Este artículo se publicó hace 3 años.
La izquierda juega sus últimas cartas para lograr el Gobierno de Madrid por primera vez en 26 años
El PSOE llama a convertir los aplausos en votos, Más Madrid sitúa a García como la alternativa a Ayuso e Iglesias apuesta por una reforma fiscal que permita tener servicios públicos en condiciones
La campaña de las amenazas se encamina hacia su cierre. Después de la tensión, dicen, llega la calma. O al menos, en este caso, una aparente normalidad. Aparente, solo. Nunca se sabe con una campaña electoral en la que se ha reventado –carteles xenófobos y balas de fusil en sobres por en medio– la mera posibilidad de un diálogo civilizado entre candidaturas –aún resuena ese "lárgate" impune de Rocío Monasterio a Pablo Iglesias en el debate de la Ser–.
La jornada se dispersa en titulares diversos, conectados solo por el 4 de mayo, martes.
Así, los policías investigan el origen de las cartas amenazadoras y hallan pistas. El PSOE se queja a la Junta Electoral por el acto institucional del 2 de Mayo, Día de la Comunidad, en el que la presidenta que aspira a reeditar el cargo, actuará como presidenta. El PP se disfraza ahora de ultraderecha, ahora de moderación, ahora de centralidad, según convenga; arremete con todo contra Unidas Podemos –que nadie de los suyos se olvide de que Gabilondo y García necesitan a Iglesias–, y pone al director del CIS, José Félix Tezanos, en la diana, al que acusa de trabajar de manera encubierta para el PSOE.
Los indecisos, en torno al 20%, ya se van decidiendo, como es natural. En los cuarteles generales de los partidos se da por segura una participación por encima del 70%, alta para unas autonómicas. La atmósfera de la campaña y la implicación de los líderes nacionales son dos de las causas, si finalmente la gente acude en masa a votar.
Una cosa ha quedado clara en esta campaña. Hay dos bloques, uno liderado por el PP, el otro, según las encuestas, por el PSOE. Lo pregunta que quedará respondida el 4 de mayo es: ¿Habrá un cambio en Madrid, después de 26 años de gobiernos consecutivos del PP? Para ello, para lograr el vuelco, la izquierda juega sus últimas cartas. El PSOE se reivindica como el partido de los derechos, Iglesias reclama una reforma fiscal que permita tener servicios públicos en condiciones y Más Madrid ubica a Mónica García como la verdadera alternativa a Ayuso.
Aplausos y votos
Este viernes, los referentes orgánicos del PSOE, José Luis Ábalos y Adriana Lastra han arropado a Ángel Gabilondo, que invita a convertir "los aplausos" en votos –"venid conmigo, venid conmigo. Vamos juntos, esto es proyecto político"– y Pedro Sánchez, el presidente, fija el marco de lo que está en juego en un artículo en El Socialista.
"[A diario se asiste] a la propagación de falsedades, al cuestionamiento de la legitimidad del gobierno democrático, a la inoculación del odio al oponente y al cuestionamiento de cualquier valor de progreso y de justicia social que caracterizan a una democracia avanzada. Sabemos lo que nos toca hacer ante esta ofensiva reaccionaria tan dañina para la convivencia y para la democracia. Somos el partido de los derechos de la mayoría frente a los privilegios de unos pocos", firma el presidente.
Mientras, Iglesias, empeñado desde el jueves –una vez atraído de manera irremediable el PSOE a su órbita, derretidas las cautelas iniciales de Gabilondo– en captar el voto no solo para la izquierda, sino para Unidas Podemos, le recuerda a los socialistas que un nuevo gobierno implica cambios y que estos cambios tienen que ver con una fiscalidad diferente, más progresiva, que incorpore ideas redistributivas y se componga, tal vez, al revés, a partir de las necesidades de financiación de la Comunidad, del país, y que no se interprete como un castigo, una penalización a los ricos.
Hablar de impuestos es hablar de servicios públicos, es hablar de sanidad y de educación para todo quisqui. En eso hace hincapié Iglesias. "¿Pensáis que vamos a tragar con que no haya reforma fiscal en Madrid (...) que no vamos a hacer lo necesario para que entren 10.000 profesores en educación? (...) Sabemos que para llegar a acuerdos es necesario ser firmes", dice Iglesias, según recoge Europa Press.
Mónica García, candidata de Más Madrid, a la que las encuestas dan como la sorpresa de la campaña, sueña –junto a Íñigo Errejón, el núcleo irradiador– el sueño del sorpasso –lejano, difícil– y su equipo saca una lona en la que solo aparecen García y Ayuso vestidas con las chaquetas que llevaron–de color rojo– al único debate a seis de la campaña, en Telemadrid. Debajo, se lee: "Y tan distintas". ¿La idea? Ubicar a García como la verdadera alternativa a Díaz Ayuso.
"Mientras Ayuso vive de la confrontación, Mónica apuesta por reducir el ruido y la crispación. Mientras Ayuso ha mirado para otro lado en los meses más duros de la pandemia, Mónica ha estado en la UCI de su hospital. Mientras Ayuso defiende una forma individualista y cerrada de vivir en Madrid, Mónica defiende una forma plural y empática", indicaron a Europa Press desde Más Madrid.
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