Este artículo se publicó hace 2 años.
Noam Chomsky y el compromiso intelectual
Sara Serrano
Chomsky ha vivido mucho e intensamente, pero voy a intentar dar algunas claves que nos sirvan para contextualizar su entrevista en La Base.
Noam Chomsky nace en Filadelfia en el seno de una familia de migrantes judeo-ucranianos y su infancia transcurre durante la Gran Depresión. El crack financiero del 29, (que se originó en Wall Street pero que se extendió rápidamente por casi todos los países del mundo), tuvo dos traducciones políticas antagónicas. En Europa, la reacción a la Gran Depresión fue el fascismo, con Franco, Mussolini o Hitler. Mientras que, en Estados Unidos, la reacción fue la democracia social que cristalizó en el New Deal de Roosevelt. Tal y como rememora el propio Chomsky, a pesar de los estragos de la crisis, en Estados Unidos "reinaba una atmósfera de esperanza". Y esto se debía, en gran medida, al empuje del movimiento obrero: había partidos políticos radicales, organizaciones sindicales, y una sensación de que se podía salir de aquello juntos. Este hecho diferencial respecto al viejo continente, es importante para entender la politización temprana de Noam Chomsky.
Con sólo 10 años, Chomsky escribió su primer ensayo político para el periódico escolar. Trataba sobre la expansión del fascismo en Europa, y en concreto sobre la caída de Barcelona en el marco de la Guerra Civil española. Su mirada infantil descubría con terror lo que implicaba una salida reaccionaria a la crisis financiera.
De su infancia proviene también su sensibilidad antiautoritaria. Durante sus primeros años fue escolarizado en Oak Lane, una escuela de pedagogía alternativa no jerarquizada que primaba la creatividad sobre las calificaciones.
Chomsky aprendió durante estos años a cuestionar toda autoridad y jerarquía que no se demostrase como legítima. Este fue el germen de su pensamiento anarquista.
Otro episodio importante en su politización se produjo durante su adolescencia, en las frecuentes visitas que realizaba a unos parientes instalados en Nueva York. Su tío, regentaba un kiosko en Manhattan que oficialmente funcionaba como distribuidor de prensa y extraoficialmente como punto de encuentro de la clase trabajadora judía neoyorquina. Fue allí donde Chomsky tomó contacto por primera vez con la izquierda radical y el movimiento obrero.
Llegó a la lingüística por la política. Tal y como cuenta, fue la afinidad ideológica con Zellig Harris, (un carismático profesor de lingüística de la Universidad de Pensilvania), lo que le hizo permanecer en la academia y, en última instancia, convertirse en un lingüista de renombre. Con sólo 28 años publicaría un libro con el que revolucionó la lingüística moderna, "Estructuras sintácticas", en el que desarrolló su teoría de las gramáticas generativas.
Con 30 años, y ya siendo un renombrado lingüista, fue uno de los primeros intelectuales en condenar públicamente la Guerra de Vietnam. Pero su oposición a la guerra no se quedó ahí, durante diez años Chomsky se negó a pagar parte de sus impuestos, apoyó a los insumisos, fue detenido varias veces y fue incluido en la lista negra de Richard Nixon.
El compromiso de Chomsky llegó hasta tal punto que llegó a denunciar a su propia universidad el -MIT- por recibir fondos del Pentágono para investigar tecnología militar y utilizarla en Vietnam. Según denunció Chomsky, "aproximadamente el 90% del MIT estaba financiado por el Pentágono en ese momento". Esta cuestión le llevó a preguntarse por el rol de las instituciones universitarias y el mundo académico en la guerra. A raíz de estas reflexiones publicó, "El poder estadounidense y los nuevos mandarines", un libro que recopila una serie de artículos sobre la responsabilidad política de los intelectuales. Chomsky fue especialmente crítico con los tecnócratas y científicos sociales que con su trabajo proporcionaron una justificación "científica" a los crímenes de Estado relacionados con la Guerra de Vietnam.
Desde Vietnam, Noam Chomsky, no ha dejado de denunciar la política exterior estadounidense y sus incursiones militares en Afganistán, Irak, Siria, Yemen... El poeta cubano Roberto Fernández Retamar lo definió acertadamente como el Bartolomé de las Casas del imperio americano.
Chomsky nunca ha abandonado su compromiso y no ha dejado de posicionarse políticamente: denunció la guerra sucia de Ronald Reagan; se solidarizó con la causa kurda; se sumó al movimiento Occupy; ha respaldado a migrantes sin papeles; ha sido azote del trumpismo; ha alertado sobre el cambio climático; y, más recientemente, ha defendido el anti belicismo y una salida diplomática a la guerra de Ucrania.
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