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Carla Antonelli: 45 años de lucha política que acaba en divorcio con el PSOE

La política y activista por los derechos LGTBI ya protagonizó una huelga de hambre en 2006 por los retrasos de su propio partido en la aprobación de la ley de identidad transexual. Ahora dice "basta" y pide su baja de militancia.

Carla Antonelli
Carla Antonelli, en una foto de archivo durante una manifestación por los derechos del colectivo trans. Ricardo Rubio / Europa Press

No es la primera vez que Carla Antonelli pone el cuerpo, su militancia y hasta su salud para defender los derechos de las personas transexuales. Tampoco es la primera vez que amenaza con abandonar el partido en el que milita y donde ha tenido diversos cargos, por las dudas de sus compañeros a la hora de apostar por estos derechos. No es su primera acción contundente y probablemente tampoco será la última. En esta ocasión, su lucha la ha alejado del PSOE, un partido en el que milita desde hace varias décadas y donde ha peleado siempre para que los derechos de las personas trans sean reconocidos por ley. Este martes ha dicho "basta", con una "profunda decepción y vacío" por el proceder de su partido en relación a la ley trans.

Hace ahora poco más de un año amagó con dejar el partido. En el fondo de su decisión estaba el desacuerdo con decisiones de los órganos de gobierno del PSOE en relación a los derechos de las personas LGTBI y, sobre todo, con la postura de una parte del partido que se manifestó en contra de la ley que estaba impulsando el Gobierno de coalición. Al frente de esta corriente estaba la entonces vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que a su vez era la responsable de Igualdad dentro del partido. Calvo y diversas feministas socialistas afirmaban que la autodeterminación del sexo en el registro suponía una "inseguridad jurídica" y la invisibilización de los derechos de las mujeres. Estas mismas posturas se han reavivado ahora con la tramitación de la ley en la Cámara Baja. 

El 40 congreso del Partido fue un momento de reconciliación. En él, el partido acordó aprobar la ley de derechos trans y LGTBI que estaba impulsando el Ministerio de Igualdad. Pero la paz duró unos pocos meses, hasta que la norma entró en el Congreso de los Diputados. Entonces, la disensión dentro del propio partido y las presiones por modificar aspectos de la ley considerados como líneas rojas por las organizaciones LGTBI, han tensado las relaciones y retrasado ya el debate de la ley, que está siendo tramitada de urgencia. 

De la huelga de hambre al abandono de la militancia

Ya en abril del 2006, esta activista por los derechos trans y entonces coordinadora del PSOE del área LGTB, anunció el inicio de una huelga de hambre. Los motivos: el retraso y las reticencias de su partido a llevar al Consejo de Ministros una ley de identidad transexual a la que se habían comprometido en el programa electoral. Antonelli manifestó entonces que "la falta de compromiso del Gobierno nos lleva a ofrecer lo único que tenemos de valor: nuestras propias vidas, porque no tenemos derecho, ni dignidad, ni trabajo, lo que nos condena a ejercer la prostitución. Ya no es momento para promesas, sino de realidades".  Un déjà vu que hoy se repite en forma de renuncia a su militancia del PSOE. "No dejo el socialismo", ha manifestado en un escrito y en sus redes sociales, "soy y seré socialista, donde quiera que esté y cual sea el ámbito de la vida".

Poco antes se había conseguido otro hito en el que Antonelli había participado de forma activa: la ley de matrimonio igualitario, una promesa de Rodríguez Zapatero convirtió en una de las primeras normas aprobada en su primera legislatura. La ley trans, sin embargo, tuvo entonces que esperar. Finalmente se aprobó en 2007, una norma que aún sigue en vigor y que es la que se intenta sustituir en la actual legislatura. La ley, avanzada para la época, se ha quedado anticuada en los nuevos tiempos, en los que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó de las patologías la transexualidad. La norma, aún vigente, exige que las personas trans se sometan a dos años de hormonación obligatoria y a contar con un informe médico que acredite su condición de disforia de género antes de poder realizar el cambio registral de sexo. La nueva norma, por el contra establece la autodeterminación de género, que supone que se pueda realizar el cambio registral con la sola voluntad de las personas.

Más de 45 años de activismo

Cuando Antonelli comenzó su batalla por los derechos de las personas LGTBI en 1977, acababa de morir Franco. Ser homosexual o trans en esa época implicaba pena de cárcel por la ley de peligrosidad social. Nacida en Güímar (Tenerife) en julio de 1959, a los 18 años abandonó su localidad natal y la isla por resultarle imposible desarrollar su vida como trans en un entorno cerrado y rural. Su militancia política en el socialismo comenzó desde muy joven. Ya antes de las primeras elecciones en las que ganó el PSOE, ella había hecho campaña por el socialismo. 

Fue la primera en hacer muchas cosas. La primera mujer transexual en llegar a un cargo político dentro de un partido. La primera transexual en protagonizar una serie en la cadena pública RTVE, la primera transexual que, tras aprobarse la ley de 2007, solicitó que su verdadera identidad figurase en los documentos oficiales... Hoy es la primera mujer trans que abandona su militancia en un partido como protesta política contra las dilaciones en relación a sus derechos.

Sus enfrentamientos con Carmen Calvo y con parte de las feminista socialistas han abierto un sisma difícil de cerrar. Desde sectores de su propio partido la han ido apartando de los cargos de responsabilidad. Diputada en la Asamblea de Madrid entre 2011 a 2021, denuncia que esta pugna la dejó fuera de la posibilidad de repetir en el cargo. Compañeras que hasta hace pocos años habían hecho gala de que formara parte del Socialismo, la han definido en los últimos meses como un "tiarrón con faldas", como ha hecho la también socialista y filósofa Amelia Valcarcel en distintos ambientes públicos.

La gota que colmó su vaso, sin embargo, no fue esto. La gota que colmó su vaso ha sido el nuevo retraso pedido por su partido en el Congreso para aprobar la ley de derechos trans y LGTBI. ​Algo en lo que no quiere participar, tal como explica en su escrito de renuncia. "Hoy, digo lo mismo que hace 16 años, prefiero ir por la calle y mirar de frente a mis compañeras/os/es trans que agachar la cabeza de la vergüenza por haberles traicionado", denuncia.

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