La limpieza de Barcelona, una de las principales preocupaciones, se cuela en campaña
Después de 12 años, este mandato ha cambiado de manos el contrato que se lleva más parte del gasto municipal, con cerca del 10% del presupuesto. Analizamos con el consistorio y los sindicatos su implementación y los cambios que ha supuesto
Emma Pons Valls
Barcelona--Actualizado a
La limpieza de la ciudad es una de las cuestiones que más preocupa a los barceloneses, sólo detrás de la inseguridad y por delante del acceso a la vivienda. Cerca del 16% de ciudadanos lo consideran el mayor problema que tiene Barcelona, según datos del último Barómetro municipal. Esto la convierte en uno de los temas principales que se tratarán durante la campaña de las elecciones municipales y cada partido intentará sacar rédito para ganar apoyos ciudadanos.
El contrato de limpieza se lleva el 10% del presupuesto municipal en Barcelona
El contrato de limpieza se lleva en Barcelona, y en la mayoría de municipios, buena parte del presupuesto municipal. En la capital asciende a 300 millones anuales, el 10% de todo el gasto del Ayuntamiento.
Este último mandato, además, ha sido noticia porque después de 12 años el contrato ha cambiado de manos y esto ha supuesto muchos cambios, entre ellos la renovación de camiones y contenedores, pero también de las estrategias, frecuencias y métodos de limpieza. El nuevo contrato, dividido en cuatro lotes, está operado por las empresas CCC Medioambiente, Urbaser, Sorigué y Valoriza Servicios Medioambientales.
"La ciudad está mejor que cuando arrancamos el mandato, aunque por el medio ha habido cambios de percepción", afirma Eloi Badia, concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica. Primero el temporal Gloria, en enero de 2020, y después la pandemia, iniciada en marzo del mismo año, supusieron cambios en las dinámicas de limpieza de la ciudad que impactaron en el empeoramiento de los indicadores.
Mientras que en diciembre de 2019 sólo un 2,2% de los barceloneses consideraban la limpieza el mayor problema de la ciudad, esta proporción se ha ido incrementando hasta el 15,8% actual. Sin embargo, el Ayuntamiento no lo interpreta en términos del cambio de contrato: "A falta de problemas, seguridad y limpieza son el comodín. En todas las ciudades, sean del color que sean, el tema de la limpieza siempre está presente", apunta Badia.
Sin embargo, después de un año del inicio del nuevo contrato y de la limpieza intensiva propulsada por el plan Cuidem Barcelona, el consistorio está revirtiendo la mala percepción y los indicadores están empezando a mejorar. ¿Por qué una de las ciudades europeas con más papeleras por habitante -prácticamente una por cada 60 vecinos- ha tenido tan mala valoración de la limpieza en los últimos tiempos?
El impacto del turismo de masas y el comercio electrónico
El nuevo contrato ha permitido un lavado de cara a la ciudad en un momento en el que se enfrentaba a retos como el retorno del turismo masivo, la gestión de nuevos residuos, como los derivados del comercio electrónico, los cambios urbanísticos y también la racionalización del uso del agua en momentos de sequía.
El nuevo contrato ha permitido una adaptación quirúrgica en los barrios
"El cambio de contrato convive con la realidad económica y social y nos da más recursos económicos, humanos y de maquinaria para caracterizar cada barrio", señala Badia. Esto ha permitido diseñar un "servicio hecho a medida barrio a barrio, calle a calle y plaza a plaza".
El contrato se empezó a desplegar en marzo del 2022 en Ciutat Vella, el Eixample, Gràcia, Sant Andreu y Sant Martí, y seis meses más tarde lo hizo en Sants-Montjuïc, Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Horta-Guinardó y Nou Barris. Hoy en día, ya está todo el personal incorporado y todos los servicios están en marcha con las mejoras implementadas.
2020 y 2021, sin embargo, fueron dos años críticos en cuanto a la percepción ciudadana de la limpieza. Tanto el temporal Gloria como el Covid detuvieron y retrasaron el mantenimiento de parques y jardines, con la degradación que esto supone a nivel del verde. Además, durante los momentos más duros de la pandemia, la ciudad estaba totalmente desinfectada, sin tampoco turistas ni coches, y cuando volvió la normalidad esto provocó un gran contraste: "Hubo un choque con la realidad y la percepción era que la ciudad estaba más sucia", apunta Badia.
Además, todo ello se sumó a la sensación de "desorden" promovida por los cambios urbanísticos, en ese momento todavía provisionales, como los espacios pintados de amarillo o las barreras New Jersey para ampliar el espacio de las terrazas. "La gente nos hablaba de espacio público, y no solo de contenedores", añade el concejal. En este contexto es cuando nació el plan Cuidem Barcelona, que aunque estaba planificado para un año, el consistorio apuesta por mantener. En 2023 se centrará en borrar pintadas, reparar mobiliario urbano y plantar árboles, entre otras cuestiones relacionadas con el espacio público.
Nuevos contratos también en Tarragona y Girona
Barcelona no es la única capital de provincia en la que la limpieza ha sido noticia este mandato. En Tarragona, el convenio finaliza este mes y la modificación de las condiciones del contrato ha provocado protestas de sus trabajadores. El concurso ya quedó desierto el pasado año, y para evitar que volviera a ocurrir, el Ayuntamiento modificó la estructura de los costes. Los sindicatos han denunciado que esto repercutirá en una pérdida del 30% de la masa salarial. En total, Tarragona destinará con el nuevo contrato cerca de 20 millones anuales a la limpieza, también en torno al 10% del total de presupuesto municipal.
Los trabajadores han protestado por los cambios
En Girona el contrato de limpieza también ha cambiado de manos este año. Ahora lo lleva la UTE FCC Arema Girona, en un convenio que se alargará hasta 2030 y que también tiene un coste de 20 millones anuales, un 15% de todo el gasto municipal. Los sindicatos de Girona+Neta, la empresa que realiza la recogida de residuos en la ciudad, tampoco han acogido bien el cambio y han denunciado el "mal estado de los vehículos, condiciones laborales precarias y puertas giratorias".
En Lleida, la Paeria ha puesto en marcha una campaña para fomentar el civismo mientras no resuelve qué hará con el contrato de limpieza, vigente desde hace más de 20 años y que en los últimos tiempos ha encadenado varias prórrogas. Aunque el contrato finalizaba el pasado 31 de enero, todavía no hay noticias sobre el nuevo concurso.
El nuevo contrato, prácticamente 100% desplegado
En Barcelona, pese a la buena valoración global del cambio, la principal carencia que reconoce el Ayuntamiento es la ausencia todavía de parte de los camiones, que a causa de la crisis global de componentes han visto retrasada su llegada. La electrificación de la flota ha sido una de las principales banderas del cambio, por lo que esto supone a nivel de reducción de contaminación y también de ruido, además de la renovación tecnológica.
Se han sustituido los 25.000 contenedores de la ciudad
Además, se han sustituido prácticamente ya todos los contenedores de Barcelona, unos 25.000. Ahora, la sequía ha implicado nuevos retos, y se está realizando la limpieza con agua freática transportada por camiones cisterna. "Dentro de poco se hará con agua regenerada, un cambio que veremos también en el riego de las plantas", apunta Badia.
La sequía ha implicado restricciones en toda Catalunya, y una de las consecuencias ha sido el cambio del agua para limpiar y regar. Hasta ahora, los vehículos se abastecían directamente de los hidrantes para los usos habituales, pero ahora se realiza a través de una veintena de camiones cisterna de grandes dimensiones. Además, se ha reducido el volumen de agua utilizado para las plantas, y en el caso del césped, se ha dejado de regar por completo.
Más trabajo y convenio congelado
Sin embargo, los trabajadores de la limpieza de Barcelona se quejan de que los cambios han comportado un mayor volumen de trabajo sin ampliar la plantilla en consecuencia. "Los trabajadores tienen más trabajo pero hacen las mismas horas, el personal está estresado", lamentan fuentes de la CGT.
Los cambios en las condiciones laborales, en el punto de mira
El sindicato se queja de los cambios en las condiciones laborales que ha supuesto el nuevo contrato y de disfunciones, especialmente en lo que se refiere a la poca operatividad de los camiones viejos mientras los nuevos todavía no llegan. "Hace falta más personal, camiones en condiciones y que baje la carga de trabajo", insisten las fuentes.
CCOO, por su parte, pone énfasis en la necesidad de renovar el convenio colectivo, congelado desde 2019, pero hace una buena valoración del cambio. "Hay un proceso de adaptación de las empresas, ha sido un cambio abismal, pero no más drástico que con cualquier otro contrato", apunta Isabel Gutiérrez, secretaria general de la federación de Hábitat de CCOO.
El sindicato se centra en las negociaciones, que tienen previsto empezar en breve, para mejorar la promoción, las categorías, la antigüedad y los salarios, entre otros aspectos del convenio. "Apostamos por buscar todas las mejoras para que el servicio sea el adecuado", añade Gutiérrez, quien apunta que la mejora de las condiciones facilitará también la búsqueda de nueva plantilla.
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