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El PSOE se queda sin escenarios de oposición

La subida de las pensiones, la dimisión de Cifuentes y su moderación en el conflicto catalán le descolocan en su objetivo de desgastar al Gobierno.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, conversa con el portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, durante el acto para explicar a los militantes la moción de censura contra Cristina Cifuentes. EFE/Chema Moya

MANUEL SÁNCHEZ

En apenas unas horas del pasado miércoles, el PSOE se quedó sin escenarios donde hacer de oposición y se encontró que a los cañones cargados con los que amenazaban al Gobierno de Mariano Rajoy se les había mojado la pólvora.

El anuncio de la subida de las pensiones mucho más de lo anunciado pactado con PNV, pillaba al PSOE un tanto de sorpresa y hacía decaer gran parte de sus reivindicaciones más exigentes, que llevaban abanderando con éxito desde principios de año.

Los socialistas sacaban pecho diciendo que fueron ellos quienes colocaron el problema de las pensiones de actualidad con sus iniciativas parlamentarias y sus asambleas abiertas por todo el país. Pero decir ahora que el Gobierno ha utilizado a los jubilados como “mercancía política” para aprobar los Presupuesto del Estado suena a pataleta discursiva, y criticar que el factor de sostenibilidad no se aplicará hasta 2023, cuando fue un Gobierno socialista quien lo fijó en 2018, tiene poca credibilidad.

Con la renuncia de Cifuentes pasa un poco lo mismo. La moción de censura queda sólo como una hábil operación política que no fructificó y, aunque el PSOE mantendrá el discurso contra la corrupción del PP en Madrid y la complicidad de Ciudadanos, todo apunta a que tras la investidura volverá la gris oposición socialista en la Asamblea, con poco recorrido político.

Todo apunta a que tras la investidura volverá la gris oposición socialista en la Asamblea, con poco recorrido político

Tampoco consigue el PSOE que el tema territorial sea su punta de lanza. Aunque Pedro Sánchez, acto tras acto, se empeña en explicar la posición moderada del PSOE y su apuesta por el diálogo, frente al inmovilismo del Gobierno y la deriva independentista, su mensaje no encuentra eco.

Además, la Comisión para la reforma del modelo territorial está pasando con más pena que gloria, y está por ver que la Comisión para la reforma de la Constitución se ponga en marcha en septiembre, como insiste que así será el líder socialista.

Con todo ello, a los socialistas sólo les cabe centrarse en los llamados “Diez acuerdos de país” que quieren presentar vía parlamentaria antes de que finalice el actual periodo de sesiones. El PSOE está trabajando concienzudamente en ellos, pero otra cosa será que las propuestas puedan llegar a buen puerto.

Sánchez cree que tiene margen para la negociación con Unidos Podemos y Ciudadanos, con algunas iniciativas que podrían compartir ambos partidos, pero todo apunta a que la cercanía de las municipales y autonómicas no es un buen momento para llegar a acuerdos.

Fuentes de la dirección del PSOE admiten que hay un cambio de escenario, pero creen que tienen temas más que suficientes para ejercer la oposición. “El Gobierno está agotado y desgastado. No gobierna y tiene mil frentes abiertos. Haremos, como hemos dicho, una oposición de Estado en temas esenciales, pero seguiremos haciendo una oposición exigente en todo lo demás. No nos preocupa la situación”, afirmó un dirigente de la Ejecutiva Federal.

Lo cierto es que una vez despejado el horizonte electoral -parece descartado un adelanto de las generales- el PSOE tiene un año donde debe encontrar un espacio político que no tiene fácil. Sánchez, en privado, dice que es lo que quería, que necesita tener tiempo para consolidar el proyecto político que quiere presentar a los ciudadanos, y no estar embarcado todo el tiempo en procesos electorales. Otra cosa es que lo consiga.

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