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Eutanasia Ángel Hernández: "La lucha y el dolor de mi mujer fueron un revulsivo para aprobar la ley de eutanasia"

El hombre que ayudó a morir a María José Carrasco, enferma de esclerosis múltiple, se sentará en el banquillo de un juzgado de Violencia sobre la Mujer. Acusado de un delito de cooperación al suicidio, la fiscalía pide una pena de cárcel, que podría llegar tras la entrada en vigor del derecho a la muerte digna, aprobado en el Congreso pese al rechazo del PP y Vox.

El defensor de la eutanasia Ángel Hernández, en la sede de Derecho a Morir Dignamente. / HENRIQUE MARIÑO
El defensor de la eutanasia Ángel Hernández, en la sede de Derecho a Morir Dignamente. / HENRIQUE MARIÑO.

Ángel Hernández celebra la aprobación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia, aunque justo después explica a Público que no podrá tomarse un descanso, como había previsto si el Congreso la sacaba adelante, pese a los votos en contra del PP y Vox.

La convocatoria de elecciones en la Comunidad de Madrid, según el viudo de María José Carrasco, ha abierto la puerta a que la extrema derecha gobierne en la región, por lo que seguirá batallando para evitar que un hipotético Gobierno ultraconservador trate de poner palos en las ruedas o de dificultar los avances conseguidos después de tantos años de esfuerzo.

El marido de María José, enferma de esclerosis múltiple, será juzgado en los próximos meses por un delito de cooperación al suicidio. Su caso está en manos de un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, una polémica decisión que según él criminaliza a los defensores de la muerte digna y desprestigia a los propios juzgados especializados en agresiones machistas.

La fiscalía ha solicitado seis meses de cárcel, por lo que una hipotética pena resultaría, además de sorprendente, anacrónica, pues Ángel Hernández aportó pruebas en vídeo del terrible dolor que sufría su mujer y de cómo la cuidó hasta sus últimos días.

Su lucha, al fin, se ha visto reconocida.

Mi lucha y la lucha de los demás. Nuestro caso fue un revulsivo, gracias también a la situación que ya se había creado en nuestro país, donde se contaba con los apoyos necesarios para sacar adelante la ley de eutanasia. Pero no cabe duda de que nuestra lucha y el ejemplo de María José y su dolor fueron un estímulo, sobre todo por la forma en que presentamos su caso.

"En este país al torturado se le premia con el mito del cielo y al torturador se le ponen medallas", ha dicho. Ahora, Vox y el PP han votado contra de la ley. Sin novedad en el frente…

Más que su oposición a la ley en el Congreso, lo que me está preocupando ahora mismo, tras su aprobación, es lo que va a pasar el 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. Si la extrema derecha gana las elecciones —porque el PP de Madrid es de extrema derecha— y gobierna la región, va a bloquear la ley. A pesar de que su cumplimiento es obligatorio, hará todo lo posible por bloquearla.

La ley ha salido adelante gracias a un Gobierno progresista. Si nos atenemos al revisionismo del PP, como sucedió con el intento del exministro Gallardón de reformar la ley del aborto, ¿teme que un hipotético Gobierno conservador intente tumbarla en el futuro?

No creo que el PP llegase a tanto, porque al final asumen todas las leyes. Vox, en cambio, no lo hace, porque está dispuesto a romper la democracia, pues ese es el motivo por el que irrumpió en la escena política… Me cuesta mucho pensar que el PP intentase tumbar la ley en el Congreso si gobernase en el futuro, aunque si gana el 4-M no me cabe duda de que la bloquearía en Madrid.

Será juzgado por un delito de cooperación al suicidio en un juzgado de Violencia sobre la Mujer y la fiscalía ha solicitado tres meses de cárcel. Un sinsentido todavía mayor tras la aprobación de la ley, pues el juicio podría celebrarse después del verano, de modo que cabría esperar una condena tras la entrada en vigor de la ley en junio.

Sí, pero me van a juzgar de todas las maneras, eso está claro. Luego dependerá de lo que decida el tribunal: si me absuelve, si me condena a tres meses o si me impone una pena mayor. Puede ocurrir de todo...

¿Cómo no se han tenido en cuenta los vídeos que reflejan el dolor de María José y el cariño que le profesó con sus cuidados hasta el último día, demostrando que su muerte fue un acto de amor?

No les ha importado nada. Yo entiendo que, hasta no se desarrolla la instrucción, puedan sospechar que yo no diga la verdad. Ahora bien, una vez que han investigado y visto los vídeos que aporté, han comprobado que yo no he maltratado a mi compañera. Y, sin embargo, estoy en un juzgado de Violencia sobre la Mujer. Ese es el despropósito, que demuestra que la Justicia no está bien. Me pueden juzgar por lo que hice, pero no por lo que no soy.

Y, obviamente, nunca ha sido un maltratador.

Ya no es que no existan pruebas, sino que ni siquiera hay indicios de maltrato. Es más, la prueba de mi inocencia está en los tres meses de pena que ha solicitado la fiscalía, porque si me hubiera considerado un maltratador habría pedido una pena mucho mayor.

Una hipotética condena sería impopular, tanto porque podría producirse tras la aprobación de la ley como porque la mayoría de la población está a favor del derecho a una muerte digna, según reflejan las encuestas. ¿Cree que existe la posibilidad de que sea condenado?

Sí, aunque puede pasar de todo. En principio creo que voy a ser condenado. Desconozco la pena, pero si me han llevado a juicio es para condenarme.

El juicio del doctor Montes fue usado por la derecha como una cortina de humo para desprestigiar la sanidad pública y tapar su privatización. Luego la tomaron con usted. Ahora llega una victoria moral, pero pírrica si tenemos en cuenta que el servicio que presta la sanidad pública sigue deteriorándose por culpa de las políticas neoliberales del PP.

Desde luego. La prueba está en que María José estuvo nueve años esperando por una plaza en una residencia y no se la otorgaron. Es más, cuando tuvieron que operarme, solicitamos una plaza temporal para que fuese atendida durante solo unos días, y esa petición también fue denegada.

Hasta ese punto llegó el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que ignoró la ley de dependencia y no nos prestó asistencia.

Ángel Hernández ayuda a morir a su mujer, María José Carrasco Motos.
Ángel Hernández ayuda a morir a su mujer, María José Carrasco Motos.

¿Le denegaron la plaza porque la pidió usted o cree que le sucedería lo mismo a cualquier otro ciudadano?

No lo sé, pero creo que le pasaría a cualquier ciudadano, porque la Comunidad de Madrid no funciona bien. No son buenos gestores, la dependencia está por los suelos y no se preocupan por la sanidad.

Incluso con la pandemia del coronavirus les da igual que se mueran diez personas o que se mueran veinte, porque teóricamente solo se preocupan por la economía, que tampoco va bien, por mucho que sostengan lo contrario.

Y ahora Ayuso imprime más vigor a su cruzada ideológica para tratar de pescar votos en el caladero de Vox.

No me creo que lo haga para quitarle votos a Vox. En realidad, el PP de Madrid es de extrema derecha. Incluso la propia Ayuso se siente orgullosa de ser fascista, como ha dicho públicamente: "Cuando te llaman fascista sabes que lo estás haciendo bien", afirmó, porque según ella "estás en el lado bueno de la historia".

Quitarle votos a Vox puede ser una justificación, pero no les hace falta, porque ya son de extrema derecha. En otras regiones, como Galicia, los dirigentes populares pueden tener otra actitud ideológica. Sin embargo, el PP de Madrid es un partido fascista.

El defensor de la eutanasia Ángel Hernández y María José Carrasco.
Ángel Hernández y María José Carrasco, en una foto de juventud. / ARCHIVO FAMILIAR.

Me imagino que le gustaría que María José hubiese podido ver la aprobación de la ley.

Sí. Ella estaba deseando que yo la ayudara, aunque la pena que se llevó era lo que me podía ocurrir a mí. En ese sentido, habría sido bueno que la ley se hubiese aprobado cuando ella vivía.

Ahora que se ha aprobado la ley, ¿tiene más ganas de vivir que nunca?

Yo siempre he tenido muchas ganas de vivir, pero después de la aprobación de la ley de eutanasia pensaba descansar.

Sin embargo, tras convocarse las elecciones del 4-M, voy a tener que ponerme las pilas para denunciar la posibilidad de que la extrema derecha se haga con el poder en Madrid. Por eso debo volver otra vez a batallar, como lo he hecho desde que era prácticamente un niño.

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