La Mesa del Congreso: historia de un órgano que los partidos quieren controlar legislatura tras legislatura
El voto de Junts y el del PNV serán fundamentales para escoger la nueva Mesa. Los nacionalistas vascos no han tenido un puesto en este órgano, que acostumbra a presidir el PSOE, desde 2011 y los catalanes, desde 2016.
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Este jueves 17 de agosto arranca la XV legislatura. Las sesiones de constitución en el Congreso y el Senado se celebran a la vez desde las 10 de la mañana. Los políticos que han conseguido escaño obtienen su condición de diputados y senadores y se realizan las votaciones para escoger al presidente o presidenta y al resto de cargos de las Mesas de las Cámaras. En el Senado la votación no genera tantas dudas debido a la mayoría del PP, que controla la Cámara alta. Pero en el Congreso la votación promete estar muy ajustada.
El PSOE presenta a Francina Armengol para presidir el Congreso y el PP, a Cuca Gamarra
El PSOE presenta como candidata a presidir la Mesa a Francina Armengol, la expresidenta balear que se estrena como diputada en el Congreso. El PP ha propuesto, por su parte, a Cuca Gamarra, la secretaria general del partido y hasta la anterior legislatura, portavoz de su grupo parlamentario. Hasta ahora los socialistas han ostentado la presidencia en nueve legislaturas por cuatro de los populares. Mientras el PP ha tenido cuatro presidentes distintos, el PSOE ha tenido seis.
Ya ha habido socialistas mallorquines presidiendo la Mesa
El socialista mallorquín Félix Pons, que antes había sido ministro de Administración Territorial en el Gobierno de Felipe González, ha sido la persona que durante más tiempo ha ocupado el cargo de presidente de la Mesa del Congreso: tres legislaturas —la III, la IV y la V—. Lo fue durante casi 10 años: de julio de 1986 a enero de 1996. El PSOE volverá a intentarlo en esta legislatura con Armengol, que también es de Mallorca.
Los socialistas Félix Pons y Meritxell Batet son los únicos que han presidido el Congreso durante más de una legislatura
Pons es, además, el único junto a la también socialista Meritxell Batet —presidenta del Congreso hasta la disolución de las Cortes el pasado mes de mayo— que ha ocupado el cargo en distintas legislaturas. Aun así, Batet no es la segunda persona que más tiempo ha ocupado la presidencia de la Cámara baja. La socialista catalana suma 1.400 días en ese cargo entre la XIII legislatura —la fallida de 2019— y la XIV —que terminó antes de las elecciones de este 23 de junio— frente a los 1.414 del popular Jesús Posada.
Posada ocupó el cargo en la IX legislatura, entre el 13 de diciembre de 2011 y el 27 de octubre de 2015. Félix Pons, por su parte, sumó 3.308 días en el cargo —descontando los tiempos entre legislaturas—.
Pons, además, ha sido la persona más joven en llegar al cargo. Aunque se podría considerar que hay un empate técnico con Federico Trillo, del Partido Popular. El socialista se convirtió en presidente de la Mesa del Congreso en julio de 1986, con 43 años, 10 meses y 1 día. Trillo en marzo de 1996, con 43 años, 10 meses y 4 días.
La importancia de la mayoría de la Mesa
La presidencia del Congreso es importante porque la persona que ocupa ese puesto se encarga de dirigir la Mesa. Además, el puesto equivale a la tercera autoridad del Estado —únicamente tiene por delante al rey y al presidente del Gobierno— y otorga una gran relevancia pública a quien lo ocupa, ya que preside las sesiones del Pleno y trae consigo una importante presencia mediática. Los presidentes del Congreso, además, suelen gozar de mayor simpatía que otros cargos políticos. Aun así, para el devenir de la legislatura lo más importante es otra cosa: tener mayoría en la Mesa.
La Mesa decide sobre la legalidad y admisión a trámite de las iniciativas que registran los grupos parlamentarios
La Mesa fija las actividades que se realizan en el Congreso, ordena el calendario de las sesiones y califica las iniciativas parlamentarios que registran los grupos —tiene que decidir sobre su legalidad y sobre su admisión a trámite—. Por ello, es aún más importante que la presidencia. Si un hipotético Gobierno no logra tener mayoría en la Mesa, la oposición cuenta con una herramienta para torpedear la acción del Ejecutivo. De hecho, en España ya hay antecedentes.
Cuando Pedro Sánchez llegó al Gobierno en 2018 tras la moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy, el PP y Ciudadanos tenían mayoría en la Mesa del Congreso, lo que supuso algunas trabas para el nuevo Ejecutivo socialista. Por ello, tras los ajustados resultados del 23J tanto al bloque conservador como al progresista les interesa hacerse con el control de la Mesa para luego, si logran formar Gobierno, poder tener más fácil los procedimientos legislativos que dependen de las Cortes.
Los nacionalistas en la Mesa
Tras las elecciones del 23 de julio, PP, Vox y UPN suman 171 diputados. Por su parte, PSOE, Sumar, ERC, EH Bildu y BNG tienen 166 escaños. Los números están más apretados que nunca, e igual que para formar Gobierno, la cosa depende del resto de actores. Los siete diputados de Junts y los cinco del PNV serán fundamentales en la votación para decantar la balanza entre Armengol y Gamarra. La cosa puede depender incluso de la diputada de Coalición Canaria.
La última vez que un partido nacionalista tuvo un puesto en la Mesa fue en 2016, una vicepresidencia que el PP cedió a Convergència
Los partidos independentistas y nacionalistas podrían llegar incluso a pedir un puesto en la Mesa del Congreso a cambio de sus apoyos. Ninguno lo logra desde la X legislatura —que duró de diciembre de 2011 a enero de 2016—, cuando Jordi Jané, de Convergència i Unió, fue vicepresidente cuarto de la Mesa del Congreso, puesto que les cedió el PP de Mariano Rajoy.
Los nacionalistas catalanes siempre han tenido un puesto en la Mesa desde la segunda a la décima legislatura. El PNV, que podría volver a intentarlo en esta ocasión, lo ha logrado en la quinta, la sexta y la novena. Desde 2011 —cuando terminó la IX legislatura— los nacionalistas vascos no han conseguido volver a entrar en el reparto de la Mesa del Congreso. Aunque en esta última legislatura sí lograron puesto en la del Senado gracias al PSOE.
A partir de la XI legislatura, en 2016, —con la llegada de las nuevas formaciones— los nacionalistas dejaron de conseguir puestos en la Mesa y pasaron a repartírselos únicamente los partidos nacionales.
Primero PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos. Pero en la última legislatura Ciudadanos se quedó ya fuera de la Mesa y Vox consiguió un puesto por primera vez, después de un fracasado intento de cordón sanitario a la extrema derecha. Ciudadanos no logró ningún puesto a pesar de que el PP le cedió parte de sus votos para intentar lograr una secretaría de la Mesa. Y es que las votaciones para lograr los puestos de la Mesa no son nada sencillas.
El lío de las votaciones
La elección de la Mesa del Congreso se hace de forma secreta. Según establece el artículo 37 del reglamento del Congreso, las votaciones se realizan de la siguiente manera: primero se vota el presidente de la Mesa. Uno a uno los diputados escriben el nombre de un candidato en un papel y lo depositan en una urna. Después se recuentan los votos y si hay mayoría absoluta, ese candidato sale elegido. Si no la hay, se repiten las votaciones entre los dos candidatos más votados y el que obtiene más apoyos se convierte en presidente del Congreso. Los diputados también pueden abstenerse o votar nulo, como hicieron los independentistas catalanes en 2019.
En la votación de los vicepresidentes y en la de los secretarios se escoge a los cuatro candidatos con más votos entre los 350 diputados
Tras la elección del presidente, toca escoger a los cuatro vicepresidentes. De nuevo, cada diputado escribe el nombre de uno de los 350 parlamentarios en un papel —o lo que considere—. En esta ocasión se elige de golpe a los cuatro vicepresidentes. Los cuatro más votados consiguen ese puesto en la Mesa. El más votado será vicepresidente primero, el segundo, vicepresidente segundo y así sucesivamente.
A continuación se escoge a los cuatro secretarios siguiendo el mismo método. En este caso la elección de estos cargos también es simultánea, lo que hace especialmente importante los pactos entre grupos parlamentarios. El PP y el PSOE no necesitan que todos sus diputados voten a un mismo candidato para que salga escogido vicepresidente o secretario mientras que a otros partidos les faltan votos para lograrlo con uno de los suyos.
Del mismo modo, las grandes formaciones acostumbran a necesitar apoyos para hacerse con la presidencia. El PSOE por sí solo no podría conseguir que Armengol sea la presidenta, pero gracias al apoyo de otras formaciones podría lograrlo. Este tipo de acuerdos acostumbran a realizarse para escoger la Mesa del Congreso. Los partidos que apoyan al candidato de otra formación suelen pedir otros puestos a cambio. Así, por ejemplo, en esta última legislatura el PSOE pactó con Unidas Podemos la presidencia de Meritxell Batet, pero se repartieron el resto de puestos que consiguieron en la Mesa logrando cada partido un total de tres, aunque el PSOE contara con mucho más escaños.
Los partidos incluso ceden sus votos a otras formaciones a cambio de acuerdos externos a la Mesa del Congreso o por simple simpatía o relaciones políticas. Para la votación de este 17 de agosto se ha hablado, por ejemplo, de la posibilidad de que ERC y Junts cedan sus votos al bloque progresista a cambio de que la Mesa después realice una interpretación laxa del reglamento del Congreso para permitirles formar grupo propio a pesar de no cumplir alguno de los requisitos para ello.
Vicepresidentes y secretarios
La Mesa del Congreso es un órgano colegiado y todos sus miembros tienen que votar para adoptar las decisiones
Pero, ¿qué hacen esos codiciados puestos en la Mesa del Congreso por los que los partidos pelean? Todos forman parte de la Mesa y, al tratarse de un órgano colegiado, tienen que votar y tomar las decisiones que a esta competen. Por ello, aunque el presidente dirija la Mesa, es aún más importante lograr mayoría dentro del órgano.
Además, los vicepresidentes son los encargados —por orden de posición— de sustituir al presidente en caso de ausencia o imposibilidad. Los secretarios, por su parte, se encargan de supervisar las actas del Pleno y asisten al presidente para "asegurar el orden en los debates y la corrección en las votaciones", tal y como establece el reglamento del Congreso.
Ignacio Gil Lázaro es el diputado (antes por el PP y ahora por Vox) que más tiempo ha formado parte de la Mesa del Congreso
Son varios los políticos que han ocupado distintos puestos dentro de la Mesa. Ignacio Gil Lázaro —antes diputado del Partido Popular, ahora de Vox— es uno de ellos. Ha sido tanto vicepresidente como secretario. En total, ha sido miembro de la Mesa en cuatro legislaturas distintas. Ha formado parte de este órgano un total de 5.345 días, más que ningún otro diputado. En esta última legislatura fue vicepresidente cuarto, convirtiéndose así en el primer diputado de Vox en formar parte de la Mesa del Congreso.
La segunda posición en duración como miembro de la Mesa es para Celia Villalobos, que también ha sido tanto vicepresidenta como secretaria, y que ha formado parte de este órgano 4.182 días. Es la persona que más tiempo ha representado a un mismo grupo parlamentario en este órgano. En su caso, al grupo parlamentario popular.
El top 3 lo completa Ana Pastor, también del PP. La expresidenta del Congreso durante la XII legislatura también ha sido vicepresidenta de la Mesa en la IX, la XIII y la XIV. En total, ha formado parte de este órgano durante 3.633 días. Más incluso que el que fuera expresidente durante tres legislaturas, Félix Pons.
Por la Mesa del Congreso han pasado exministros, como la última presidenta, Meritxell Batet, o la propia Ana Pastor. También han ocupado puestos en este órgano expresidentes autonómicos. Es el caso del socialista José Bono, que tras ser presidente de Castilla-La Mancha entre 1983 y 2004 y ministro de Defensa entre 2004 y 2006, se convirtió en presidente del Congreso en la IX legislatura, entre 2008 y 2011, algo similar a lo que busca lograr el PSOE ahora con Francina Armengol.
Bono, además, es de los que ya había ocupado un cargo en la Mesa anteriormente. Fue secretario cuarto en la primera legislatura, entre 1979 y 1982. El caso de Cuca Gamarra, que su mayor cargo público hasta ahora ha sido la alcaldía de una capital —en su caso, Logroño— tampoco sería nuevo. La primera presidenta del Congreso fue la también popular Luisa Fernanda Rudi, que llegó al cargo en el año 2000. Desde 1995 y hasta pasar a presidir la Mesa fue alcaldesa de Zaragoza. Años después de presidir el Congreso, además, se convertiría en presidenta autonómica de Aragón.
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