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El menú de degustación del chef Laurent Veyet podría ser el futuro de la alimentación de una población mundial en auge. Entre sus platos estrella: ensaladas de gambas con gusano amarillo e insectos crujientes en lechos de verduras. Este restaurador francés  cultiva sus gusanos de la harina, alimentándolos con avena y verduras. Mueren naturalmente después de cuatro meses a un año, momento en el que se recolectan para cocinar. En París se han vuelto a abrir las terrazas después de más de un año de confinamiento por la pandemia y los platos de Veyet atraen cada vez a más a público que busca una aventura culinaria.  "Es el plato ideal para los principiantes", ha dicho el chef parisino, mientras prepara una ración de pasta hecha con harina de gusano, batata y larvas de insectos salteadas.  La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria aprobó en mayo la venta en el mercado de este tipo de gusano de la harina. así se le conoce. La agencia ha recibido  más de una docena de solicitudes para productos alimenticios a base de insectos, incluidos grillos y langostas. Los gusanos de la harina, y los insectos en general,  son una fuente de alimento sostenible y con bajas emisiones de carbono de cara al futuro. Esta cliente que cena acompañada de sus dos hijas cuenta que se siente como si estuviera en un restaurante tradicional excepto por la apariencia de lo que está comiendo, que es diferente. Pero que los gustos son muy similares a la comida tradicional. El gusano de la harina puede parecer un gusano poco apetitoso, de hecho son las larvas del escarabajo oscuro, pero es rico en proteínas, grasas y fibra. El gusano de la harina se puede usar entero en curry o ensaladas, o molido para hacer pasta de harina, galletas o pan. Para Veyet, el desafío es doble: ganarse a la opinión pública y aprender a combinar el sabor de los insectos con otros alimentos.