Este artículo se publicó hace 4 años.
El coronavirus cierra el grifo: el acaparamiento dispara la compra de agua embotellada
Los gestores de los abastecimientos urbanos de agua piden al Gobierno incluir este suministro entre los servicios prioritarios mientras se mantenga el estado de alarma por la emergencia sanitaria.
Zaragoza-Actualizado a
La histeria consumista desatada en torno al confinamiento por la emergencia sanitaria del coronavirus y la batería de medidas adoptadas por el Gobierno para enfrentarla están teniendo una inesperada víctima colateral: el agua del grifo, cuyo suministro se ha quedado fuera de la lista de servicios esenciales prioritarios mientras la demanda de agua embotellada se dispara hasta generar niveles de acaparamiento similares, e incluso superiores en ocasiones, a los del papel higiénico.
Aún existen pocos datos sobre el comportamiento de los consumidores en vísperas de la declaración del estado de alarma y el confinamiento el pasado sábado, si bien algunos de los disponibles sitúan al agua mineral entre los productos más demandados.
La consultora Kantar ha detectado cómo en los primeros días del mes de marzo, conforme comenzaban a aumentar los casos detectados y el número de fallecidos iba adquiriendo una magnitud inquietante, solo el jabón de manos, con un incremento de la demanda del 150% sobre los niveles habituales entre el conjunto de la población y del 224% entre el sector de esta que mayor preocupación mostraba por la alerta sanitaria, registraba un aumento de las compras mayor que el agua mineral embotellada.
Concretamente, el aumento de ventas entre los consumidores más preocupados por la situación se disparó al 67%, por encima incluso del que se dio con otros artículos como los de aseo (55%) y limpieza (54%), y también de las celulosas para la cocina y el baño (45%).
El incremento de la demanda de agua fue menor, aunque también notable, en el conjunto de la población, con un crecimiento del 21% que, aunque se vio claramente rebasado por los artículos de higiene y de limpieza, superó holgadamente en esas fechas al capítulo de la alimentación en su conjunto, donde la demanda creció un 13%, y al de varios de sus componentes, como los lácteos (19%) o los precocinados (14%), para situarse en un nivel similar al de las conservas (22%).
Esa situación se mantuvo en los días siguientes, y llegó a dispararse hasta niveles desconocidos en la ola de acaparamientos de finales de la semana pasada y principios de esta. “Algunos gerentes de supermercados nos comentaban que estos días la demanda de agua embotellada ha llegado a crecer hasta un 70%, y que llegaba a ser el producto más demandado después del papel higiénico”, señala Luis Babiano, gerente de Aeopas, la Asociación Española de Operadores Públicos de Agua y Saneamiento.
Ese desmesurado volumen de compras formaba parte de la voracidad consumista registrada a partir del 10 de marzo, cuando el Gobierno adoptó las primeras medidas y comenzó a trascender que estaba preparando la declaración del estado de alarma, unos días en los que la demanda de artículos de todo tipo llegó a duplicarse con creces con respecto a lo habitual en algunas zonas del país, pasó del 50% en todo el territorio y superó los dos tercios en la mayor parte del país, según los datos de Kantar.
El caso del agua no es algo exclusivo de España. De hecho, según los datos de Euromonitor, la demanda en otros países afectados por la pandemia, como Italia, que este jueves superó a China en número de fallecidos (3.405 por 3.245), se ha traducido en un aumento de los precios por encima del 10%. También ha habido alzas de ese nivel en Alemania (10,8%) y, en menor medida, en Reino Unido (5,9%).
“Sin salir de casa se puede acceder a agua de calidad”
“Es tremendo que en una situación de emergencia como la que estamos viviendo no haya en marcha ninguna campaña que explique que sin salir de casa se puede acceder a agua de calidad”, indica Babiano, mientras Aeopas lanza una campaña en la que asegura que “el agua del grifo es sana y segura” y “no hay justificación sanitaria para elegir aguas embotelladas”, ya que “en la actualidad no hay evidencia de transmisión ni del actual COVID-19 ni de ningún otro virus, ni siquiera al personal profesional expuesto a las aguas residuales de manera cotidiana”.
Babiano, por otro lado, llama la atención sobre otro aspecto como es la huella ecológica que genera el consumo de agua embotellada, cuyos envases se convierten en residuos y cuya distribución requiere transportes para llegar desde las plantas de embotellamiento hasta los consumidores.
No existen datos sobre el consumo doméstico de agua desde el inicio del confinamiento, aunque todo a punta a que, por la mayor permanencia de las personas en las viviendas, y por el mayor uso de los servicios higiénicos que eso conlleva, se disparará. Resulta imposible diferenciar qué parte de esa agua se dedica al consumo, a la higiene personal o a otras actividades como la limpieza y la cocina.
En cualquier caso, según indica la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE (Instituto Nacional de Estadística), la venta de agua embotellada supone, al menos hasta ahora, un boyante negocio en España, donde el gasto de los hogares en ese producto alcanzó los 1.232 millones de euros en 2018, con un aumento de la facturación de 260 (+26,7%) en cinco años al socaire de unas curvas de consumo que fluctúan al compás de los ciclos económicos.
“El agua del grifo está sanitariamente garantizada”
Aeopas reclamó este jueves por carta al Gobierno que mientras mantiene el estado de alarma por el coronavirus incluya el suministro urbano de agua de boca entre los servicios prioritarios, “dentro de la cadena de suministros de material higiénico-sanitario” y para garantizar “los recursos humanos básicos que se requieren para prestar la actividad”.
Concretamente, anotan que “se hace necesario conocer” por parte de los operadores “qué mecanismos prácticos se han habilitado” para “evitar un desabastecimiento de todos aquellos inputs que son imprescindibles”, como los filtros y los materiales de potabilización y, también, los equipos de protección de los operarios.
“Las empresas públicas de agua y saneamiento están tomando medidas preventivas para evitar contagios y garantizar al 100% el suministro de agua potable , manteniendo los niveles de calidad y cantidad habituales”, señala la misiva, dirigida a la vicepresidenta de Transición ecológica, Elena Ribera; al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.
“El agua del grifo está sanitariamente garantizada”, concluyen, mientras abogan por evitar “todo lo posible salir de casa para comprar productos innecesarios”. Aneabe, la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Embotelladas, no respondió a las consultas de Publico.
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