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Jornada intensiva: ¿Qué beneficios tiene? ¿Tengo derecho a disfrutarla?

Pese a que no hay una referencia específica en el Estatuto de los Trabajadores, la jornada intensiva es habitual en numerosos sectores laborales siendo regulada por el convenio colectivo en cada organización o, en su defecto, por un acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores, o por el empleador y el empleado. 

A continuación, os explicamos en qué consiste la jornada intensiva, cómo saber si tienes derecho a disfrutarla, además de los beneficios que puede aportar tanto a los trabajadores como a las empresas y organizaciones. 

¿Qué es la jornada intensiva? 

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Un trabajador subido a una estructura – Fuente: Unsplash

La jornada intensiva es un tipo de jornada laboral en la que el trabajador ejecuta su actividad de forma continuada. Se define en oposición a la jornada partida en la que el trabajador suele tener una pausa para comer aproximadamente a la mitad de la jornada. Al eliminar esta pausa, la jornada termina antes. 

Pero conviene puntualizar algunos detalles con respecto a la “intensidad” de la jornada, un término que quizás lleva a confusión. Y es que tener una jornada intensiva no supone para el trabajador que no pueda parar de trabajar hasta que termine su jornada. Al contrario, “debe” parar según la ley exige.  

El artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores que regula la jornada laboral en la sección 5ª que se refiere al “tiempo de trabajo” aclara este punto: “dicha distribución (distribución irregular de la jornada a lo largo del año) deberá respetar en todo caso los periodos mínimos de descanso diario y semanal previstos en la ley que no será inferior a quince minutos siempre que la duración de la jornada diaria continuada exceda de seis horas”. 

Tipos y duración de la jornada intensiva 

La jornada intensiva más habitual es la que se desarrolla coincidiendo con los meses de verano, desde junio a septiembre, o entre julio y agosto. En algunos convenios se organiza en función del calendario escolar.  

También se aplica habitualmente la jornada intensiva de los viernes que permite a los trabajadores salir antes de comer para tener la tarde “libre”. Y, por último, está la jornada intensiva anual que puede facilitar al trabajador la posibilidad de ejercer su labor en formato intensivo todo el año: de 8.00 a 16.00 o de 9.00 a 17.00 horas, generalmente. 

En cuanto a la duración de la jornada intensiva, esta también depende del convenio colectivo firmado en cada organización. Lo más habitual es que se trabajen más horas el resto del año para poder trabajar menos durante la jornada intensiva, para finalmente respetar el promedio de 40 horas en cómputo anual, si esta es la obligación del trabajador según su contrato.  

Tal y como sucede con la jornada intensiva de los viernes, el trabajador también ha de trabajar más horas previamente para poder disfrutar de la intensiva de verano que, por lo general, es de 6 o 7 horas. También se pueden dejar horas a “recuperar” para el resto del año.

De cualquier forma, toda esta información debe estar recogida en tu convenio colectivo, respetando, a su vez, lo que exige y regula el Estatuto de los Trabajadores: “la compensación de las diferencias, por exceso o por defecto, entre la jornada realizada y la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo legal o pactada será exigible según lo acordado en convenio colectivo (…) En defecto de pacto, las diferencias derivadas de la distribución irregular de la jornada deberán quedar compensadas en el plazo de doce meses desde que se produzcan”. 

¿Y cómo se controla la jornada intensiva? No hay que olvidar que desde 2019 es obligatorio el registro de la jornada laboral a través de un control horario de salidas y entradas.  

¿Qué beneficios tiene la jornada intensiva? 

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Una mujer trabajando en la terraza de un local. Fuente: Unsplash

Buena parte de los trabajadores, así como los especialistas en recursos humanos, consideran que la jornada intensiva ofrece diferentes beneficios tanto a los propios empleados como a las organizaciones, empezando por la conciliación.  

No obstante, conviene no generalizar, ya que cada caso es diferente. La jornada intensiva, como cualquier otra opción que flexibiliza el trabajo, es una oportunidad para optimizar el mismo, pero no es una varita mágica que solventa todos los retos de un sector muy complejo como el trabajo, sobre todo cuando hablamos de asalariados.  

Facilita la conciliación 

Más tiempo libre por la tarde (que a menudo no es estrictamente “libre”, porque las obligaciones no terminan cuando dejamos nuestro puesto de trabajo) supone mayor facilidad para conciliar el trabajo con la vida personal y laboral. No solo la familia, incluyendo los hijos, sino la propia vida personal, porque no olvidemos que los trabajadores sin hijos también tienen derecho a conciliar.  

Una mayor flexibilidad 

Es uno de los retos del sector laboral para los años venideros y la jornada intensiva puede facilitarla: ofrecer una mayor flexibilidad en aquellos trabajos que se lo puedan permitir, siempre y cuando el trabajador mantenga su rendimiento con una mayor flexibilidad en la organización de su jornada laboral.

Y es que no hay que olvidar lo que también señala el Estatuto de los Trabajadores en este sentido: “dichas adaptaciones (de duración y distribución de la jornada de trabajo) deberán ser razonables y proporcionadas en relación con las necesidades de la persona trabajadora y con las necesidades organizativas o productivas de la empresa”. 

Puede reducir el estrés 

Al ofrecer más posibilidades de conciliación y flexibilidad, el trabajador puede combinar mejor su vida privada con su trabajo con lo que se pueden reducir diversos factores de estrés. Y como sabemos, uno de los aspectos que más afecta a un trabajador (y a su productividad) es el estrés: todo lo que suponga reducirlo, es beneficioso para todas las partes

Más motivación y productividad 

Si el trabajador está menos estresado, sabe que puede terminar su jornada antes y tener más tiempo por la tarde, lo más probable es que esté más motivado. Y a mayor motivación, una mejora en el rendimiento lo que supone una mayor productividad. 

Un mejor ambiente laboral 

Todo lo descrito anteriormente contribuye a mejorar el ambiente laboral, un reto siempre presente en las organizaciones porque a estas alturas todos los agentes implicados en una empresa o en un colectivo laboral somos conscientes de que cuando los trabajadores están motivados, asumen su responsabilidad y se les ofrecen posibilidades de flexibilización y conciliación, son más “felices” y trabajan mejor.   

¿Tiene la jornada intensiva desventajas? 

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Unas personas reunidas en una oficina

Puede tenerlas porque, como hemos dicho, no debemos generalizar: cada trabajador y cada empresa son diferentes. En este sentido, una mala administración del tiempo (más reducido) puede suponer un problema para los trabajadores.  

Es lo mismo que podría suceder con la semana laboral de cuatro días, si los trabajadores (y los responsables laborales) pretenden hacer el mismo trabajo en menos horas. Por lo tanto, para que la jornada intensiva funcione ha de administrarse el tiempo adecuadamente para que no sea un arma de doble filo. 

Así mismo, tampoco hay que olvidar que cuando la empresa recupere la jornada partida, puede suponer para el trabajador un elemento más que aumente su síndrome postvacacional. Y, por último, una jornada intensiva, al tener menos horas por la tarde, puede suponer un problema para el cliente o para los colaboradores que sí trabajen con jornada partida o pretendan usar un servicio por la tarde cuando ya no está operativo, algo que sucede habitualmente en verano.

¿La jornada intensiva es obligatoria? 

Si así está establecido en el convenio de la empresa, la jornada intensiva puede ser obligatoria por lo que el trabajador deberá acogerse a ella, salvo que solicite formalmente un cambio acogiéndose al artículo 34.8 ya citado:  

“Las personas trabajadoras tienen derecho a solicitar las adaptaciones de la duración y distribución de la jornada de trabajo, en la ordenación del tiempo de trabajo y en la forma de prestación, incluida la prestación de su trabajo a distancia, para hacer efectivo su derecho a la conciliación de la vida familiar y laboral. Dichas adaptaciones deberán ser razonables y proporcionadas en relación con las necesidades de la persona trabajadora y con las necesidades organizativas o productivas de la empresa”. 

¿Cómo saber si tienes derecho a disfrutar de la jornada intensiva? 

Debes leer el convenio de tu empresa o preguntar a los responsables de recursos humanos de la misma. En caso de que no aparezca en el convenio, deberá solicitarse de forma individual para que se fije en tu contrato. En este sentido, en las últimas fechas y debido a los cambios laborales surgidos tras la pandemia, muchos convenios se han adaptado incluyendo apartados actualizados en relación al teletrabajo y a la flexibilización, incluyendo la jornada intensiva.

¿Es aplicable a autónomos y trabajadores a tiempo parcial? 

Teletrabajo
Teletrabajo

Más complicado es aplicar esta jornada a los autónomos por la particularidad de sus trabajos que suelen implicar una libertad en la elección del horario y/o la adaptación a los clientes. Por supuesto, si no dependes del horario que te imponga un cliente, la elección de tener una jornada intensiva en verano o en cualquier otra época del año será exclusivamente tuya

En el caso de los trabajadores a tiempo parcial, la jornada intensiva puede aplicarse siempre que no reduzca el número de horas totales anuales que debe cumplir el trabajador, por lo que podría ampliar el horario durante un periodo de tiempo previo para en verano tener una jornada más corta, al igual que el resto de trabajadores. Y es que el Estatuto de los Trabajadores también afirma que los trabajadores a tiempo parcial tendrán los mismos derechos que los trabajadores a tiempo completo.



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