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El declive ecológico de Doñana deja la cría de aves bajo mínimos y aboca a la desaparición de especies

Sólo dos especies han registrado una tendencia de cría positiva en el humedal entre 2004 y 2022, según denuncia la Sociedad Española de Ornitología.

Flamencos en el Parque Natural de Doñana en Huelva, el 30 de junio de 2021.
Flamencos en el Parque Natural de Doñana en Huelva, el 30 de junio de 2021. CRISTINA QUICLER / AFP

El deterioro ecológico de Doñana ya tiene graves consecuencias para la avifauna del ecosistema. Los datos son inequívocos: los procesos de cría están en regresión y algunas de las especies podrían estar abocadas a la desaparición, tal y como ha denunciado este martes la Sociedad Española de Ornitología (SEO BirdLife) con los datos de la Estación Biológica de Doñana (adscrita al CSIC). De las 22 especies reproductoras analizadas, sólo dos han registrado una tendencia positiva entre los años 2004 y 2022.

En el listado destaca la situación de gravedad de algunas especies de aves como el fumarel común y el porrón pardo, que no crían desde 2018 y se les considera ya como desaparecidas del entorno del Parque Natural.

Además, aparecen otras aves importantes como la cerceta pardilla, cuyas poblaciones en general se sitúan en peligro crítico de extinción. En 2022, según informa la organización ornitológica, sólo se han contabilizado 13 parejas en todo el ecosistema húmedo. Esta tendencia podría erradicar a este animal, que era ubicuo de Doñana. 

Por otro lado, los datos de los investigadores del CSIC recabados por SEO muestran también la tendencia menguante de la pagaza piconegra, que ha pasado de superar el millar de parejas a principios del siglo XXI a contabilizarse únicamente dos parejas en la última década. 

Por lo que se refiere a los flamencos comunes, uno de los emblemas de Doñana, su tendencia reproductiva sí sigue en valores positivos, pero cada vez se aleja más del pico poblacional de 2004, cuando se contabilizaron 13.000 parejas. Esta desaceleración es compartida por la malvasía cabeciblanca, un pato buceador que ha pasado de las 20 parejas de 2019 a las nueve en 2020. Además, en 2021, por primera vez desde 2004, esta especie no se reprodujo. 

La problemática de Doñana es el fiel reflejo de una del deterioro generalizado de los humedales de España, una de las mayores crisis ecológicas y de biodiversidad del país. Tanto es así que, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, sólo el 12% de los ecosistemas húmedos se valora como "bien conservados" y la extensión global de estos entornos se ha reducido hasta un 35% entre 1970 y 2015.

El declive de estos espacios no sólo responde a los efectos de la crisis climática y su incidencia en la disponibilidad del agua. Las principales amenazas, como bien refleja Doñana, son la extracción ilegal de agua para regadío y la sobreexplotación de los acuíferos. 

"Como en la mayoría de las cuestiones ambientales, lo que le pasa a Doñana, y al conjunto de los humedales Ramsar de nuestro país, puede resolverse con la voluntad y el acuerdo de todas las partes. En el caso de Doñana, el marco de actuaciones propuesto por el Gobierno, si bien llega tarde, supone un punto de partida esperanzador para las primaveras, y para el resto de las estaciones del parque nacional. Toca pasar del papel al terreno, y en esto no vale solo la apuesta de una parte: es preciso que todos los actores, públicos y privados, trabajen al unísono ya. De este año, no puede pasar", ha valorado la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.

 

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