Vox señala el camino a Feijóo y le incita a la desobediencia desde el Congreso y las calles
Los dos líderes pugnan por ejercer una oposición dura contra Sánchez, pero el de Vox empuja a Feijóo a endurecer su discurso y le exige utilizar el Senado.
La cercanía con Vox ha impedido a Alberto Núñez Feijóo sumar los apoyos de casi ninguna fuerza política durante las negociaciones de investidura y, ahora, la misma extrema derecha le amenaza con dejarle todavía más solo. La condición que le pone para conservar su apoyo es muy concreta: que el Senado, donde tiene mayoría absoluta el Partido Popular, impida que se tramite la Ley de Amnistía. Una escenificación en toda regla con la que intenta marcarle el paso al presidente del PP.
“Tiene la obligación legal y moral de hacerlo. De lo contrario, estarían colaborando lateralmente con el golpe y eso nos impediría a nosotros colaborar con ustedes en el resto de las instituciones. Nos lo pondrían muy difícil”, le dijo Santiago Abascal a Feijóo desde la tribuna del Congreso. No es cualquier cosa. Lo que le exige es que utilice la Cámara Alta para impedir una iniciativa que sí recibirá el apoyo de la mayoría del Congreso de los Diputados.
La reforma del artículo 133 del Reglamento del Senado que aprobó la mayoría popular a principios de semana habilita al PP para alargar los tiempos de tramitación de la iniciativa, pero Abascal quiere más. Varias fuentes parlamentarias consultadas apuntan que ese movimiento, que terminaría con la ley publicándose en el Boletín Oficial del Estado (BOE) sin completar su recorrido por la Cámara Alta, dejaría sin efecto, precisamente, las ventajas en la gestión de los tiempos legislativos que el PP ha ganado con la reforma del 133.
Lo que buscaría la extrema derecha con este movimiento es envolver la ley de amnistía en polémicas forzándola a entrar en vigor de forma extraordinaria. Fuentes populares en el Senado lo descartan, aunque desde la dirección nacional lo dejan en el aire.
Pero Abascal no solo pidió este miércoles un acto de desobediencia institucional. El líder de la extrema derecha, que calentó la investidura de la mano del desinformador del trumpismo, abandonó el hemiciclo tras su intervención para unirse a las protestas ultras frente a la sede del PSOE en Ferraz. En Vox esperaban —lo alentaron y promovieron— una suerte de ‘rodea el Congreso’ que no llegó: las manifestaciones ante el Parlamento apenas sumaron un par de cientos de personas durante esta jornada.
En el PP desprecian los dos escenarios y restan importancia a la amenaza de sus socios de gobierno en cinco comunidades autónomas y cientos de ayuntamientos. “¿Qué quieren romper? Adelante”, dice un miembro de la dirección nacional de Génova. “No van a romper nada”, zanja despreocupado un presidente autonómico. Pero ninguno esquiva que la actuación de Vox este miércoles ha sido más reaccionaria de la ya habitual en ellos.
Lo cierto es que los dos líderes de la derecha, Feijóo y Abascal, han sido duros contra Sánchez en la primera sesión del debate de investidura del candidato socialista. Ambos han criminalizado la Ley de Amnistía y han cargado contra los “socios” con los que el PSOE se ha asegurado la investidura. Pero el líder de Vox ha ido varios pasos más allá. No solo al azuzar al PP a esa desobediencia institucional, sino también al acusar a Sánchez de dibujar un país que está ante el “fin de la democracia”.
Armengol se planta ante Abascal
Así las cosas, Santiago Abascal no solo trata de marcar el camino al PP en las instituciones. También en el relato. Durante su intervención —antes de que los 33 diputados de extrema derecha abandonaran el hemiciclo—, ha acusado a Pedro Sánchez de estar perpetrando un “golpe de Estado” y ha llegado a comparar al socialista con Adolf Hitler. Feijóo ha sido duro, pero Abascal lo ha sido más y ha terminado monopolizando el final de la jornada capitaneando hacia Ferraz a los manifestantes (no más de algunos cientos en ese punto) que protestaban en el Congreso.
“Es la vía fácil”, dicen en el PP, molestos con el hecho de que la sobreactuación de Vox y el insulto de Isabel Díaz Ayuso a Sánchez desde la tribuna de invitados hayan arrebatado el protagonismo que, en principio, pertenecería al líder de la oposición.
Pero las salidas de tono de Abascal han encontrado la oposición de Francina Armengol, presidenta del Congreso, que ha terminado por retirar del orden del día no solo las palabras “golpe de Estado”, sino “cualquier referencia” a que España no sea una democracia, según han explicado fuentes de su entorno a Público.
Calles e instituciones. La misma fórmula que está utilizando el PP para tratar de condicionar la investidura de Sánchez es la que utiliza Vox para apretar las tuercas a Feijóo y tratar de marcar su camino. Abascal terminó la jornada del martes en Ferraz, liderando las protestas callejeras —la Delegación del Gobierno cifra en 2.000 las personas asistentes este miércoles—, y lanzando un mensaje: “Movilización permanente”. Los niveles de tensión se dispararon ya bien entrada la noche.
Por su parte, Feijóo la terminó exprimiendo el balón de oxígeno argumentativo que le ha dado el choque entre Junts y el PSOE en el pleno de investidura. Miriam Nogueras, portavoz de la formación independentista, tensó la cuerda con los socialistas en su intervención, molesta con la defensa de la amnistía que Sánchez, y ha amagando con no darle sus votos este jueves. “Veremos mañana si el señor Puigdemont hace presidente al señor Sánchez o no”, dijo al término de un pleno que ha durado casi nueve horas. El PP tiene más que asumido que así será.
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