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BBC Una serie de la BBC sobre una agresión sexual ofusca a Reino Unido

Michaela Coel, guionista, directora, protagonista y productora, de I May Destroy You rechazó un millón de dólares de Netflix por la serie autobiográfica que ha hecho la BBC y HBO.

Escena de 'I May Destroy You'. / BBC
Escena de "I May Destroy You". / BBC

Todos los medios de comunicación británicos han tratado ampliamente sobre I May Destroy You (Podría destruirte) y cada uno ha venido a decir una cosa distinta. Sin duda, la serie televisiva de doce capítulos que ha finalizado esta semana da para mucho. Detrás (delante, arriba y abajo) del programa está Michaela Coel, guionista, directora, protagonista y productora, una mujer de 32 años que lleva a la pantalla sus experiencias personales de haber sufrido una agresión sexual –hasta cinco tipos de violaciones identifica uno de los personajes- y el efecto traumático que le produce en la vida cotidiana y en su relación con familia y amigos. Michaela se estrenó en televisión con la serie Chewing Gum (Chicle) y anda rodada relacionándose con corporaciones, compañías de producción o plataformas televisivas. Hizo dos temporadas de Chewing Gum y se plantó a pesar de cosechar gran éxito en Reino Unido por Channel 4 y en EEUU por Netflix, y ganar dos premios Baftas en 2016.

Chewing Gum trataba de una adolescente que quería perder la virginidad. La serie actual puede enmarcarse como continuidad. Michaela ha explicado en una entrevista a Vulture que cuando empezó a tantear el terreno, en la primavera de 2017, para convertir en serie I May Destroy You, la plataforma estadounidense de televisión Netflix le ofreció un millón de dólares de entrada y una cifra "desconocida" al final de la emisión. Ella, sin embargo, quería retener un porcentaje de los derechos de autor. Las negociaciones las hacía a través de la agencia CAA (Creative Artists Agency) de EEUU que la representaba. "Primero pedí retener un 5% de los derechos de autor, después baje el 2% e incluso al 0.5%, pero insistían en que no era la forma de funcionar allí, en EEUU", cuenta la actriz y guionista en la entrevista citada. Dio el portazo a Netflix y llamó a la puerta de la BBC, allí le adjudicaron el control en todo el proceso de dirección, interpretación y producción y asesoramiento en los campos en los que lo necesitase. Después se incorporó HBO, la cadena de pago de la WarnerMedia Entertainment para emitirla en EEUU. Con estas sólidas alforjas se ha lanzado al mundo.

I May Destroy You la protagoniza una generación de jóvenes de raza negra, la de Michaela, del este de Londres –preciosa fotografía de la ciudad nocturna- en la que el sexo, desvinculado al amor e incluso a la atracción física, genera un tráfico en todas direcciones y cuestiona, y marca, el límite entre la violación y el consentimiento o la conversión de uno con lo otro. El personaje del actor Paapa Essiedu queda con otro a través de una web para tener relaciones homosexuales en las que tras una penetración consentida es sometido a otra forzado. "I May Destroy You presenta la agresión sexual al desnudo, sin vergüenza o tapujos por parte de víctimas y ejecutores", escribe la crítica de televisión de The Independent, uno de los medios que ha elogiado el programa. En The Times escriben que "en televisión no ha habido nada tan sexualmente gráfico, sin erotismo, como en esta serie". Y puestos a subir el listón, rompe también el tabú de la menstruación cuando uno de los amantes de Michaela –o Arabella- topa con un coagulo de sangre de la menstruación.

Un 20% de mujeres británicas y un 4% de hombres sufren algún tipo de agresión sexual, según los datos de denuncias policiales

Las cifras sobre agresiones sexuales indican que un 20% de mujeres británicas y un 4% de hombres sufren algún tipo de agresión sexual, según los datos de denuncias policiales. Lo que trata la serie no es único de la guionista, que fue violada por dos desconocidos, no obstante, los personajes no se dividen en buenos y malos ni en víctimas ni ejecutores. Los traumas, por agresión sexual, ausencia del padre en la infancia, abuso escolar por los compañeros o por las circunstancias sociales son parte de la vida misma. "Vivir es traumático", dice Michaela en Vulture y lo especifica en los personajes y las situaciones que conforman los capítulos de I May Destroy You.

Michaela Coel y Paapa Essiedu, por citar a los dos principales protagonistas, forman parte de una de las capas de la multirracial, multicultural y multireligiosa ciudad de Londres, donde nacieron y se formaron. Su britanismo transpira por todos los aspectos de su vida; en cómo se relacionan con la administración pública, la Justicia, el racismo o el Estado de Bienestar. Son una generación dependiente del teléfono móvil y la comunicación electrónica, los otros grandes protagonistas de la serie en la que el personaje de Arabella reflexiona constantemente sobre el porqué hace tal o cual cosa. La directora y guionista, que oficialmente atiende al nombre de Michaela Ewuraba Boakye-Collinson, conoció al actor Paapa Essiedu en la Guidhall School of Music and Drama. Ella, a sus 32 años, es una especie de mujer-orquesta del sector artístico y creativo; la primera en esto, la primera en aquello.

La pertenencia a una clase social determinada –alegorizada en la escuela a la que asistieron o en el número de dormitorios de la casa o el piso en el que crecieron- se convierte en la etiqueta con la que los británicos entran en el mundo laboral y en el de los adultos. Michaela cuenta en las entrevistas de promoción de I May Destroy You lo siguiente: "Los estudiantes de Guidhall se dividían entre los que venían de casas de su propiedad de los que éramos inquilinos; nosotros no teníamos jardín ni tierra en la que plantar y ver crecer flores; siempre fuimos inquilinos; hay algo en vivir y crecer entre hormigón que queda dentro de ti porque el suelo que pisas es frágil, no es tuyo, y eso te empuja a buscar seguridad, te genera ambiciones puesto que todo es incierto", explica la actriz como motivación de su carrera profesional. Y lo hace sin rencor, mezclando la comedia y la tragedia para que se digiera mejor.

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