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Energías renovables El autoconsumo energético, una alternativa incipiente para huir del oligopolio de las eléctricas y lograr la eficiencia

La Ley de Cambio Climático abre la puerta a la llegada del autoconsumo, pero todavía quedan incógnitas que el Gobierno deberá resolver para garantizar que los tejados solares se convierten en una alternativa al alcance de todos los consumidores.

Un operario coloca una placa solar en el tejado de un edificio de EEUU.
Un operario coloca una placa solar en el tejado de un edificio de EEUU. Andrew Caballero / AFP

La España de los tejados solares quiere despegar. El lastre de las políticas del ministro popular José Manuel Soria, artífice del famoso impuesto al sol, han dejado al Estado en un retraso evidente en la carrera de las renovables. Diez años tarde, pero a tiempo de cambiar las cosas. Con un clima de descontento popular que se enmarca en la escalada del precio y la incertidumbre de la nueva factura de la luz, el autoconsumo emerge como una posibilidad más. Sin embargo, ¿en qué medida se ha conseguido dejar atrás las trabas impuestas por el Ejecutivo del PP? ¿Debe servir la subida del precio de la luz y el nuevo modelo de factura cómo incentivo para democratizar el acceso a la energía?

Desde que el PP salió del Gobierno, se han dado algunos pasos para incentivar el asentamiento de las renovables. El Real Decreto del  5 de abril de 2019, impulsado desde el Ministerio para la Transición Ecológica, dio un portazo a una etapa en la que el país del sol dio la espalda a las fotovoltaicas. Desde entonces, el Gobierno ha tratado de recuperar lo perdido y el asentamiento de las renovables es cada vez más generalizado. Sin embargo, el modelo actual sigue sin dar demasiadas alas a esa democratización energética que los grupos de consumo y colectivos ecologistas llevan demandando desde hace décadas. 

En el mapa aparecen algunos puntos que podrían ser determinantes para que los tejados de España queden sembrados de placas de autoconsumo que, además de reducir las emisiones asociadas a la producción de energía, emancipen a la población. Juan López de Uralde, presidente de la Comisión para la Transición Ecológica del Congreso de los Diputados, señala a la Ley de Cambio Climático como uno de los elementos que podría inclinar la balanza hacia la democratización de la energía, pues su texto emplaza al Gobierno a reformar la Ley de Propiedad Horizontal para dar más facilidades a las comunidades de vecinos a la hora de apostar por el autoconsumo energético. "Se va a tratar de reducir el quórum para que haga falta una mayoría más pequeña a la hora de apostar por este modelo", expone el diputado de Unidas Podemos.

El modelo de vivienda que predomina en España dificulta que el consumidor, a nivel individual, pueda dar la espalda al sistema tarifario y abrazar el autoconsumo. A no ser que el ciudadano resida en una vivienda unifamiliar, la vía más fácil es la de los tejados solares, aunque también hay otras opciones que deben de perfilarse como la apuesta por cooperativas o la creación de comunidades de renovables. En este último caso, hay algunas dificultades que tienen que ver con las limitaciones para el transporte de energía, en tanto que la normativa actual no permite que las comunidades energéticas de autoconsumo puedan llevar su electricidad de una planta cooperativa a una distancia superior a los 500 metros. "Esta es una limitación un poco absurda si tenemos en cuenta que en Francia se puede compartir energía hasta 2 kilómetros de distancia", argumenta María Prado, portavoz de Greenpeace. "Es algo que esperemos que se revise en los próximos meses porque podría servir para acabar con el modelo centralizado y ayudar a redistribuir el autoconsumo con mayor facilidad".

Será crucial para que los españoles puedan acceder a la energía de una forma mucho más democrática el próximo Plan Estratégico de Autoconsumo, un documento ligado al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que el Gobierno deberá presentar en los próximos meses y que determinará el futuro energético del país

Para Javier Andaluz, responsable de Energía y Clima de Ecologistas en Acción, el momento actual, con un clima cada vez más dominado por la generación de energía con fuentes renovables, debe orientarse hacia el impulso y el incentivo de "proyectos cooperativos" que ayuden a descentralizar el modelo energético. No obstante, el activista reclama cambios para acabar con la "indefinición" que impide que las comunidades puedan transportar la energía que producen en espacios que no se ubican en el mismo punto donde se terminan consumiendo. En otras palabras, dar una mayor facilidad para generar espacios colectivos de producción a quienes no tienen capacidades ni posibilidades de crear tejados solares en sus edificios.

López de Uralde pone el ojo en otra de las claves que podría cambiar radicalmente el panorama en España: los fondos europeos. Tanto es así que la recuperación económica que viene orquestada desde Bruselas va a dar un empujón importante al programa de rehabilitación de viviendas que el Gobierno tiene ya pautado en el PNIEC. España pretende rehabilitar 1.200.000 viviendas en la próxima década, comenzando con 51.000 edificios por año entre 2021 y 2024. Para ello, el Gobierno destinará 6.820 millones de euros, el 9% del fondo de recuperación europeo. Una cantidad que para los ecologistas es insuficiente, pero que podría ayudar a sembrar miles de tejados solares y transformar el parque inmobiliario del Estado. Según los planes del Ejecutivo, se priorizarán las acciones en edificios y viviendas de la población más vulnerable, de modo que el autoconsumo pueda servir no sólo de arma contra la crisis climática, sino también contra la pobreza energética.

¿La rentabilidad del autoconsumo?

El autoconsumo requiere de una inversión inicial importante por parte de los ciudadanos. Dependiendo del tamaño y la empresa, el precio medio por familia ronda los 3.000 y los 5.000 euros, una cantidad que no todas las familias se pueden permitir, pero que se llega a rentabilizar, según expone Prado, en poco más de un lustro. 

Para López de Uralde, el problema no es tanto el precio como las trabas burocráticas que todavía arrastra España. "La dificultad no viene tanto por el desembolso económico como que los procesos son demasiado tediosos y complicados, y esto puede echar para atrás a muchas personas", sostiene el político. "Necesitamos más información y mecanismos que fomenten la proactividad, no podemos esperar a que una persona tenga voluntad de cambiar y convenza a sus vecinos para ir hacia el autoconsumo. Eso pasa por reducir los trámites administrativos", opina.



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