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Gibraltar en la mira: un derrame por un choque de barcos, 300 años de contencioso colonial y el silencio oficial
Moncloa mantiene un perfil bajo en todo lo relacionado con el conflicto histórico. Las reuniones entre ambas administraciones desde el Brexit se han producido sin publicidad del Gobierno español. La disputa sobre el territorio y las aguas dura ya tres siglos.
Madrid-Actualizado a
"Según España son aguas españolas y según Gibraltar son aguas gibraltareñas. Es una cuestión de política internacional que se lleva debatiendo 300 años". El alcalde de la Línea de la Concepción (José Juan Franco), de un partido independiente, explicaba este jueves de manera muy simple lo que sucede con las aguas adyacentes a Gibraltar. El choque entre dos barcos y el vertido de fuel en el mar han reavivado con conflicto histórico enquistado desde hace 3 siglos y con el que el Gobierno mantiene una gran discreción.
En Moncloa y en los diferentes ministerios implicados guardan silencio oficial sobre cualquier tipo de referencia a quién pertenecen las aguas donde se está produciendo el incidente. El Ejecutivo se está centrando en ayudar todo lo posible a atajar un accidente medioambiental que puede provocar importantes daños. Una persona ya ha sido detenida por este suceso.
Según recoge actualmente la web oficial del Ministerio de Exteriores, "Gibraltar es la única colonia que queda en Europa". "La plaza fue ocupada en 1704, durante la Guerra de Sucesión española, y sus habitantes fueron forzados a desplazarse a la vecina localidad de San Roque", recuerdan desde el Gobierno.
España se aferra además al artículo X del Tratado de Utrecht, por el que la Corona española cedió a Gran Bretaña la ciudad y castillo de Gibraltar juntamente con su puerto, defensas y fortalezas. Pero se interpreta que España no cedió el istmo, ni las aguas adyacentes, ni el espacio aéreo suprayacente, que son espacios de soberanía española. "Más de la mitad del istmo, en su parte meridional, fue ilegalmente ocupada por el Reino Unido durante el siglo XIX, donde se erigió una verja en 1909", destaca el texto de postura oficial.
"España siempre ha subrayado que la ocupación del istmo es ilícita y contraria al Derecho Internacional y, por lo tanto, ha reclamado siempre su devolución sin condiciones. España tampoco reconoce la verja como frontera internacional, teniendo la consideración de una línea de demarcación. Por este motivo el puesto aduanero y de control de policía de La Línea de la Concepción no corresponde con el trazado de la frontera reconocida por España, de conformidad con el Tratado de Utrecht", añaden.
Según la ONU, Gibraltar es hoy un territorio no autónomo pendiente de descolonización. Como tal, no forma parte del territorio del Reino Unido, que es su potencia administradora y es responsable de sus relaciones exteriores. "La existencia de una situación colonial en Gibraltar viola la integridad territorial de España y debe ponérsele fin a través de negociaciones bilaterales entre el Reino Unido y España. Las negociaciones sobre soberanía, corresponden exclusivamente a los Gobiernos de España y el Reino Unido", afirman en Exteriores.
Pero la posición de los británicos dista mucho de esta visión. Para rizar más el rizo, hace escasos tres días la cadena de tv británica BBC confirmó que Gibraltar era oficialmente una ciudad del Reino Unido, algo que choca con la visión oficial del Gobierno de manera histórica.
El asunto de las aguas está completamente enquistado. Reino Unido se aferra a la Constitución de los Océanos, de 1994. Esta se basa en un tratado aprobado en 1982 por la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. En él se consagraba la idea de que 'no existe costa seca', es decir, que cualquier territorio costero tiene proyección jurisdiccional sobre sus aguas adyacentes. Las interpretaciones jurídicas en este punto son diversas pero el asunto nunca ha sido llevado a los tribunales internacionales por nuestro país.
Situación tras el Brexit
El perfil bajo sobre Gibraltar se ha mantenido también en los últimos tiempos, especialmente desde el Brexit, que abría una nueva etapa en las relaciones entre España y las autoridades gibraltareñas.
Tras el Brexit, los acuerdos UE-Reino Unido sobre Gibraltar necesitan del acuerdo previo de España. Es decir, ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin acuerdo entre España y Reino Unido. El Consejo Europeo destacó también que "Gibraltar no estará comprendido en el ámbito de aplicación de los futuros acuerdos entre la UE y Reino Unido".
Sin embargo, los avances desde finales del año 2020 han sido escasos. O al menos no se han transmitido públicamente. Lo único que ha trascendido es que se han producido reuniones técnicas entre ambas administraciones desde 2021. También influyen en este punto las relaciones tensas entre Reino Unido y la UE. Además del Protocolo sobre Gibraltar, España concluyó un paquete de acuerdos bilaterales con Reino Unido formado por cuatro memorandos de entendimiento (MOUs) sobre derechos de los ciudadanos, tabaco, medio ambiente y cooperación policial y aduanera.
Los encuentros entre ambas administraciones han generado polémicas de forma reciente. En julio de 2020 se desveló un encuentro de la anterior ministra de Exteriores, Arancha González Laya, con el presidente gibraltareno Fabián Picardo. Un hecho que provocó la protesta de la oposición (PP, Cs y Vox) y al que salió el paso el Gobierno recordando que su posición no había cambiado y que el encuentro no suponía un reconocimiento de Picardo como interlocutor sobre el futuro de la colonia.
Hace apenas unos días, el 27 de agosto, desde el Gobierno de Gibraltar se confirmaba un encuentro de Picardo y otras personas de su administración con personal del Ministerio de Exteriores español en Córdoba. No se desvelaron más detalles, según se publicó en los medios locales del peñón. El Ministerio de Exteriores de José Manuel Albares guardó silencio.
La derecha agita la soberanía
Las autoridades locales españolas de la zona, especialmente el alcalde de Algeciras (José Ignacio Landaluce, del PP) se cruzaron reproches con la administración de Gibraltar durante este jueves. "Espero que se deje ayudar, porque con esa actitud de no dejar entrar a nadie en las aguas que ellos dicen que son suyas al final se tiene una actitud negligente porque el daño medioambiental es absolutamente para todos", destacó. La actitud del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ha sido más conciliadora en el tono, también ofreciendo su ayuda para colaborar.
Quien tampoco ha dejado pasar la oportunidad de hacer ruido y reivindicar a las bravas su posición ha sido la extrema derecha de Vox. El partido de Santiago Abascal reclama al Gobierno central que pida explicaciones al británico. "Dicen que tienen derecho a hacer lo que quieran porque es su colonia y no, esto es suelo español y aguas españolas", señaló la fuerza ultraderechista. "Tener a Gibraltar en la Bahía de Algeciras es como tener una piraña en la bañera", afirmó el diputado Agustín Rosety.
Una sucesión de problemas, casi siempre en verano
Durante los últimos años Gibraltar ha sido un asunto recurrente y foco de conflictos. Uno de los más sonados tuvo lugar en el año 2013. Desde Gibraltar se lanzaron bloques de hormigón al mar para construir un arrecife artificial. El Gobierno, por entonces presidido por Mariano Rajoy, denunció que esos hechos eran una violación del derecho internacional.
También han sido frecuentes las expulsiones de patrullas de la Guardia Civil en diferentes momentos y diferentes encontronazos en este sentido. De la misma manera, el sector pesquero se ha visto afectado por el conflicto político y diplomático. Un hecho significativo tuvo lugar en 2012, cuando el líder gibraltareño decidió impedir a los barcos gaditanos faenar por la zona porque pretendía preservar la fauna y flora marítima de la zona.
Reino Unido también acusó a las fuerzas de seguridad españolas de entrar ilegalmente en sus aguas en 2015 durante una operación policial. Las llamadas en Londres al embajador español de turno también han sido habituales por actos de este tipo. Las consecuencias de este último episodio, con un barco y un derrame en el mar, aún están por determinar.
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