Este artículo se publicó hace 2 años.
La policía de la moral en Irán y en otros países más aliados
Inna Afinogenova
Madrid-Actualizado a
Hablemos de la chispa que prendió la mecha, la policía moral de Irán y sus funciones. La conocida como 'patrulla de orientación' tiene como objetivo vigilar que se cumplan las normas del islam en sitios públicos.
Según esas normas, todas las mujeres, después de la pubertad deben cubrirse la cabeza y llevar ropa holgada y modesta. Ojo, que la ley sharía también se lo exige a hombres pero hay numerosas denuncias de que en la práctica la policía de la moral actúa solo contra mujeres. Además, no está estrictamente establecido qué tipo de ropa puede ser calificada como inapropiada o cómo hay que usar esa ropa para que lo consideren adecuado.
Entonces, hay demasiado espacio a que cada funcionario, que en su mayoría además suelen ser señores, lo interprete a su manera. En el caso de Mahsa parece que ni siquiera iba sin velo, sino que lo llevaba mal puesto, según el criterio de esa policía.
Esta policía de la moral surgió durante la Revolución islámica iraní, llamado entonces comité revolucionario. En 1991, se llevó a cabo una suerte de fusión de comités revolucionarios con gendarmería y pasó a llamarse Fuerza Disciplinaria de la República Islámica de Irán. Un cuerpo que abarcó a la policía de tráfico, cuerpo antidroga, inteligencia policial y también, la policía de la moral. Todos bajo el control del Estado General de las Fuerzas Armadas. Es decir, son los militares los que tienen el control de esas estructuras.
Antes de 2005, las funciones de la policía moral las cumplían oficiales comunes y corrientes, motivo por el que eran algo más laxos con respecto al uso de velo. A partir de ese año, con la llegada al poder del conservador Mahmud Ahmadinejad, se le otorgó más importancia. Desde entonces, la policía moral tiene el derecho de acercarse en la calle a cualquiera que, en su opinión, no cumple el código de vestimenta adecuado, multar, detener y llevar a la comisaría para una charla educativa.
Lo que le hicieron a Mahsa no es algo común pero para muchos iraníes la mera existencia de la policía de la moral no solo es anacrónica sino que es una falta de respeto y una violación de privacidad.
Durante la administración de Hasán Rouhaní, de la rama de reformadores, las funciones de este cuerpo fueron limitadas. Nunca se atrevieron a suprimirla por completo, porque la influencia de sectores conservadores es muy fuerte. Ahora, con el presidente conservador Ebrahim Raisi, los guardianes de la moral se han envalentonado de nuevo, por decirlo de alguna manera. Así que cada vez hubo más avisos por el "velo mal puesto", más cuestionamientos sobre el color de la vestimenta, más charlas disciplinarias...
La muerte de Masha ha dado lugar a toda una serie de declaraciones altisonantes por parte de distintos voceros, diplomáticos. El asesinato lo ha llegado a comentar hasta el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, que acusó a Teherán de violación de los derechos humanos.
Cada vez que desde EEUU se expresan sobre este tipo de acontecimientos en países en los que la situación de los derechos humanos sí les importa, no puedo dejar de pensar que a los manifestantes iraníes. Tal vez, les habría convenido más que señores como Sullivan se hubieran callado, la verdad.
Porque la tendencia de explicar cualquier descontento social con injerencia externa está muy de moda y es universal. Así que lese tipo de declaraciones les vienen como un anillo al dedo a todos aquellos que ven la mano del Departamento de Estado o la de Soros en los movimientos donde hay motivos clarísimos y legítimos.
Como Irán es el enemigo de EEUU y la inestabilidad interna en Irán les es favorable. Entonces, las protestas son obra del Gobierno estadounidense y no me creo nada a esas mujeres, todo es propaganda.
Entiendo que estamos ahora hablando de un nivel muy bajo pero ese es el principal argumento ahora mismo del propio presidente Raisi, entre otros. "Los enemigos están creando el caos y desestabilizando la situación interna", sostuvo luego de regresar de Nueva York. Vale. Más allá de eso, como siempre, volvemos al doble rasero de siempre. No sé yo si Sullivan habrá hablado de la situación de las mujeres en Arabia Saudí, Qatar o Emiratos Árabes.
La policía de la moral existía en Arabia Saudí hasta hace poquísimos años y le quitaron algo de protagonismo como parte de una estrategia de un lavado de imagen internacional. El modus operandi de ese cuerpo no era para nada más suave que el de la guardia iraní: castigos por no llevar correctamente la abaya (la tradicional túnica que es obligatoria), castigos por no respetar la segregación entre sexos.
Cuando hablo de castigos me refiero a aporrear a la gente. Esa policía de la moral tendrá la moral impecable, pero las manos bien manchadas de sangre. Hay casos documentados en los que, por ejemplo, impidieron labores de rescate a bomberos que querían salvar de un incendio a unas jóvenes que terminaron asfixiándose. Pasó en Mecca en 2002. No se podía tocar a mujeres sin velo.
En 2014, un episodio similar en un albergue universitario. No dejaron a un enfermero atender a una chica que tuvo un paro cardíaco. El incidente generó una ola de indignación dentro de Arabia Saudí pero no traspasó las fronteras ni mereció comentario de ningún diplomático. Es correcto hablar de las barbaries a las que se someten las mujeres iraníes, siempre y cuando no se te olvide que hay toda una serie de países, entre ellos aliados tuyos, que no tienen nada que envidiarle a Irán.
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