El PP usa el 8M como arma arrojadiza contra el Gobierno
El PP, que en 2019 no acudió a la manifestación porque la veía "politizada" y denunciaba que "los partidos de extrema izquierda" buscaban "la división y enfrentamiento", abona ahora la bronca de cara al 8M.
Madrid-
De todas las oportunidades políticas que se le han presentado a Alberto Núñez Feijóo en el año que lleva al frente del PP —con la misión de darle al partido una victoria en las elecciones generales— la polémica que no cesa en torno a ley del solo sí es sí y las informaciones que envuelven el caso Mediador son de una conveniencia extraordinaria a las puertas del 8M. Así, al menos, es como lo ven en Génova, donde reducen el feminismo a una bandera que la izquierda "ha dejado en el suelo". Engalanado de violeta para la ocasión, el PP más 'feminista' y oportunista se lanza a por el 8M para achuchar al Gobierno.
"Menudo 8M les espera", repiten desde hace semanas. En Génova dibujan un Día Internacional de la Mujer con "el PSOE acorralado por Tito Berni y Podemos con la ley del solo sí es sí". Ni reivindicaciones ni propuestas de calado en materia de igualdad, hasta el momento. El PP, que en 2019 no acudió a la manifestación porque la veía "politizada" y denunciaba que "los partidos de extrema izquierda" querían "monopolizar" la convocatoria "buscando la división y el enfrentamiento", abona ahora la bronca de cara al 8M.
Pero en el PP ven ahora en el enfrentamiento un terreno fértil y por eso lo explotan ahondando en las diferencias dentro del movimiento feminista, al reivindicar el "feminismo tradicional", el de Carmen Calvo, según los populares, frente al feminismo de las "señoras jovencitas que van presumiendo de lo que no son", el del Ministerio de Igualdad con Irene Montero a la cabeza. Así se refirió a las dirigentes de Unidas Podemos Celia Villalobos hace un mes en el gran acto que el PP celebró en València.
Desde que comenzó el goteo de informaciones sobre las rebajas de condenas por la ley del solo sí es sí, en el PP ya preveían exprimir y ampliar esta alarma social para alargarla hasta el 8M. "Es el gobierno menos feminista de la democracia", decían hace un mes abonando el terreno. Este lunes, a las puertas de la cita más importante del año para el movimiento feminista, subieron el tono. Borja Sémper, portavoz del PP, pidió desde la sede nacional del partido "que en las manifestaciones del 8M no sean insultados, expulsados, los dirigentes del PSOE que acudan".
El político vasco usó un conflicto puntual en la manifestación por el 8M del año 2020 en Madrid para desdibujar a un movimiento feminista pacífico y apuntar "antecedentes" en "otras formaciones" que "fueron expulsadas" de la marcha. Se refería a la dirigente de Ciudadanos Begoña Villacís, a la que un grupo de manifestantes echó a gritos de la concentración feminista hace tres años por el acercamiento de su formación a la extrema derecha. Sémper defendió que el "cabreo" de las feministas con el Gobierno por la ley del solo sí es sí y la ley Trans podía provocar una situación similar.
El PP pasó de puntillas por las rebajas de condenas
Pero, en el marco de esta estrategia de los de Feijóo, cabe recordar que durante la andadura parlamentaria de la norma no centraron su rechazo a la ley del solo sí es sí en las eventuales (por entonces) rebajas de condena a agresores sexuales. Y tampoco fue el único partido que deslizó el peligro de la desaparición de la tipificación como abuso sexual. Otras formaciones, como ERC, también plantearon dicha posibilidad.
En los diferentes debates a los que se enfrentó la norma en el Congreso y en el Senado, sus señorías del grupo popular aprovecharon sus intervenciones para criticar la gestión de la ministra de Igualdad y del propio ministerio, pero, sobre todo, para echar por tierra el cambio de paradigma en materia de consentimiento que trajo consigo la ley. "¿Dónde queda, señora ministra, la presunción de inocencia en este caso? ¿Dónde queda la seguridad jurídica? Es una innovadora formulación, no lo dudamos, que conlleva riesgos innegables, con la posible inversión de la carga de la prueba y la consecuente reducción de los derechos constitucionales de la persona procesada", apeló la diputada del PP, Marta González.
Las objeciones sobre este asunto fueron constantes, anteponiendo su preocupación por el hecho de que tenga que ser "la persona denunciada la que tenga que demostrar que en la relación ha habido consentimiento y no a la inversa", a pesar de que la ley tiene su razón de ser en las movilizaciones feministas tras la sentencia de La Manada, en la que la Audiencia Provincial de Navarra condenó a sus cinco integrantes por abuso y no por violación.
Asimismo, en la retina todavía resuenan algunos ejemplos de declaraciones de representantes del PP en las que ridiculiza y banaliza el consentimiento, el núcleo central del texto de Igualdad. Para muestra, las polémicas declaraciones de Cayetana Álvarez de Toledo durante los debates electorales de las campañas de las generales en noviembre de 2019, cuando la diputada era una de las principales caras visibles del partido. "¿De verdad van diciendo ustedes sí, sí, sí hasta el final? Un poco extraño, ¿no?", dijo con sorna la exportavoz del PP en el Congreso acerca de la reforma del Código Penal recogida en los programas del PSOE y de Unidas Podemos.
Seis meses después, lo volvió a hacer: "No todo lo que sea un sí ha de ser obligatoriamente un no", insistió a pesar de las críticas del movimiento feminista en el que quieren hacerse un hueco ahora los populares.
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