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Feminismo y trasexualidad Carla Antonelli: "Nadie abre o cierra las puertas del feminismo, porque no es un club privado"

Esta política del PSOE, diputada de la Asamblea de Madrid, mujer trans y luchadora por los derechos LGTB, afirma en esta entrevista que los desencuentros entre un sector del feminismo y este colectivo están artificialmente inflados y que quien los instiga tiene nombre y apellidos. Que acusar a las trans de invisibilizar a la lucha de las mujeres es tirar piedras sobre el propio tejado del feminismo y constituye un discurso de odio.

Para Twitter España, estos insultos a Carla Antonelli 'no incumplen sus reglas'
Carla Antonelli en una foto de archivo

Marisa Kohan

Carla Antonelli (Tenerife, 1959) es una activista, actriz y política española. Su condición de mujer trans la empujó al activismo político desde joven y es militante del PSOE desde los años 90. En la actualidad es diputada por este partido en la Asamblea de Madrid. En los últimos días su voz se ha oído en redes sociales y en debates por sus duras críticas a un documento interno de su partido en forma de argumentario, en el que se fijaban posiciones duras en contra del "derecho a la autodeterminacón sexual" por "carecer de racionalidad jurídica".

Estas posiciones colisionan con algunas de las principales leyes que el Ministerio de Igualdad tiene sobre la mesa para aprobar a lo largo de esta legislatura, como la de derechos LGTB, la conocida como ley Trans, la de violencia sexual e incluso la de modificación de las medidas registrales de 2007 que el propio PSOE presentó en 2017, pero que no llegó a aprobarse por el adelanto electoral.

¿Qué sintió cuando leyó el argumentario de su partido en contra de la autodeterminación de género firmado por algunos de sus pesos pesados, como la vicepresidenta y responsable de Igualdad, Carmen Calvo?

Un total desconcierto, porque ese documento había salido de una secretaría de mi partido, la de Igualdad, y se estaba dando a entender que era la postura oficial del partido. Pero las posturas del PSOE se debaten y se fijan en los congresos y en las conferencias políticas, no en las secretarías. Y lo que dice ese panfleto tránsfobo nada tiene que ver con la postura que el partido aprobó y defiende. Es algo que no me representa y que además me ofende y atenta contra mi propia dignidad y la de todo un colectivo que quieras o no está ahí.

La que no se ha movido un milímetro de donde estaba soy yo y es lo que el PSOE ha defendido a lo largo de los años.

¿Y cuál es la postura que defiende el PSOE en este tema?

La defensa de los principios de autodeterminación, que no es otra cosa que los principios de despatologización que la Organización de Mundial de la Salud (OMS) avaló hace dos años descatalogando la transexualidad como trastorno mental. Por lo tanto no tiene ni pies ni cabeza que se siga exigiendo requisitos médicos de diagnóstico cuando la propia OMS dice que no lo es, igual que lo dijo en su momento de la homosexualidad.

El PSOE ya aprobó la ley 3/2007 una norma que por primera vez en la historia eliminó  la obligación de someterse a la cirugía para que los trans pudieran hacer el cambio registral de nombre y sexo a través de un mero trámite administrativo. Sin embargo mantenía la necesidad de presentar un diagnóstico de disforia de género y haberse sometido, al menos, dos años de tratamiento hormonal. En 2017 presentó otra ley para reformarla, y eliminar de ella cualquier vestigio que demostrara enfermedad mental o tratamiento y que consagrara por primera vez esa autodeterminación de género. Esa ley no se llegó a aprobar por el adelanto electoral, pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió públicamente en el discurso de investidura con lo que estaba en el programa del Partido Socialista: que en esta legislatura se aprobará la primera ley trans estatal en España.

El panfleto en forma de argumentario no es la postura oficial del partido y así ha quedado reflejado este miércoles. Ahora todo ha cambiado.

¿A qué se refiere?

A que la delegación federal LGTBI del PSOE se reunió en Ferraz [sede nacional del partido] con representantes de las juventudes socialistas y con los coordinadores regionales y llegaron a un acuerdo que contradice el panfleto tránsfobo y afirma que mantenemos todos los compromisos que tenemos adquiridos. Que el partido sigue comprometido con la aprobación de la ley que presentamos en 2017 en el Congreso donde están los principios de la autodeterminación y los principios de la despatologización. Esa ley en su artículo cuarto señala estos compromisos que nadie discutió jamás dentro del partido.

Durante los últimos años se presentaron muchos proyectos de ley: entre ellos el de igualdad LGTB, la ley Trans y esta de la reforma del cambio registral de nombre y sexo de las personas trans. Porque desde hace 13 años esta ley es patologizante y no incluye a los menores, cosa que el Tribunal Constitucional avaló y ordenó incluir.

Es nuestro programa electoral, es lo que hemos defendido a lo largo de todo este tiempo, es lo que ha emanado de las conferencias políticas y este acuerdo viene a decir que vamos a mantener estos compromisos.

Parte del feminismo radical está planteando que el concepto de la autodeterminación de género supone problemas para el feminismo porque borra a las mujeres, las invisibiliza. ¿Qué opina?

Es curioso y cuanto menos llamativo que sea esa la cuestión en disputa por ese sector. Porque ¿que es autodeterminación? No es otra cosa que la liberación de tutelas y tutelajes. Desde pequeñitas estamos dependiendo de los criterios de unos y de otros, para pasar a los criterios de médicos y de jueces y siempre estar juzgada o sojuzgadas. Y siempre tenemos que depender de que alguien nos diga cómo somos las mujeres.

Y digo que es curioso, porque se parece a la misma lucha de empoderamiento y emancipación de todas las mujeres, que pasamos de estar tuteladas por nuestros padres a estar tuteladas por nuestros maridos en otras épocas. Y dependientes y dependiendo siempre de la autorización de alguien para abrir una cuenta en un banco o para hacer cualquier gestión jurídica. O para nuestra propia liberación del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, donde hombres estaban decidiendo si lo podíamos hacer o no. O sea que la lucha de la liberación de todas las mujeres ha sido quitarnos de encima el yugo de la dependencia para no depender de los permisos o criterios de otros y que desgraciadamente sigue sucediendo en muchos países del mundo.

En este caso, las personas trans lo único que estamos reclamando es el derecho a la propia autodeterminación para decidir libremente quiénes somos. Que nadie nos haga pasar por un juicio o por un diagnóstico. A las mujeres también nos llamaban histéricas hace 100 años y nos decían que no teníamos derecho a poner un voto en las urnas porque éramos volubles, porque no teníamos razón y no éramos de fiar.

Por eso es curioso y llamativo que un grupo de mujeres estén negando el derecho a la propia determinación ni más ni menos de quienes somos, cuando las luchas han sido absolutamente paralelas.

La autodeterminación no se trata de un sentimiento, como dicen. Es quien eres. Y nadie me abre o me cierra las puertas para entrar en el feminismo, porque no es un club que pertenezca a nadie, no es privado. Ni voy a dejar de ser, ni voy a dejar de estar, ni voy a desaparecer. Esas ideas dicen poco, y negativo, de quienes las sustentan, porque solamente hacen referencia a sus propias inseguridades. El feminismo somos todas, con una diversidad y unos debates de la noche de los tiempos.

¿Estos desencuentros son nuevos? ¿Hay un momento en que se comienza a cuestionar la hermandad ente feminismo y el colectivo LGTB?

Lo de ahora mismo es un debate inflado. Una controversia que no existía hace apenas cuatro o cinco años. Nunca se había planteado. Esto surge hace un par de años y tiene nombre y apellidos que no voy a pronunciar. La verdadera hermandad del feminismo con la lucha LGTB o el reconocimiento de las mujeres trans data de los años 90. El feminismo, el de verdad, nos recibió entonces con los brazos abiertos y yo fui una de las personas trans, junto a otra compañera, que portamos la pancarta por la calle Atocha en el Día de la Mujer. Fue el reconocimiento público de que para el feminismo las mujeres trans no éramos otra cosa que lo que somos: mujeres. Con idiosincrasias particulares, como puede ser una mujer negra, una de Irán o mujer rubia o gitana. Pero mujeres al fin y al cabo. Aquí siempre ha habido una hermandad sin ningún tipo de problemas.

Este debate inflado sigue la máxima de que tu creas un problema donde no existía para luego poder liderarlo y vivir de él. Pero el problema es que estamos hablando de que por medio hay personas, hay seres humanos, hay niñas y hay niños, hay adolescentes y personas mayores que nos hemos convertido en los muñequitos del pim, pam, pum… Y si nos pinchan sangramos. Y si nos vejan nos duele. Somos un colectivo lo suficientemente discriminado como para ser más señalado y estigmatizado. A nadie se le escapa, porque es público, que el Partido Feminista es quién se tiró a la piscina con todos estos pronunciamientos que llevaron a un debate interno en Izquierda Unida y acabó con su expulsión.

Algunas feministas ven que esta autodeterminación de género pueda tener efectos negativos en leyes como la de violencia de género, en políticas de igualdad, en competiciones deportivas…. ¿Tienen fundamentos?

Es una barbaridad. Algunas feministas están usando la misma estrategia que utiliza la extrema derecha y el machismo recalcitrante para desvirtuar todos los logros que hemos conseguido las mujeres a lo largo de los años. Es elevar la singularidad a la globalidad, porque es plantear un caso como si fuese el referente de todas las personas y de un conjunto. Es lo mismo que utiliza la derecha y el patriarcado rancio cuanto una mujer asesina a su marido y lo ponen como ejemplo para defender que la violencia estructural es la misma entre hombres y mujeres, con el fin de desnaturalizar e intentar derogar la ley de violencia de género.

Cuando todas sabemos perfectamente que la violencia ejercida por el hombre sobre la mujer es la mayoritaria. Es más del 90% de la violencia y que lo contrario es una singularidad. Por lo tanto están echando mano de los mismos recursos que se utilizan para desvirtuar los logros y las luchas de las mujeres a lo largo de décadas.

Esos ejemplos que ponen de un violador que se declaró mujer para agredir o para no ser condenado… ¿Qué están pretendiendo decir con eso? Lo que no se puede hacer es sacar un ejemplo singular, descontextualizado, para decir luego que todo el conjunto es una cosa. Eso se llama incitar al odio.

Un ejemplo sobre las normas deportivas. El Comité Olímpico Internacional (COI), ya estableció las normas sobre las competiciones y por lo tanto los niveles hormonales, que en el caso de las mujeres trans tienen que ser los mismos o por debajo de la testosterona que tiene cualquier mujer. Si no, no pueden competir. Los casos que se puedan dar que no son así vuelven a ser casuística. Son mensajes tendenciosos que hieren la inteligencia. No podemos caer ahí. Es muy burdo.

Últimamente se están asociando los avances de los derechos del colectivo trans con la teoría 'queer'. ¿Qué relación tienen?

Ninguna. Precisamente lo queer que alegan es un debate que se origina en el feminismo. No sé de qué estamos hablando. Lo queer siempre fue para mí desde el minuto uno, el palo, la zanahoria y el burro. Porque realmente el objetivo era el paraguas de todas las personas trans y específicamente de las mujeres. Y la evolución a lo largo de los últimos años lo ha demostrado.

Primero era lo queer, después pasaron a ser las mujeres trans que no estaban operadas y luego también cayeron las que estaban operadas, que pasaron a ser denominadas "hombres con coño". Por lo tanto, el dibujo en el tiempo es nítido. No era lo queer. El objetivo final es lo que vemos en el presente, lo que ya tenemos aquí: la negación a la propia libertad y voluntad de que eres lo que eres sin ningún tipo de tutelas ni tutelajes.

Pero a esta lista añadieron la palabra identidad de género; entonces ya estaban señalando a todas las personas trans. Son debates enredados de forma intencionada, evidentemente.

Como política del PSOE, ¿cómo ve esta aparente dicotomía o desencuentro entre los partidos que forman la coalición de Gobierno en relación a la autodeterminación de género?

Yo no vivo ninguna dicotomía porque yo siempre he estado en lo que ha defendido mi partido, que es mi postura. La razón es muy tozuda y el tiempo es el encargado de poner todo en su lugar. Y el Ministerio de Igualdad del Gobierno de coalición tiene que elaborar dichas leyes. Y ese ministerio tiene absolutamente todo mi apoyo porque es un ministerio de mi Gobierno, e Irene Montero es la ministra de Igualdad de este Gobierno de Unidas Podemos y del PSOE. Y todo funciona bajo el liderazgo de un presidente del Gobierno que se llama Pedro Sánchez, muy sensible a la realidad de las personas trans. Y también hay un programa electoral y unos compromisos de Gobierno que hay que cumplir.

Yo no tengo ninguna dicotomía. La dicotomía la tendrán quiene defienden postulados distintos a todo lo que se ha consagrado en conferencias políticas, programas electorales y lo que sustenta el presidente del Gobierno.

¿Se puede cerrar este desencuentro?

En cuanto al PSOE, la polémica quedó cerrada el miércoles. El partido defiende la despatologización y autodeterminación y la libre voluntad. ¿El futuro? Vislumbro la victoria. Porque es una cuestión de Derechos Humanos y la victoria está siempre al lado de los justos. Hay cosas que pueden tardar más o menos. La esclavitud fue injusta y se abolió. Cuando la razón está de nuestro lado, lo otro sólo son debates, teorías de salón muy alejadas de la realidad del día a día. La razón nos asiste y por tanto esas leyes van a salir sí o sí también.

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