Este artículo se publicó hace 2 años.
Fumar en las playas de Barcelona estará prohibido a partir de julio
El Ayuntamiento de Ada Colau pretende con esta medida mantener la costa más limpia y libre de colillas, algo que ya consiguió el verano pasado con una prueba piloto en cuatro de sus diez arenales.
Madrid-Actualizado a
Las diez playas de Barcelona pasarán a ser libres de humo desde el mes de julio, cuando entrará en vigor la medida anunciada este viernes por el Ayuntamiento de Barcelona. La nueva regulación se mantendrá durante todo el año con la intención de mantener las playas más limpias y sin colillas.
Una prueba piloto el verano pasado ya puso en práctica la medida que se ha anunciado este viernes. El Ayuntamiento prohibió el uso de tabaco en cuatro de las diez playas. La iniciativa, bien recibida por la ciudadanía, consiguió reducir considerablemente los restos de colillas.
Los buenos resultados han motivado a la alcaldía para implantar la regulación de forma permanente. El anuncio llega un día antes del inicio de la temporada de playas, que comienza este fin de semana.
Una sola colilla puede afectar a la calidad de hasta 1.000 litros de agua, según un estudio
La medida se desarrollará en dos fases. En los meses de abril, mayo y junio, el Ayuntamiento de Ada Colau pondrá en marcha una campaña informativa para dar a conocer la medida y "se hará concienciación de las ventajas sobre el medio ambiente y la salud que comporta tener unas playas libres de humo y de colillas de cigarrillo", según señala el comunicado de la institución.
A partir de julio, cuando entrará en vigor la regulación, se realizará un seguimiento por parte de la Dirección de Playas y de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) para optimizar su implantación. Las sanciones aplicables, en caso de que haya reiteración, serán de 30 euros.
La decisión de implantar una medida para reducir las colillas en las costas se debe a su alto impacto en el medio ambiente. Estas provocan alteraciones en los sistemas de los diferentes organismos marinos y consecuentemente, debido a su ingesta, al ser humano. Una sola colilla puede afectar a la calidad de hasta 1.000 litros de agua, según indica el estudio científico Food Web–Specific Biomagnification of Persistent Organic Pollutants.
El mayor potencial tóxico se concentra en los filtros, debido, por un lado, a su composición en plástico (acetato de celulosa) no biodegradable. Y, por otro lado, a la acumulación de grandes cantidades de compuestos tóxicos resultantes de la combustión del tabaco como la nicotina.
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