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Sevilla aspira a recaudar siete millones con una tasa turística que tendrían que autorizar Moreno o Sánchez

El Ayuntamiento quiere implantar una tasa turística de entre 50 céntimos y dos euros para todos los usuarios de hoteles, hostales y alojamientos privados de la ciudad.

Los turistas hacen cola bajo la Giralda para entrar a la visita de la Catedral de Sevilla, a 21 de junio de 2022 en Sevilla (Andalucía, España).
Los turistas hacen cola bajo la Giralda para entrar a la visita de la Catedral de Sevilla, a 21 de junio de 2022 en Sevilla (Andalucía, España). Joaquín Corchero / Europa Press

El Ayuntamiento de Sevilla, en línea con otras iniciativas promovidas en Málaga, quiere implantar una tasa turística de entre 50 céntimos y dos euros para todos los usuarios de hoteles, hostales y  alojamientos privados de la ciudad, con la que aspira a recaudar unos 7 millones de euros. El consistorio, que ya lanzó este debate en otras ocasiones sin éxito, no tiene competencias y negocia con los agentes turísticos, la Junta de Andalucía y el Gobierno de España las posibilidades legales. Esta tasa ya existe, creada mediante leyes autonómicas, en Baleares y en Catalunya.

El turismo es una industria en Sevilla. En Sevilla, según los datos del consistorio, hay 24.375 plazas hoteleras, un 18% más que en 2015. El "último año de normalidad prepandémica", según recoge una moción socialista que se verá el jueves, 21, "fue un año récord para el turismo" en Sevilla. El año turístico 2019 cerró en Sevilla con 3,12 millones de viajeros alojados en hoteles y apartamentos, 6,7 millones de pernoctaciones y una ocupación del 76,4 %. Las posibilidades de recaudación son, por tanto, millonarias. El Ayuntamiento estima que la ciudad podría ingresar más de siete millones de euros al año.

El Gobierno andaluz no le puso interés a este tema en la legislatura pasada debido a la coyuntura: la pandemia marcó buena parte de las políticas. "Nosotros por la situación en la que nos encontramos el Turismo siempre mantuvimos que no era momento de abrir ese debate. Cuando nos hicimos cargo de Turismo se produjo la quiebra de Thomas Cook, el Brexit, luego la pandemia. El Turismo tenía prioridades y urgencias más importantes que la tasa turística", aseguran fuentes de la vicepresidencia de la Junta. Juan Marín (Ciudadanos) era también consejero de Turismo y de Justicia y ahora dejará el Ejecutivo.

"Otra cosa es que el nuevo que llegue tenga otra prioridad y se encuentre con otra coyuntura distinta", agregaron las fuentes. Esta semana arranca el nuevo parlamento y el presidente Juanma Moreno (PP), que tiene mayoría absoluta, quiere tener el nuevo Gobierno en marcha a finales de este mes.

El alcalde, Antonio Muñoz (PSOE), considera, según expresó en su cuenta de la red social Twitter, que la tasa turística "permitiría generar recursos económicos para inversiones y servicios públicos, con un mínimo impacto para visitantes". La idea es que "este instrumento tributario tenga un carácter progresivo, tasando de diferente forma los alojamientos más básicos en relación con los establecimientos de lujo que harían un mayor esfuerzo, que en ningún caso superaría el par de euros por pernoctación".

En el análisis que hace el consistorio entran también las "externalidades" que genera el turismo: "Nuestra ciudad tiene dos asignaturas pendientes en el plano de la financiación; ser capaz de interiorizar mecanismos de financiación que amortigüen el impacto de la capitalidad y del turismo en la prestación de los servicios públicos básicos ofrecidos por el consistorio".

El PP en Sevilla, que dirige José Luis Sanz, no se opone a la idea, pero sí pretende que se haga de la mano del sector en todo y que la recaudación se use para "la mejora de los servicios turísticos, como más infraestructuras, más puntos de información, policía turística, conservación y señalización, entre otros asuntos".

El Ayuntamiento, de momento, no ha especificado a dónde irían destinados los recursos más allá de proclamar que deben ser también "fuente de impulso para la transformación continua de Sevilla para hacer de esta una urbe más sostenible y alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles" y que deben también "incrementar los recursos destinados a la promoción de Sevilla como tercer destino urbano de España y a la protección del patrimonio histórico cultural".

Entre los argumentos que aporta el Ayuntamiento y el PSOE local para la puesta en marcha de la tasa turística está que el tributo ya "tiene una amplia experiencia de aplicación en los últimos 30 años". Así, recuerdan, "París y el conjunto de ciudades francesas, Lisboa, Oporto, Berlín, Roma, Milán, Florencia, Venecia, Ámsterdam, Viena, Praga, Bruselas, son alguno de los muchos destinos que aplican una fiscalidad turística en el continente europeo. Nueva York, Marruecos, Malasia, Filipinas, o Tanzania, México o Cuba completan el repertorio de buenos ejemplos de aplicación en conocidos destinos internacionales".

Problemas

"El contexto actual procíclico en turismo, ha abundado en destinos maduros sobre una evidencia empírica en la saturación. La fiscalidad turística vendría a paliar el discomfort local con respecto al turismo. Tratando de penalizar dicha saturación y ejecutando acciones de mejoras en el impacto turístico para los residentes. Amén del mercadeo más selectivo del destino. Paradigmático es Amsterdam [allí se cobra el 5% del precio de la habitación]", según recoge el estudio titulado Sobre la oportunidad de las tasas turísticas: el caso de Sevilla, – publicado en 2018– elaborado por los profesores Ana M. García López, Manuel J. Marchena Gómez y Álvaro Morilla Maestre, de la Universidad de Sevilla.

"Empiezan a aparecer signos alarmantes –analizan los profesores– en destinos urbanos, de disfuncionalidades e insostenibilidades turísticas, señal inequívoca de problemas futuros. Cada vez parece más evidente que se está produciendo una burbuja tanto hotelera, basada en el interés de los Fondos de Inversión más agresivos, como residencial, con la proliferación en barrios muy concretos de viviendas turísticas de muy alta rentabilidad y escasa aportación fiscal. No debe olvidarse que el sector público proporciona seguridad, transportes y servicios a esos turistas, amén de paisaje urbano, a cambio en la mayoría de los casos de una tasa o IVA, para los apartamentos, con el tipo más bajo que existe: cero".

En el trabajo se analiza la experiencia de Catalunya y la de Barcelona: "Desde su implantación, tanto el número de visitantes como los ingresos generados por el impuesto han presentado un crecimiento positivo. En 2015 se recaudaron 43,5 millones de euros, un 5,48% más que en 2014. Y aunque los hoteles son la principal fuente de recaudación (79%), las viviendas de uso turístico ingresaron un 38,6% más que en 2014 (3,59 millones de euros), debido al esfuerzo realizado en la regulación de estos alojamientos".

"En el caso –agregan– de la ciudad de Barcelona, el Ayuntamiento tiene como principal objetivo desarrollar nuevos servicios e infraestructuras que favorezcan la desconcentración territorial de los turistas, ayuden a repartir la riqueza que generan los visitantes entre todos los barrios y distritos y contribuyan a encajar el turismo con la vida diaria de los ciudadanos. […] El caballo de desde el ayuntamiento es conseguir gestionar el 100% de los ingresos generados por este concepto [que recauda la Generalitat] pues hasta la actualidad la ciudad recibe solo una tercera parte".

Para los profesores, "la dificultad estriba en cuantificar y medir los impactos de los alojamientos no reglados con fines turísticos que existen actualmente en la ciudad y que cada vez son más numerosos, impulsados por nuevos modelos y canales de comercialización (portales web de alquiler como airbnb, homeaway o windu, entre otros)".

El trabajo identifica un problema serio a la hora de aplicar el impuesto: "Mientras que el alojamiento regulado ha sido tradicionalmente objeto de estudio exhaustivo por parte de las instituciones estadísticas (estatal, autonómicas y municipal), no existe una información clara y objetiva sobre la oferta de alojamiento turístico en viviendas de alquiler ni para Sevilla ni para ningún otro destino urbano español. Se trata de una discusión global ya presente en los principales destinos turísticos del mundo. Muchos de los cuales disponen de marcos normativos (al que ya se ha sumado Andalucía), para tratar de limitar los impactos desfavorables de este fenómeno, e incluso prohibir de facto ese tipo de alojamientos, por considerarlos perjudiciales para el desarrollo de su modelo turístico y/o de convivencia ciudadana. […] Su control y su conocimiento es prioritario de cara a una adecuada toma de decisiones tanto desde la administración como por parte del empresariado turístico".

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