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Incautan a un simpatizante de VOX un arsenal de armas y explosivos en Miranda de Ebro

La Guardia Civil informa de la detención en Burgos de un peligroso delincuente que fabricaba explosivos y reparaba armas en casa, pero ocultó que era un simpatizante muy activo de VOX.

Rubén López Rebollo.

Rubén López Rebollo, de 43 años, detenido en su piso familiar de Miranda de Ebro, con el mayor arsenal de armas de guerra, munición y explosivos de los últimos años en nuestro país, era un fanático ultraderechista seguidor del fundador de Falange José Antonio Primo de Rivera y de VOX, cuyas consignas racistas, misóginas, homófobas e insultantes contra las organizaciones de izquierda ocupaban gran parte de su actividad en sus redes sociales.

No obstante, según la Guardia Civil “no se ha detectado en la investigación, que ha sido intensa, ningún vínculo con ninguna otra persona ni con organizaciones de ningún tipo, ni terrorista, ni extremista, ni delincuencia organizada”, aseguró en rueda de prensa el teniente coronel Alfonso Martín, jefe de la Comandancia de Burgos, algo que contrasta notablemente con los datos obtenidos.

Según los agentes la investigación se ha desarrollado a lo largo de los últimos tres años y han situado el origen de las armas, como viene siendo habitual, en el mercado internacional de compraventa de armas inutilizadas procedentes de países de Este, bien Eslovaquia o República Checa, como ya ha ocurrido en otros casos. En el que nos ocupa Rubén López había adquirido la pericia de recuperar para su reutilización estas armas supuestamente inutilizadas, pero también había adquirido conocimientos químicos para la elaboración de explosivos y detonantes. De hecho, según cuenta la Guardia Civil, el detenido “fabricaba la carga de su propia munición”.

La rehabilitación de armas inutilizadas ya era conocida en otras operaciones realizadas por la Guardia Civil contra organizaciones de ultraderecha, como la realizada en 2005 en Valencia contra los nazis del Frente Anti-Sistema (FAS) en la llamada Operación Pánzer. De hecho, la organización contaba con expertos, como militares del Ejército español enrolados en esta organización criminal, que hacían acopio de armas que después reparaban y vendían para armar y financiar a la organización. Para ello era imprescindible un gran conocimiento y pericia en técnicas de soldado en frío, imprescindibles para que el arma recuperada no le explotara en las manos a quien se atreviera a detonarla.

Una explosión en casa

La vivienda familiar ubicada en la planta séptima de la calle Condado de Treviño, de Miranda de Ebro, era el cuartel general de Rubén, quien había ubicado el taller de fabricación en la terraza cerrada acristalada de la casa, que da precisamente a la fachada principal del edificio. Es fácil identificar, porque desde la ventana contigua a la terraza de cristal negro, cuelgan o colgaban una bandera de España franquista y una bandera falangista.

Bandera falangista y franquista cuelgan en la vivienda del detenido

Bandera falangista y franquista cuelgan en la vivienda del detenido.

Tanto su padre Rafael como su madre Rosa eran sabedores de la singular actividad que desarrollaba su hijo, y según la Guardia Civil los padres le habían advertido de la peligrosidad de lo que hacía, pero de nada sirvió. “Él restaba importancia al tema y decía que todo era legal y que no había ningún peligro”.

Pero los padres lejos de actuar optaron por callar y no denunciar, poniendo en peligro sus propias vidas y las del resto del vecindario e, incluso llegado el caso, de los transeúntes.

Y esto es grave, ya que según informaciones a las que ha tenido acceso Público, hace algunos meses se produjo al parecer una detonación en la vivienda del detenido que provocó la caída de un tabique. De este hecho el vecindario no quiere comentar nada, ya que aun todavía no asimila el riesgo vivido.

Rubén, que trabaja como oficial en la empresa metalúrgica Mecoim, cada vez que terminaba un explosivo -según cuenta un teniente de la guardia civil- cogía el ascensor y bajaba hasta el aparcamiento del edificio donde depositaba los artefactos en su plaza, sin saber en estos momentos con qué fin.

El Rambo Bierzo

Este no es el único caso de un ultraderechista armado hasta los dientes con armas de guerra en Castilla y León. Recordemos el caso de Miguel Antonio Reguera González, en 2010. Este individuo, más conocido como El Rambo del Bierzo, fue denunciado por la Plataforma Antifascista del Bierzo y la Guardia Civil encontró en su vivienda también un tremendo arsenal de armas de guerra y armas cortas y munición. Durante meses el rambo y los amigos salían a disparar a campo abierto en la localidad leonesa de Cacabelos y después difundía en redes sociales los videos que grababa.

Aquel caso fue muy mediático e inquietante, pues el nazi detenido no sólo hacía ostentación de sus armas, sino también de simbología nazi y había convertido su casa y su propio cuerpo en lugares de culto al nazismo. Tras ser condenado a 10 años de prisión en primera instancia la Justicia le rebajó la pena a cuatro años y después la dividió en dos delitos separados, para que solo cumpliera 10 meses de servicios a la comunidad que, para mayor gloria del reo, quedó en manos de un sacerdote de extrema derecha que oficiaba misas en el pueblo pidiendo por la libertad del nazi.

El arsenal ocupado

• 17 artefactos explosivos de fabricación casera (5 del tipo granada de mano, 6 bombas de tubo y 4 bombas de hierro fundido, 1 de bola esférica y 1 termita)
• 26 armas de fuego: 1 fusil de asalto, 1 subfusil, 2 escopetas, 3 rifles, 1 carabina, 2 armas largas de fabricación artesanal, 8 revólveres y 8 pistolas; varios de ellos municionados, incluso con cartucho en la recámara y por tanto listos para ser usados
• Más de 30 kilos de precursores de explosivos
• 6 detonadores eléctricos y numerosas mechas para explosivo
• 4 armas prohibidas (1 bastón estoque, 1 tirachinas perfeccionado y 2 pistolas de descargas eléctricas)
• 2.846 cartuchos de diferentes calibres
• 1 ballesta de poleas
• Numerosas piezas de armas y cargadores
• 1 silenciador
• 1 chaleco antibalas
• Más de 4.000 vainas, proyectiles, fulminantes, turquesas, moldes, tacos, pólvora y maquinaria para la fabricación de cartuchería metálica y semimetálica con proyectil de diferentes calibres, incluidos calibres de guerra
• 35 artefactos pirotécnicos clase III y 4 botes de humo
• Material de laboratorio (matraces, probetas, cubetas de precipitación, máscara antigás, guantes, etc.) para fabricar las mezclas explosiva.

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