Puigdemont enfría la negociación para calmar a las bases independentistas, a la espera de que fije posición el martes
El desmentido sobre los contactos para acordar la amnistía llega en medio de la polémica por la reestructuración del Consell de la República, y busca aplacar la inquietud y las críticas de los sectores más radicales del independentismo.
Barcelona-Actualizado a
"No hay ninguna negociación en marcha con nadie, ni se ha presentado ningún proyecto de amnistía a ningún partido político". La rotundidad con que Carles Puigdemont se manifestaba este jueves en las redes sociales para desmentir la negociación con el PSOE y Sumar entorno a la posible ley de amnistía como condición nuclear para un acuerdo de investidura de Pedro Sánchez no es baladí. Se produce en un momento en que, después del acuerdo para la Mesa del Congreso en el que participó Junts, los sectores más radicales del independentismo empiezan a cuestionar el papel que el partido de Puigdemont empieza a tener en el rompecabezas de la política española, como hasta ahora han criticado furibundamente a Esquerra Republicana.
La declaración de Puigdemont de este jueves busca enfriar la sensación de que la negociación entre Junts y el PSOE o Sumar para la investidura va a todo gas, especialmente por lo que se refiere a la posible futura ley de amnistía, una de las condiciones clave que ponen tanto Junts como Esquerra. Y es que la catarata de informaciones y algunas declaraciones políticas han generado un ambiente de avances sustanciales que ahora niega Puigdemont y que fuentes de la Ejecutiva de Junts, reunida este jueves en Altafulla (Tarragona), también rechazan.
Conversaciones sí, negociación no
Como ya apuntó Público, la estrategia de Junts se basa en mantener una férrea discreción sobre los contactos con el PSOE y Sumar. Contactos que Puigdemont admite pero sin elevarlos a rango de negociación: "Hay conversaciones con distintos actores políticos, como es lógico. La mayoría son conversaciones que ya teníamos en la legislatura pasada, en la que Junts vivía sin opciones de participar en ninguna negociación por decisión de todos los actores políticos que ahora piden conversar".
Puigdemont: "Hay que vigilar mucho en no confundir estas conversaciones con una negociación"
Pero "hay que vigilar mucho en no confundir estas conversaciones con una negociación" dice el expresident. E ir paso a paso: "En política no se pueden dar bandazos súbitos, estamos decididos a negociar, pero hay que hacerlo con calma y prudencia", aseguraba el dirigente de Junts al definir la estrategia del partido, añadiendo que "otra cosa es el resultado final", advirtiendo que no se puede dar nada por hecho.
Malestar con el Gobierno español y Sumar
En este sentido, fuentes de Junts admiten que en la cúpula del partido no han sentado nada bien las profusas declaraciones y filtraciones desde el Gobierno en funciones respecto a la supuesta negociación y sobre el proyecto de amnistía. Y sitúan en la diana de las críticas a la vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, que dijo estar negociando con Junts "al más alto nivel" el acuerdo para la Mesa del Congreso y se atribuyó también negociaciones para la investidura.
"Esto no va de buscar protagonismos que pueden ser contraproducentes, sino de una negociación muy compleja para resolver el conflicto entre Catalunya y el Estado español que debe incorporar la amnistía y el derecho a la autodeterminación de Catalunya" asegura un dirigente de Junts. Que también recuerda que "contactos hay con muchos partidos, pero la negociación de la investidura de Pedro Sánchez Junts la hará, cuando empiece, con el PSOE como es preceptivo".
Junts: "No hay ninguna negociación en marcha con nadie"
Por su parte el exportavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Jaume Asens, e interlocutor principal de Sumar con el independentismo para las negociaciones de la investidura, admite que todavía se está en una "fase inicial" en la que se están hablando de "cuestiones metodológicas sin entrar a abordar cuestiones de fondo".
Sin embargo, se muestra optimista porque ve "voluntad de acercar posiciones" y un "reconocimiento de legitimidades". En cualquier caso, en Junts quieren zanjar el tema: "No hay ninguna negociación en marcha con nadie, ni tampoco se ha presentado ningún proyecto de amnistía a ningún partido político, lo que demuestra que cualquier información publicada hasta la fecha son especulaciones que llevan a conclusiones erróneas", ratifican fuentes de la Ejecutiva del partido después de la reunión de este jueves.
De hecho, algún dirigente del partido indica que más bien hay una cierta "decepción" respecto a la escasa información de que disponen sobre la propuesta que el Gobierno español pueda estar preparando para la amnistía e instan al PSOE a acelerar en esta cuestión.
El martes que viene, pistoletazo de salida
¿Cuándo empezará entonces la negociación formal entre Junts y el PSOE? Pues de momento el pistoletazo de salida se dará el martes que viene, 5 de septiembre, en Bruselas, cuando Puigdemont fijará las condiciones oficiales para negociar la investidura. Puigdemont explicará "el marco" que propondrá Junts per Catalunya "a todo el mundo que se interese por abrir negociaciones", según fuentes de la Ejecutiva. Y ese "todo el mundo" parece incluir tanto a Pedro Sánchez como a Alberto Núñez Feijóo, lo que abre la puerta a que Junts pueda reunirse con el presidente del PP en su ronda de contactos para su sesión de investidura del 26 y 27 de septiembre.
El expresident de la Generalitat hará el anuncio en una intervención desde Bruselas que servirá para inaugurar la jornada interparlamentaria convocada por Junts con el objetivo de coordinar las acciones a realizar en el último tramo de la presidencia española del Consejo de la UE. En ella participa, además de la dirección del partido, todos los diputados del Parlament y del Congreso, eurodiputados y senadores de la formación, además de otros cargos.
Suspicacias, críticas, y el freno de mano puesto
Pero la necesidad de enfriar las expectativas negociadoras sobre la investidura y frenar los ritmos de aproximación con el PSOE llega también con las primeras convulsiones que la nueva coyuntura política provoca en los sectores más radicales del independentismo, una parte de los cuales forma parte de las bases militantes y electorales de Junts.
Convulsiones que tienen un primer epicentro en el llamado Consell de la República que preside Puigdemont. Un ente privado, con unos 100.000 socios (aunque solo una pequeña parte activos), que los independentistas más unilateralistas equiparan a un Govern de la Generalitat y un Parlament en el exilio. Pero del que no forman parte ni ERC ni la CUP.
Las suspicacias se han disparado con la carta que Puigdemont ha enviado a los miembros de la entidad proponiéndoles suprimir la Assemblea de Representants (el supuesto Parlament en el exilio) en el actual formato y crear en su lugar dos órganos nuevos: uno de representación de los Consells Locals que tiene la entidad en los municipios catalanes, y otro que trabaje en "la elaboración de la legislación republicana". La propuesta se ha hecho coincidir con la finalización del primer mandato de Puigdemont al frente del organismo y la renovación de los miembros de la Assemblea de Representants, que toca próximamente.
Parte de la Assamblea de Representants ya había mantenido fuertes discrepancias con el Govern del Consell de la República al considerar que este último actúa sin tener en cuenta la voluntad mayoritaria de los representantes. Con duras críticas al vicepresidente del Consell y mano derecha de Puigdemont, el exconseller (también en el exilio) Toni Comín.
Las discrepancias en el Consell de la República
Con este caldo de cultivo de división, la decisión de suprimir la Assemblea de Representants ha sido percibida por algunos de sus miembros como una operación para silenciar las críticas a la negociación de Junts con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez, a la que estos sectores se oponen rotundamente. Para muestra el botón de esta crítica de una de las entidades independentistas históricas, el CADCI: "Puigdemont i Comín disuelven el Parlament en el exilio para evitar que se posicione contra el apoyo de Junts y ERC a Sánchez, los partidos estarían negociando una amnistía limitada a los políticos de espaldas a los 4.000 represaliados". En las redes sociales se ha extendido una avalancha de comentarios similares.
Es por ello que Puigdemont, en el comunicado de este jueves, afirma categóricamente que "no he tomado ninguna decisión relativa al Consell de la República en función de las posibles negociaciones que puedan emprenderse". Pero resulta difícil separar el comunicado de este jueves con esta fuerte presión ejercidas por parte de las bases independentistas que hasta ahora habían mantenido una total o parcial adscripción a Junts y a la estrategia de enfrentamiento contra Esquerra Republicana.
Las críticas de la ANC, cada vez más duras
Como tampoco se puede obviar que, en el hecho de que Puigdemont avance con el freno de mano puesto, influyen los reproches cada vez más duros hacia Junts de actores muy relevantes del independentismo como la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Su presidenta, Dolors Feliu, compara una eventual amnistía con los indultos a los presos políticos, que según dice estaban "condicionados a que se renunciara a ejercer el derecho a la autodeterminación".
En este marco de críticas a la negociación de una amnistía por parte de los sectores radicales también ha sentado mal en Junts que desde Sumar, Yolanda Díaz haya incluido a los policías que están siendo juzgados por su brutal intervención contra los ciudadanos que estaban en los colegios electorales durante el referéndum del 1 de octubre de 2017.
La vicepresidenta del Gobierno español y ministra de Trabajo en funciones, defendió en una entrevista en La 1 de TVE, este lunes, que una futura ley de amnistía es "absolutamente constitucional" y señaló que existen "multiplicidad de supuestos" para los posibles beneficiados, citando a las "personas que han puesto urnas" y a los agentes de la autoridad procesados. Algo que para parte del independentismo es un anatema dado que se considera que las víctimas son los ciudadanos apaleados y procesados y los policías cometieron una actuación "represora" y "antidemocrática". Por lo que no deberían ser absueltos.
"Si se es decisivo en Madrid, hay que serlo para que sea posible la independencia. Parecía que las migajas y el peix al cove [expresión para definir la estrategia de CiU de apoyos al PSOE o al PP a cambio de contraprestaciones autonómicas] ya los teníamos superados, y más después del 1-O", lamenta Feliu. En este sentido, la presidenta de la ANC reclama un "cambio de chip" a los partidos independentistas: "Creíamos que íbamos a hacer la independencia, no a conseguir que se pudiera hablar catalán en un sitio de Europa. Esto, si tuviéramos un Estado propio, también lo podríamos hacer", añade en referencia al acuerdo de Junts sobre la oficialidad del catalán en la UE para hacer presidenta a la socialista Francina Armengol.
El paréntesis convulso de la Diada y el 1-O
Habrá que esperar al martes que viene para dar por iniciado oficialmente el periodo de negociaciones entre Junts y el PSOE. Pero cabe esperar que Puigdemont fije las condiciones negociadoras mirando de reojo a este movedizo escenario de críticas que se está generando, y con el convulso periodo para el independentismo que va desde la Diada al 1-O en el punto de mira.
La Executiva Nacional de Junts también ha aprobado este jueves la constitución de un núcleo duro, un Secretariat permanente, que "asuma por delegación algunas de las funciones de la Executiva Nacional y que actúe como órgano permanente de dirección y gobierno del partido ". Los miembros de la dirección que integrarán esta permanente son la presidenta Laura Borràs, el secretario general Jordi Turull, los vicepresidentes Anna Erra, Josep Rius y Aurora Madaula; el secretario de organización, David Torrents; la secretaria de finanzas, Teresa Pallarès; el adjunto al secretario general, David Saldoni; y los representantes de las cámaras parlamentarias. Las negociaciones serán dirigidas por un pequeño grupo de este Secretariat permanente, capitaneados directamente por Puigdemont.
Todos ellos se han conjurado para que nada se sepa de estas condiciones hasta el 5 de septiembre a las 11 de la mañana cuando Puigdemont desvele "el marco" negociador de Junts. E instan a "todo el mundo que se interese por abrir negociaciones" con Junts per Catalunya a escucharle atentamente.
Pero con la Diada a menos de una semana, todo apunta a que las condiciones que se pondrán sobre la mesa serán de máximos. Y por ello, no hay duda que la amnistía y la autodeterminación son dos conceptos que estarán presentes en la intervención de Puigdemont. Pero habrá que ver con que intensidad y matices. Como tampoco hay duda que hasta después del 3 de octubre nadie en Junts prevé que la negociación pueda coger velocidad de crucero y solidez por el miedo a que se puedan hacer públicas en plena movilización independentista. Como se puede dar por hecho que tendremos una segunda quincena de noviembre de infarto antes de que llegue el 27 de noviembre, fecha límite para una investidura de Sánchez que evite nuevas elecciones.
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