo de las respuestas fáciles o de las presuntas verdades incontestables; o el miedo y la negativa a enfrentarse a la complejidad", ha sostenido.
En esta línea, ha ahondado: "Todos ellos son antiguos y bien conocidos enemigos de la democracia, que pueden reconocerse sin problema en nuestra realidad actual. Una realidad que nos muestra cómo incluso las democracias más asentadas y reconocidas no están exentas de esos riesgos y deben ser defendidas cada día", ha advertido en clara alusión al elevado clima de polarización que sacude la política actual tanto en las Cortes como en el resto de cámaras autonómicas.
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