La bronquiolitis provoca estos días un repunte en los ingresos hospitalarios. Los centros de atención registran un aumento de casos debido a este virus de carácter respiratorio, que tiene especial incidencia entre personas de corta edad y es propio de los meses fríos del año.

Según consta en el último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), durante la semana del 7 al 13 de noviembre de la tasa del Virus Respiratorio Sincitial (VRS), patógeno que provoca la bronquiolitis, se sitúa en Atención Primaria en 75,7 casos por 100.000 habitantes. "Por grupo de edad, las mayores tasas de VRS se dan en el grupo de 0-4 años", detalla el informe.

En cuanto a los hospitales, la tasa global de VRS se sitúa en 5,9 casos por 100.000 habitantes frente a 6,1 casos por 100.0000 habitantes en la semana previa. Por grupos de edad, las mayores tasas de incidencia se observan en el grupo de 0-4 años , con 79,4 casos por cada 100.000 habitantes, seguido de los mayores de 79 años (4,4 casos).

La Asociación Española de Pediatría (AEP) explica en su página web que la bronquiolitis es la "inflamación de los bronquiolos, las vías respiratorias finas, causada por una infección vírica". 

De esta manera, "al respirar, el aire es conducido por las vías respiratorias: la tráquea se divide en dos bronquios, izquierdo y derecho, que a su vez continúan ramificándose en conductos sucesivamente más finos hasta los bronquiolos".

La AEP destaca que es más frecuente en los niños más pequeños (menores de 2 años), especialmente en los menores de 6 meses. "La mayoría de las bronquiolitis son leves y cursan como un catarro o resfriado que se resuelve en pocos días. Otras veces, cuando el niño lleva 3-4 días con mocos y tos, comienza con dificultad para respirar y 'pitos' en el pecho. También puede tener febrícula o fiebre, menos apetito, vómitos con mucosidad o dificultad para comer", destaca.

La mayoría de las bronquiolitis se pasan en casa en unos 7 o 10 días (aunque la tos puede durar algo más) y el tratamiento, como en casi todas las infecciones víricas, es sintomático. Del mismo modo, "puede convertirse en una enfermedad grave en prematuros, en lactantes menores de 3 meses y en niños con problemas cardíacos, respiratorios, musculares o del sistema inmune (alteración en las defensas)". 

La AEP recuerda que los antibióticos no son útiles para el tratamiento de este virus (ni de ningún otro), ni tampoco los jarabes para la tos, los mucolíticos o los corticoides.