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Coronavirus Francisco de Vitoria Trabajadores sin formación y familiares en zonas prohibidas en una de las mayores residencias de la Comunidad de Madrid

La residencia Francisco de Vitoria, en Alcalá de Henares, sigue sin cumplir con algunos protocolos mínimos, según denuncian personal del centro y sindicatos.

La residencia Francisco de Vitoria de Alcalá de Henares (Madrid). EFE/ Fernando Villar
La residencia Francisco de Vitoria de Alcalá de Henares (Madrid). EFE/ Fernando Villar

El incumplimiento de ciertos protocolos en torno al coronavirus en las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid está haciendo que las medidas tomadas no sean tan eficaces como lo esperado. Es el caso de la Francisco de Vitoria, en Alcalá de Henares y una de las más grandes de la región, que sigue sin cumplir con algunos protocolos mínimos, según denuncian personal del centro y sindicatos.

CSIF ya ha contactado con hasta siete residencias de la Comunidad, entre las que se encuentra la de Alcalá, por irregularidades relativas a la desinfección de los equipos de protección utilizados por los profesionales sanitarios, el seguimiento de los protocolos de actuación y la falta de formación e información tanto a las plantillas como a sus representantes del estado de la situación. El escrito también recoge ciertas propuestas de mejora para intentar revertir la situación, como que ningún trabajador vuelva a prestar sus servicios en el centro sociosanitario hasta que una prueba negativa de coronavirus atestigüe que no puede contagiar a los usuarios y habilitar zonas de desinfección y custodia de los equipos de protección individual (EPI), unas medidas que actualmente no se están llevando a cabo, según la central sindical.

Javier Prieto, el responsable de políticas sociales del CSIF en la Comunidad de Madrid denuncia que en la residencia alcalaína "se han gestionado fatal los aislamientos porque no se ha previsto bien la incidencia, y en lugar de intentar aislar a la residencia en su conjunto han ido haciéndolo por módulos, únicamente cuando el usuario presentaba síntomas, es decir, cuando podía haber diseminado el virus durante días", asegura a Público antes de afirmar que el desabastecimiento de material durante los primeros días de la pandemia se está revirtiendo.

Desde CCOO también recalcan que las medidas de protección ya se empiezan a ver satisfechas por el abastecimiento de las EPI, pero reclaman que se hagan test masivos tanto a los profesionales como a todos los internos. "Además, hay que tener en cuenta que la falta de profesionales es acuciante porque todos los están copando desde Sanidad; de hecho, muchos de ellos han dejado la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS) para irse a los hospitales", señala Javier Díaz Toril, secretario general de Administración Autonómica de CCOO en la Comunidad de Madrid.

Llegada masiva de test

Los tiempos son muy importantes, por eso es el propio Díaz el que asegura que desde gerencia les aseguraron que estos test masivos se llevarían a cabo "de inmediato", para lo que ya estaría firmado un contrato con un laboratorio, según la gerencia. El tema de las cifras de contagios y fallecimientos en las residencias ha supuesto cierta controversia dada la opacidad que la Consejería de Sanidad del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso está mostrando, denunciada tanto por trabajadores como familiares en jornadas anteriores. El dato más actualizado disponible es del 2 de abril, aportado por la propia Díaz Ayuso. Según las declaraciones que hizo a la Cadena Ser, serían 3.000 los ancianos que han perdido la vida en las residencias de la Comunidad durante el mes de marzo.

Ya que en los datos no se desgranan a cuántos de ellos se les había realizado la prueba del coronavirus, cuántos fallecieron con sintomatología compatible ni cuántos murieron por otras causas, la información más concreta sobre la residencia de Alcalá de Henares se encuentra en la que ofrecieron desde la Comunidad de Madrid, donde hasta el 25 de marzo habían fallecido 20 residentes. Esta cifra es desmentida por una trabajadora del propio centro, que prefiere mantenerse en el anonimato por posibles represalias, y que recalca que pasaron de tener aproximadamente una decena de decesos al mes a cinco o seis a la semana desde el día 19 en un centro que cuenta con 526 plazas.

Más de 50 muertos en la residencia

De esta forma, los ancianos fallecidos en la residencia Francisco de Vitoria estarían entre los 50 y los 60, según comenta esta técnico de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) del centro complutense, encajando con la cifra que el propio Prieto manejaba el 2 de abril y que situaba en 54 los decesos en esa residencia. La Francisco de Vitoria es una de las pocas residencias públicas que se reparten por la región, engrosando ese 5,27% que constituyen estos centros de titularidad pública (en total hay 474: 25 totalmente públicos, 161 concertados, 18 de gestión indirecta y 270 privados).

La falta acuciante de personal se lleva produciendo desde el principio de la pandemia. Por eso, desde la gerencia del centro piden que si hay algún profesional interesado en trabajar con ellos envíen su currículo mediante correo electrónico al propio director del centro, Carlos Girón. Público ha intentado ponerse en contacto con la dirección de la residencia sin éxito al ser derivados a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que tampoco ha respondido a las preguntas de este medio.

Una estudiante de enfermería de cuarto curso, que podría ejercer en la residencia pero sin llegar a realizar labores asistenciales, ha contado a Público que se acercó al centro interesada en un posible contrato. Entonces, en la entrada, habló con dos mujeres que ya trabajaban en la Francisco de Vitoria mientras esperaba a que le atendiera la responsable de personal: "Vi cómo una trabajadora utilizaba un guante de plástico, como los de las gasolineras y las fruterías, para mover a un residente", dice esta estudiante que prefiere no dar su nombre. Además, afirma que una de esas trabajadoras le dijo que estaban reutilizando los guantes con los que atendían a los usuarios.

Reutilización de material de protección

Aunque esta realidad ha cambiado, Prieto confirma que la reutilización de guantes se dio en las primeras jornadas de la crisis sanitaria, y actualmente lo que sucede es que los equipos de protección individual (EPI) que entregan a los trabajadores no son descontaminados: "Es el profesional el que, si lo considera, lo desinfecta con agua y lejía, pero la residencia no pone medios para ello. Además, los materiales se quedan en el centro de trabajo, donde tampoco existe separación en la taquilla donde se guarda la ropa que puede estar contaminada con la ropa propia de cada uno", arguye el sindicalista del CSIF.

Esta tesis es avalada por la TCAE de la Francisco de Vitoria, que hace hincapié en que ha tenido que estar durante 13 días utilizando el mismo mono en la zona de aislamiento de la residencia porque no le proporcionaban otro, además de desinfectar los equipos ellos mismos: "Al final de cada turno, embadurnamos los materiales y las batas con agua y lejía y los dejamos secando en la ventana", comenta la trabajadora.

Familiares en las zonas aisladas

Ella misma ve con asombro cómo aún se permite el acceso a familiares a la zona de aislamiento que van a visitar a su ser querido en sus últimos momentos, aunque equipados con batas permeables, gorro, guantes, calzas y manteniendo la distancia de seguridad. Lo mismo sucede con aquellos que acaban de perder a un allegado, que también acceden a la zona aislada a ver al difunto "habiendo un velatorio con un mortuorio en la zona baja de la residencia", añade la TCAE, que describe esta situación producida, al menos, durante el pico más alto de la epidemia entre el 20 y 24 de marzo, como "una tremenda barbaridad".

La trabajadora también denuncia la poca o nula formación que posee el personal que está entrando en la residencia a suplir a los sanitarios de baja, que según ella misma son en torno a 50, de los que aún no se ha incorporado ninguno. "Están haciendo contratos de un mes a gente que solo tiene bachillerato o están en primero de Enfermería y no tienen ni idea. Les ves por allí y no saben levantar a nadie de la cama, cambiar un pañal o asearles", dice indignada. Desde su punto de vista, "estas contrataciones se hacen para engrosar la plantilla y poder decir que se cumplen con los ratios".

Mari Carmen Seco, una de las TCAE que trabajan en la residencia en cuestión, se ha puesto en contacto horas después de la publicación de esta noticia para asegurar que no hay falta de material, ya que es ella misma la que da los EPI a todos los profesionales todos los días y en los diferentes turnos. Asimismo, también señala que "no se desinfectan o esterilizan las mascarillas para volverlas a utilizar, y guantes hay de sobra y son de nitrilo". Respecto al material de protección, esta trabajadora dice que hay de sobra para todo el personal debido a las adquisiciones del centro y las donaciones que reciben.

En un punto sí que coincide con su compañera: "Por supuesto que los familiares pasan a despedirse de sus seres queridos porque llevan tres semanas sin verlos y consideramos inhumano que se mueran sin despedirse aunque solo sea de palabra". Tras comentar que se están haciendo videollamadas entre los residentes y las familias, esta profesional sanitaria recalca que la Unidad Militar de Emergencias (UME), tras inspeccionar los aislamientos de la residencia, felicitó a la Jefa de Área Técnico Asistencial (JATA) y a la dirección.

Deficiencias en siete residencias

Dadas las condiciones, desde el CSIF han denunciado a la residencia Francisco de Vitoria y seis más en la Comunidad (Reina Sofía, El Carmen, González Bueno, Mirasierra, Gran Residencia y Manoteras) mediante un escrito en el que alertaban de las irregularidades comunes a todas ellas. Entre estas deficiencias, destacan que "a los residentes solo se les hace la prueba cuando presentan síntomas; si el resultado es positivo, pasan al módulo de infectados y son tratados por personal con equipos de protección individual. Hasta la certificación del positivo, el personal destinado en los supuestos módulos de no infectados les han estado prestando asistencia con medidas de protección inapropiadas (mascarilla quirúrgica y guantes) y sin comprobar la posible infección al resto de residentes y trabajadores".

Otras advertencias que se contemplan en el escrito tienen que ver con la reutilización de las mascarillas, ya que algunas de ellas que no está permitido que se vuelvan a usar están siendo esterilizadas para ello. Asimismo, recalcan que las plantillas "no han recibido una formación suficiente e información precisa para abordar las actuaciones necesarias para contener y prevenir los contagios", y también se refieren a la opacidad por parte de la Consejería de Sanidad: "Los representantes de los trabajadores y los propios trabajadores no han tenido ni tienen acceso a información general relativa al número real de contagiados, en cuarentena o fallecidos de residentes y trabajadores, manteniéndose en todo momento un estado de desinformación y descoordinación en el que los trabajadores desconocen si la prestación del servicio se está realizando en condiciones de seguridad y salud".

El texto recoge hasta 15 puntos en los que se explicitan la falta de medidas adecuadas para un aislamiento correcto de la residencia Francisco de Vitoria, aunque son hechos que se repiten en la mayoría de centros para mayores de la Comunidad de Madrid. Por ello, en la línea de lo comentado por Díaz, todas las partes consultadas están de acuerdo en que lo primordial es la contratación de personal, pero este debe ser cualificado.

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