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Primarias del PP Rajoy descarta revisar su política antiterrorista aunque ETA se desarme

El presidente ha acudido este sábado a Vitoria para participar en el cierre del congreso del PP vasco. Desde allí se dirigió al gobierno de Francia –que en los próximos días recibirá las armas inutilizadas- para pedirle que “aplique la ley”.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su intervención en la clausura del congreso del PP vasco celebrado hoy en Vitoria. EFE/David Aguilar

24 horas después de que ETA anunciase la entrega de sus armas, Mariano Rajoy aterrizó este sábado en Vitoria con el mismo mensaje de siempre: “no habrá nada a cambio de nada, porque nada puede haber”. En el cierre del congreso a la búlgara del PP vasco, el presidente de España y de los populares se negó a corregir ni una coma del discurso conservador ante la nueva realidad de Euskadi, donde su partido sigue cayendo en picado. Lo dicen todos los estudios sociológicos: desde que cesó la violencia, su formación no deja de perder apoyos en suelo vasco.

Ajeno a esa realidad, el mandatario aprovechó su visita a Euskadi para hacer gala del inmovilismo que caracteriza a su gobierno. Alcanza con mirar hacia las cárceles para confirmarlo: seis años y cinco meses después de que ETA anunciara el fin de la actividad armada, la dispersión carcelaria se mantiene con la misma intensidad que en los años de violencia.

A ello se suma la firme decisión de La Moncloa de no facilitar el proceso de desarme, lo que ha llevado a que sean varias personalidades de la sociedad civil de Iparralde –denominación en euskera del País Vasco bajo administración francesa- quienes asuman la tarea de coordinar y verificar –junto a mediadores internacionales- la inutilización y entrega de las armas. Un proceso que, tal como anunció ayer uno de los denominados “artesanos de la paz”, concluirá el próximo 8 de abril.

“Quiero decir algo, no demasiado porque tampoco merece la pena –afirmó Rajoy-. ETA ha hecho su enésimo anuncio: dice que se va a desarmar. Me parece bien, que lo haga y que lo haga ya. Y que de paso se disuelva y que pongan fin a esto de una vez”, reiteró. Nada dijo sobre la reunión que mantuvo el pasado martes con Urkullu, quien viajó a La Moncloa para adelantarle el anuncio sobre el desarme definitivo y unilateral de ETA que se conoció este viernes.

El presidente afirmó que su gobierno “aplicará la ley como ha venido haciendo desde siempre”, al tiempo que se mostró “absolutamente convencido” de que el gobierno de Francia –que recibirá las armas inutilizadas de ETA-, “como ha venido haciendo siempre, aplicará la ley”. Ni una palabra más. “Esa es la posición del gobierno, esa es la posición del PP. Esa es la posición de siempre, esa es la posición última”, sentenció.

El presidente también se refirió al otro hecho de la semana en el País Vasco: el acuerdo alcanzado entre PNV y PP para sacar adelante los presupuestos del gobierno de Iñigo Urkullu. Aunque sus protagonistas lo niegan públicamente, ese pacto podría incluir el respaldo de los diputados nacionalistas en el Congreso al proyecto de cuentas de Rajoy. El mandatario no citó nombres propios, pero insistió en la importancia de llegar a acuerdos. “Me parece bien que habléis sobre los presupuestos del País Vasco”, afirmó el presidente, quien aclaró que “pactar no significa hacer lo que dice el gobierno, ni aquí ni en Madrid”.

Asimismo, el mandatario se refirió a otra de las noticias de la semana: el varapalo sufrido por su gobierno en el congreso con su fallido decreto-ley de liberalización de la estiba. “El Parlamento de uno de los grandes países de la UE, como es España, no puede decir que no está dispuesto a cumplir las resoluciones de los tribunales europeos. Eso significa romper las reglas de juego”, indicó. Aseguró también que no dará marcha atrás y que mantiene su “mano tendida” para conseguir que su propuesta –repudiada por los estibadores- salga adleante. “Tenemos que aprobarlo, porque es la obligación de España como país”, apuntó.

Mañana relajada

El discurso de Rajoy sirvió de punto final a una mañana tranquila, en la que 777 compromisarios del PP vasco celebraron un congreso sin sobresaltos. Tal como estaba escrito, Alfonso Alonso fue reelegido como presidente de esta formación en Euskadi, un cargo al que había llegado de manera “accidental” tras la obligada renuncia de su antecesora, Arantza Quiroga –conocida por sus posiciones ultracatólicas-, en octubre de 2015. ¿El motivo? Decir que también se podía hablar con EH Bildu.

Este sábado, Alonso tuvo que ofrecer dos discursos. El primero, antes que llegara Rajoy. El segundo, ya con el presidente en la enorme sala del Palacio Europa. En ambas ocasiones, el reelegido líder del PP vasco intentó convencer a sus compañeros de que lo peor –electoralmente hablando- ya ha pasado. En ese contexto, se mostró absolutamente confiado en la capacidad de su partido de recuperarse. “Nos lo tenemos que creer: somos importantes. Nuestro discurso es el discurso del futuro”, dijo en su segunda intervención.

Fue entonces cuando habló del acuerdo alcanzado con el PNV para aprobar los presupuestos del gobierno vasco. “Nos convertimos en la garantía de que aquí no nos vamos a deslizar por una senda de populismo o de radicalidad”, afirmó. También hizo mención a otro de los temas estrella del PP vasco: las supuestas irregularidades en el cobro de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), lo que llevó a liderar una fallida campaña para tratar de recortar el acceso a esa ayuda a las personas inmigrantes. Volviendo a ese polémico argumento, aseguró que en Euskadi existen “ayudas sociales indiscriminadas”. “Hemos visto cobrar a gente que estaba haciendo la yihad en Siria, argumentó.

Sin rojos en la sala

Una de las pocas novedades ha sido el relevo de Nerea Llanos como secretaria general del partido –pasará a desempeñarse como “coordinadora general”-. Su cargo será ocupado a partir de ahora por la portavoz del PP en el ayuntamiento de Barakaldo, Amaya Fernández, a quien su compañera Laura Garrido definió este sábado como una “mujer discreta, perseverante y con una gran oratoria”. En su discurso, Fernández prometió que dentro de dos años, cuando se celebren las próximas elecciones municipales, su partido recuperará “por la razón y por el corazón” a los miles de votantes que dejaron de creer en la formación conservadora.

La designación de la nueva secretaria general –al igual que la del resto del equipo liderado por Alonso- fue aprobada por una abrumadora mayoría. Lo mismo ocurrió con las ponencias que se presentaron en el congreso y que recibieron el visto bueno de la totalidad de los compromisarios, quienes levantaron el cartón azul que llevaba inscripto el “sí”. “No se ve ningún rojo en la sala porque aquí hay gente con sentido común”, bromeó el vicesecretario general del PP, Javier Maroto, aludiendo al color de los cartones que llevaban impreso el “no”. Hubo varias carcajadas.

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