La Comunidad de Madrid es la autonomía que más amplía el gasto en conciertos privados. La puesta en práctica de las políticas neoliberales del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, basadas en la externalización de servicios públicos básicos, ha supuesto un total de 300 millones de euros más desviados a las empresas que hacen negocio con la sanidad.

De acuerdo con los datos publicados en el último informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), Madrid ha incrementado en casi tres puntos el porcentaje de gasto sanitario para este fin, pasando de un 9% a un casi 12% en apenas un año. Una tendencia que contrasta con la inmensa mayoría de regiones, donde ha disminuido. Incluso en Catalunya, territorio que siempre encabeza las privatizaciones, la proporción ha pasado de un 24,5% a un 23,9%.

El análisis de la FADSP evidencia una brecha significativa entre comunidades autónomas sobre los datos de los conciertos sanitarios con entidades privadas evidencian. Lejos de las marcar líderes, regiones como Castilla y León gastaron en conciertos cerca de un 2,8%, Andalucía un 3,9% o Cantabria un 3,1%.

Es más, a lo largo de los últimos 20 años, el dinero para la privada en Madrid ha subido más de 700 millones, mientras que la inversión en el mantenimiento de la pública se ha reducido en torno a un 75%, según el Instituto de Estadística de la autonomía.

Lo que la convierte a Ayuso, además, en la presidenta que menos dinero dedica a su sanidad pública, con una partida que, por descontado, no incluye el gasto para una adecuada dotación de personal necesaria en los distintos ámbitos asistenciales. Tampoco el incremento presupuestario para la estabilización del empleo, ni los 85 millones de euros para iniciar la inclusión en la Carrera Profesional del personal estatutario no fijo, pactado entre la Consejería de Sanidad y los sindicatos allá por 2017.

Este modelo ha ido desgastando y deteriorando la asistencia 100% pública, asfixiada por la infrafinanciación. Frente a este descalabro, muchos ciudadanos han optado por asegurarse, nunca mejor dicho, su atención sanitaria, recurriendo a la contratación de seguros privados. Tanto Madrid como Catalunya lideran, de nuevo, este ranking con el 38,11% y el 32,82% de sus usuarios metidos en una aseguradora, respectivamente. Les sigue Illes Ballears, con el 30,10%, y Aragón, con el 22,94%.

Las plazas de médicos y enfermeras sin cubrir y las listas de espera provocadas por la falta de recursos humanos también han repercutido en que la gente acuda con relativa frecuencia a consultas del médico de cabecera privado: en Ballears lo hizo el 27,2% de usuarios, en Catalunya el 24,3% y en Madrid el 23%. Mientras que los ciudadanos que menos apostaron por la Atención Primaria privada han sido los de Navarra (10,70%) y Extremadura (14,5%). 

Por su parte, el gasto de bolsillo anual por persona en sanidad asciende a 659,95 euros en La Rioja, 582,73 euros en Madrid y 526,49 en Navarra. Quienes menos invierten son los castellanomanchegos, los andaluces y extremeños.

La opinión de la ciudadanía

Como consecuencia, el informe refleja que la inmensa mayoría de los habitantes tienen una perspectiva del Sistema Nacional de Salud bastante regular y ninguna alcanza el notable. Y no se trata de una cuestión de falta de confianza en la atención recibida por los profesionales, pues más del 80% confiesa que, en caso de necesitar ser hospitalizados, eligen lo público. Sino que los pacientes son testigo en sus propias carnes de las carencias, cada vez más profundas, generadas por el descuido del sistema.

Un descontento que se ha puesto de manifiesto con las múltiples huelgas, concentraciones y actividades reivindicativas que, tanto sindicatos como los movimientos vecinales están organizando con el objetivo de rescatar a tiempo el Estado del Bienestar. 

En este sentido, el nivel en el que más se ha notado es en Atención Primaria y la comunidad más perjudicada ha resultado ser Andalucía, con una puntuación, a juicio de los usuarios, de 5,89 sobre 10. Le siguen Madrid, con un 5,99, y el País Valencià con un 6,15.