La izquierda, frente al reto de "volver a enamorar" a Andalucía
La política, además de datos, son sensaciones y, en este momento, la izquierda en Andalucía, después de años de luto, cree que está en condiciones de recuperar terreno mientras el PP de Moreno gestiona expectativas demasiado altas.
Cuando la izquierda andaluza se despertó este lunes, el dinosaurio seguía allí. Por más que la sensación de éxito, alegría y alivio que recorrió PSOE y Sumar tras el 23J como un latigazo eléctrico fuera real, tan real como la decepción en el PP, consumida su victoria por las expectativas creadas, la mayoría absoluta del PP de Juan Manuel Moreno no se había desvanecido.
Como la pesadilla de Augusto Monterroso, tampoco se habían esfumado los 34 diputados –25 del PP, 9 de Vox– y los 2.256.458 millones de votos que recibieron Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal en Andalucía este domingo por los 27 escaños –21 del PSOE y 6 de Sumar– y 1.980.090 votos de la izquierda.
Estos datos ponen a PSOE, sobre todo, y Sumar –que mantuvo los seis escaños que tenía– frente al espejo y traen al frente los deberes que les puso el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero: "enamorar" de nuevo a los andaluces. ¿Cómo recuperar la hegemonía perdida? ¿Se ha iniciado el 23J a pesar de la dulce derrota el camino de la recuperación tras la debacle de las autonómicas?
Sin embargo, la política, además de datos, son sensaciones y, en este momento, la izquierda en Andalucía, después de años de luto, cree que está en condiciones de empezar a recuperar el terreno perdido mientras el PP gestiona expectativas demasiado altas. Creer es el primer paso para poder.
Andalucía "no es de derechas", argumenta un diputado de Sumar a Público. Aunque en este momento lo parezca: "Aunque el modelo –añade– del PP andaluz siga parte del electorado comparte un sentido común andaluz más progresista que conservador. Eso ha dado opciones al bloque progresista. En particular hay una fortaleza del PSOE reseñable".
"Y no es menor la capacidad de Sumar de revalidar seis diputados: el arraigo de las izquierdas que la integran, el hecho de que la propuesta socialdemócrata enganche con los problemas estructurales de Andalucía y el sentido común andaluz progresista son factores que explican en parte esa fuerza de Sumar", añade el parlamentario.
El PSOE andaluz ha retrocedido cuatro escaños y sólo ha ganado en Sevilla. Sin embargo, también existe otra lectura de sus resultados, que es a la que se agarra la dirección del PSOE y la que viene avalada por sus sensaciones y las de parte de la militancia: aportó a Sánchez 1.459.264 votos –24.000 más que en 2019– y obtuvo un porcentaje similar al de hace cuatro años: el 33,48% por el 33,36%.
Además, la ventaja del PP –cierto es que cada elección es diferente– se ha reducido al mínimo, a tres puntos, 16 menos que hace un año en las autonómicas, cuando el vapuleo de Moreno se tradujo en 19 puntos de diferencia, y dos menos que en las municipales de mayo pasad cuando el PP ganó por cinco puntos. La Ley D'Hont favorece la acumulación de voto en un solo partido, lo que en estas elecciones benefició al PP en cuatro provincias.
"Ahora hemos recuperado medio millón de votos. Es importante. Y nos anima a seguir peleando. Y, sobre todo, lo de este domingo nos demuestra que no hay nada escrito". "Quedan tres años" para las autonómicas, aseguran en la dirección del partido.
Así, el camino, creen, está pavimentado ya para iniciar la recuperación de lo que fuera un feudo sin discusión durante décadas, ahora en manos del PP: "Eso es lo que tenemos que hacer". "Hemos frenado a Vox", argumenta otro cuadro. La ultraderecha ha perdido tres diputados en la Comunidad respecto a 2019.
Sin embargo, esto no es suficiente para las viejas glorias del partido en Andalucía, defensoras siempre de un PSOE ganador, que, en esta campaña salieron a arropar a Pedro Sánchez, frente a las diatribas de Alfonso Guerra y los silencios de Felipe González.
"El que ha vuelto es el PSC y también el PSE, que han ganado en Catalunya y en Euskadi. En Andalucía no se ha ganado", asegura una de ellas. "Los resultados serían aún mejores si el antisanchismo no estuviera de brazos cruzados y Felipe (González) y Alfonso (Guerra) ayudaran", afirma otra fuente.
Espadas y la decepción en el PP
El PSOE andaluz tiene ahora mismo un elefante en la habitación: el liderazgo de Espadas, en el que todas las fuentes consultadas por este diario, de todos los sectores y sensibilidades, salvo obviamente las de la dirección socialista, que defienden que si los malos resultados se le achacan a él, los buenos –o los mejores– deben atribuírsele también, consideran que en este momento no pita, que no cala entre la militancia ni entre el electorado.
Nadie cree en el PSOE –solo una fuente de las consultadas por Público afirmó tal cosa– que haya que abrir este melón ahora. Es un tema para otro momento, cuando toque ver la candidatura a la Junta de Andalucía, pero la ausencia hoy de liderazgo de Espadas se asume como una verdad incómoda.
El siempre díscolo Luis Ángel Hierro, candidato frente a Susana Díaz y Espadas en las últimas primarias, afirmó en Twitter: "Tenemos que resetear alguna federación y bastantes provincias, comenzando por el PSOE de Andalucía. Hay que reconstruirlo entre todos. Tenemos que dar la vuelta a los resultados y no lo conseguiremos sin integración y con una ejecutiva que ha dado lugar a tres fracasos electorales sucesivos. Las responsabilidades políticas hay que asumirlas y el tiempo es oro".
Lo cierto es que aunque el PSOE no haya ganado, en el partido predomina el análisis de que la organización ha mantenido el tipo aun perdiendo cuatro escaños, que ha estado en su media y que ni antes ni ahora es justo comparar unas elecciones con otras, unas generales con unas autonómicas.
"El que se ha equivocado es Moreno Bonilla, al haber vinculado el resultado a él. Después de las municipales, pensaba que se iba salir del mapa, y no ha sido así", asegura otro exalto dirigente socialista.
En el PP, las fuentes consultadas lo admiten: "Aunque se hable de victoria hay decepción porque se sabe que el gobierno es imposible. En Andalucía, aunque se ha ganado, no han sido los resultados que se esperaban".
Hay en el PSOE quien es muy contundente en sus afirmaciones contra Espadas –que fue elegido en primarias, que ganó por mayoría absoluta, y por tanto, goza de esa legitimidad– y afirma que no va a ser el candidato en 2026.
Otros le invitan a pensar que por qué tuvo medio millón de votos menos que Sánchez. Y hay quien defiende en términos afectuosos su gestión y su trabajo, aun sabiendo que hoy por hoy no conecta.
Esta, podría decirse, desafección, desconexión, indiferencia, quizás, de la militancia con el líder del PSOE andaluz, lo pudo comprobar cualquiera que hubiera ido al mitin de cierre de campaña en La Rinconada –el pueblo de Javier Fernández, secretario general del PSOE de Sevilla y presidente de la Diputación, un valor sólido y en alza– donde Espadas coincidió con Zapatero y con María Jesús Montero, a la que, de nuevo, muchos en el partido señalan como una excelente candidata a la Junta.
Se notó allí el afecto de la gente por Fernández, Montero y Zapatero mientras que la intervención de Espadas pasó sin pena ni gloria e incluso hubo quien pensó que se alargó demasiado.
De todos modos, en política lo que es verdad un día, al siguiente no lo es. Esto lo saben bien Espadas –quien fue vapuleado en las municipales de 2011 por Juan Ignacio Zoido y cuatro años después, que también los navegó entre severas críticas, le arrebató la alcaldía de Sevilla– y el propio presidente Sánchez, autor del libro Manual de resistencia. En política quien resiste, vence.
Más allá de las cuitas en clave exclusivamente andaluza del partido y los pensamientos de unos y otros, hay una clave que hoy es muy relevante para Sánchez y para el PSOE: Espadas aporta hoy en la mayor federación tranquilidad y sosiego a la dirección del partido.
Su apoyo sin fisuras al presidente en un momento en que para gobernar, Sánchez va a tener que hacerlo mediante algún tipo de acuerdo, tácito o explícito, con fuerzas independentistas, no es un tema menor.
"Ese debate quedó resuelto" el 23J, proclama otro socialista con amplia experiencia, visión política y que tuvo galones en su momento: "Franco ha muerto en estas elecciones. La España centralista, nacionalcatólica, todo eso perdió el 23J. Franco ha muerto ahora", explica.
El factor Zapatero
Como factores importantes, intangibles y coyunturales que contribuyeron a mejorar el resultado de la izquierda en Andalucía, frente al auge del PP de Moreno Bonilla, se destacan tres.
Por un lado, el movimiento de la vieja guardia –que se aprestó a defender a Sánchez en un momento crítico– con el que se desmontó el recurrente relato del "verdadero PSOE", el de Felipe González, que tan bien le viene a los intereses de la derecha.
"Aquí lo hicimos. Tenemos la fea costumbre de pelearnos mucho, pero también la buena costumbre de estar todos a una. El PSOE es así. La vida interna es movida, pero cuando llega el momento (vamos juntos)", afirma uno de los firmantes de ese manifiesto. Ese texto lo firmaron también Manuel Jiménez Barrios y Juan Cornejo, exlugartenientes de Susana Díaz.
"Ha sido importante lo que hizo Zapatero. El silencio del otro presidente (González) dejaba solo a Sánchez"
Por otro lado, cuadros del PSOE andaluz consideran que la campaña de Zapatero fue un elemento aglutinador que reactivó a la organización y al resto de la izquierda también. "Ha sido importante lo que hizo Zapatero. El silencio del otro presidente (González) dejaba solo a Sánchez, pero este señor no estaba solo", asegura una fuente.
"Zapatero se ha convertido en el nuevo González, en la referencia", asegura otra de las fuentes consultadas. "Ha levantado la moral y ha insuflado ganas al ejército. Ha movilizado al partido", asegura otra.
"Zapatero ha levantado el ánimo de toda una organización que ha sido subestimada por la derecha. Y por eso, tiene el reconocimiento de todos y cada uno de los militantes", remachan en San Vicente.
Por último, la última semana de campaña del PP y de Sánchez y Díaz ayudó también a mantener el tipo a la izquierda. "La campaña se ha jugado bien, aunque se comenzara mal, la última semana ha supuesto un giro. No hay duda de que las campañas importan", afirman fuentes de Sumar.
"La ultraderecha está muy inflada en el imaginario. Eso les daba enormes expectativas pero también ha generado una movilización a la contra por encima de lo esperado. El miedo no solo ha operado en el bloque conservador sino también en las bases progresistas y en las generaciones maduras. Al final Pedro Sánchez tenía razón con el adelanto", agregan en Sumar.
Todo el mundo coincide en ese análisis, incluso en el PP andaluz. "Se piensa aunque no se diga, que la última semana de campaña ha sido muy floja. No se entiende que Feijóo no fuese al debate", aseguran fuentes del PP.
No deja de tener su relevancia que uno de los principales asesores de Feijóo sea el andaluz Elías Bendodo: en Génova, por h o por b, se despreció el precedente Arenas, quien en 2012, igual que hoy Feijóo, se olvidó del clásico refrán: no vendas la piel del oso antes de cazarlo. Y más si ese oso se llama Pedro Sánchez.
Epílogo gaditano
En Cádiz, se presentaba Adelante Andalucía, la apuesta andalucista de Teresa Rodríguez y José María González Kichi. El resultado fue un fracaso, que se suma al fiasco de las municipales, en las que perdieron la alcaldía de Cádiz, después de que Kichi lo dejara al cumplir ocho años al frente de la institución. El análisis a vuelapluma de las fuentes de la dirección consultadas por Público contienen estos elementos.
Por un lado, la "polarización". "La movilización del voto del miedo de la izquierda ha sido claramente la clave. El ciclo: los pactos autonómicos y municipales (del PP) con Vox, la censura cultural y una pésima campaña de Feijoó han ido elevando la moral de la izquierda sociológica, que no ha faltado a las urnas. Yolanda Díaz ha hecho una muy buena campaña, ha salvado los muebles".
El punto de vista soberanista también entra en la ecuación del 23J, para Adelante Andalucía. "El progresismo en este país le debe un agradecimiento a la izquierda soberanista, que ha sido muy generosa en la noche (del 23J). La izquierda progresista no se basta sola para enfrentar el giro reaccionario que ha sufrido este país. Los soberanismos son una vacuna frente al españolismo rancio, pero en Andalucía, no, aún no…"
"Nuestros resultados han sido testimoniales, irrelevantes, no hemos sido capaces de hacer arraigar la necesidad de una fuerza soberanista andaluza. Tendremos que mejorar mucho", agregan las fuentes.
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