La jueza archiva la querella por el asesinato franquista de Txomin Letamendi en 1950, músico y espía del PNV
Decreta el sobreseimiento de la causa al constatar el fallecimiento de los dos policías querellados por torturas.
El Observatorio de Derechos Humanos del País Vasco ha solicitado al Gobierno vasco el reconocimiento de Letamendi como víctima de delitos de lesa humanidad.

Madrid-
La vida de Txomin Letamendi Murua (Bilbao, 1901-Madrid, 1950) fue poco convencional y hoy, a los 75 años de su trágica muerte, parece una existencia de película. Sus hijos, con el apoyo del Observatorio de Derechos Humanos del País Vasco (GEBehatokia), llevaron en diciembre pasado ante la Justicia una querella por las torturas que el régimen franquista le infligió hasta prácticamente asesinarle, pero la jueza Silvia Villanueva, del Juzgado de Instrucción 5 de San Sebastián, ha cerrado la causa al constatar la muerte de los dos únicos policías contra los que se dirigía la querella, según ha podido saber Público.
Txomin Letamendi fue trompetista en los años 20, en la época del auge del jazz; incluso tuvo su propia banda de jazz, Elola Band. De ideología nacionalista, se posicionó desde el principio contra el levantamiento armado fascista en España. Llegó a ser comandante del batallón Ariztimuño del Euzko Gudarostea (el ejército vasco), combatiendo en el frente en Bilbao y Arrasate.
Tras la caída de la capital vizcaína, en julio de 1937, Letamendi logró cruzar la frontera francesa, llegando a París, donde se puso a las órdenes del lehendakari José Antonio Aguirre, para trabajar en los Servicios de Información del Gobierno vasco en el exilio.
Exilio en Venezuela y vuelta a Euskadi
En Francia, Letamendi conoció a la que sería la compañera de su vida, la enfermera de Ondarreta Karmele Urresti, que, como cantante, integraba el coro del Gobierno vasco. La invasión nazi les obligó a escapar a Venezuela, donde la pareja se ganó la vida en la banda Billo’s Caracas Boys. Tres años después el lehendakari Aguirre llamó a Letamendi: necesitaba que regresara a Euskadi y que se pusiera a las órdenes de Joseba Rezola, responsable nacionalista de la Resistencia vasca a la Dictadura franquista. Así, en 1943 Txomin Letamendi regresó al País Vasco bajo el yugo de Franco.
La querella de los hijos de Letamendi [Txomin y Francisco Javier Letamendi Urresti] alude a documentación hallada en el Archivo Histórico de Euskadi, en el Archivo de los Benedictinos de Lazkao, la Fundación Sabino Arana y en documentos desclasificados de la CIA para acreditar las actividades que llegó a prestar para los servicios secretos vascos y para la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), perteneciente a la Inteligencia de Estados Unidos.
La detención y las torturas
El 5 de agosto de 1946 la Policía española interceptaba en San Sebastián una valija con documentación clandestina con destino a Francia, que condujo a la detención de Letamendi. Se le abrió una causa ante la Primera Región Militar y permaneció un año en la cárcel en prisión provisional por el delito de Rebelión. El 17 de mayo de 1947 quedó en libertad y se instaló en Barcelona, siguiendo las consignas de los servicios secretos del PNV.
Tres meses después volvió a ser detenido y la Brigada Político-Social de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona se aplicó en conciencia, infligiendo torturas para arrancarle confesiones, según relata la querella, que sitúa entre los agentes torturadores al inspector general de Policía José Nogués Recoo y al agente Fernando Escudero Arcocha, entre otros. "Estos tratos dejarían a Letamendi marcado física y psicológicamente, no pudiendo revertir sus secuelas", consta en la querella.
La jueza ha probado el fallecimiento en 2013 de Escudero, y respecto a Nogués "no figuran datos ni filiación de la citada persona, por lo que no pudiendo continuar la causa contra persona no identificada, que por otro lado, se presume también fallecida, procede dar por terminada la misma", consta en el auto, al que ha tenido acceso este diario.
La condena y la muerte
El consejo de guerra que condenó a Letamendi recoge que este empleó los nombres falsos de Damián Landa y Laza y Darío Landa para sus labores de espionaje en la España de Franco. Fue condenado a cinco años de cárcel como autor responsable de un delito de conspiración para la rebelión. Pasó por la Prisión Celular de Barcelona, la Provincial de Madrid y finalmente acabó en la Cárcel Central de Guadalajara, donde recibió continuas torturas, que le llevaron a la muerte. Las autoridades franquistas le concedieron el indulto ante la inminencia de su fallecimiento y le excarcelaron. Murió el 20 de diciembre de 1950 en casa de su hermano Juan, en Madrid.
La investigación
El Observatorio de Derechos Humanos del País Vasco (GEBehatokia) celebró la admisión a trámite de la querella, pues se rompía con la dinámica de inadmisiones en base a la Ley de Amnistía de 1977 y a la prescripción de los delitos, y pese al archivo, consideran que al menos la jueza ha investigado, siendo esta una de las escasísimas ocasiones en las que se practica alguna diligencia de investigación. En este caso, la verificación de la identidad de los dos antiguos policías franquistas. El fallecimiento de ambos extingue la responsabilidad penal, por lo que la jueza no ha tenido otra opción que dictar el sobreseimiento libre.
GEBehatokia ha solicitado a la consejera de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco, la socialista María Jesús San José, que active el mecanismo administrativo necesario para poder presentar el caso de Txomin Letamendi como víctima del franquismo y que se proceda al acto de reconocimiento oficial oportuno.
"Esperamos que en breve se pueda habilitar este mecanismo para el conjunto de las víctimas del franquismo y que, en la perspectiva del 75 aniversario de la muerte de Txomin Letamendi, el próximo 20 diciembre, este resistente anti-franquista, militante del PNV, obtenga la reparación que por ley merece", dice esta asociación en un comunicado.
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