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Inmatriculaciones de la Iglesia Otro monumento del prerrománico asturiano inmatriculado por la Iglesia cuando la ley no lo permitía

San Salvador de Valdediós, construido por Alfonso III en el siglo IX, es el segundo bien cultural que inscribe el Arzobispado de Oviedo antes de que la reforma de Aznar abriera el registro de la propiedad privada por primera vez en la historia a los templos de culto. El edificio ha recibido ingentes fondos públicos desde el siglo XIX.

Fachada del lado norte de la Iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós en Asturias. WIKIPEDIA
Fachada del lado norte de la Iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós en Asturias. WIKIPEDIA

El Arzobispado de Oviedo puso también a su nombre San Salvador de Valdediós, uno de los ocho monumentos más importantes del arte prerrománico asturiano, con su única autocertificación eclesiástica y al amparo del controvertido artículo 206 de la Ley Hipotecaria, hoy ya derogado por su presunta inconstitucionalidad.

Lo hizo además en 1993, cinco años antes de que el ex presidente José María Aznar reformara la norma para autorizar que accedieran al registro de la propiedad privada los templos de culto históricos, hasta ese momento considerados bienes comunes y, por tanto, fuera del comercio. Público tiene en su poder la nota registral que así lo atestigua.

No es el primer monumento del prerrománico inmatriculado antes de 1998. San Julián de los Prados también fue inscrito en 1981, en clara vulneración de la legislación hipotecaria promulgada por Franco en 1946, que equiparaba a la Iglesia con el Estado y a los obispos con fedatarios públicos. Expertos juristas y colectivos patrimonialistas consideran que la Constitución aconfesional de 1978 neutralizó de facto esa norma y, por consiguiente, todas las inmatriculaciones son nulas de pleno derecho, cuanto más las inscripciones de edificios de culto.

La iglesia de San Salvador de Valdediós fue construida por orden de Alfonso III en el siglo IX y pertenece a un valioso conjunto monumental fundado por los reyes astures como representación de su poder.

El arte prerrománico asturiano está protegido por los instrumentos de gestión cultural más importantes de España y entre 1985 y 1998 fue inscrito en el listado del Patrimonio Mundial de la Unesco. San Salvador de Valdediós no entró en esa primera catalogación pero su candidatura está a la espera del visado definitivo.

Interior de la Iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós en Asturias. WIKIPEDIA
Interior de la Iglesia prerrománica de San Salvador de Valdediós en Asturias. WIKIPEDIA

Se trata de un hermoso y pequeño templo de apenas 200 metros cuadrados, levantado en el concejo de Villaviciosa junto a un antiguo monasterio de una finca de más de casi 23.000 metros cuadrados. Todo el recinto fue inmatriculado por el Arzobispado de Oviedo el mismo día y sin aportar documentación escrita alguna. Al igual que la totalidad de las joyas arquitectónicas del prerrománico, San Salvador de Valdediós ha sido rescatado de la ruina por las administraciones públicas desde, al menos, principios del siglo XIX.

Fue la Comisión de Monumentos de Oviedo quien se hizo cargo de su protección a partir de 1844 y pronto empezó a recibir cuantiosos fondos del Estado. Incluida en el inventario de Monumentos Arquitectónicos de España, impulsado por la Real Academia de Bellas Artes, San Salvador fue metódicamente estudiada por el erudito José Amador de los Ríos. Ya en 1954 y, más tarde, en 1970 fue restaurada con dinero público por Luis Menéndez Pidal, arquitecto conservador del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional.

Las transferencias en materia de patrimonio histórico a las comunidades autónomas marcaron a principios de los ochenta un nuevo empuje restaurador al conjunto del prerrománico. La Consejería de Cultura de Asturias ha invertido desde entonces 3,4 millones de euros en la rehabilitación de los ocho edificios más emblemáticos, según certifica el Libro Blanco del Prerrománico.

Y San Salvador de Valdediós ha sido el más favorecido, con casi un millón de euros. En 2011 concluyó la primera fase de intervención integral del monumento, que incluyó el arreglo de fachadas y cubierta, y en 2018 se realizaron los estudios previos de las singulares pinturas y revestimientos murales por encargo del Instituto del Patrimonio Cultural de España. El Arzobispado inscribió a su nombre el monumento de forma unilateral y sin informar al Gobierno asturiano ni al Ministerio de Cultura.

San Salvador de Valdediós no figura en el listado de inmatriculaciones elaborado por el Colegio de Registradores a instancias de la Junta General de Asturias. No es el único monumento del prerrománico que no aparece en el inventario. En realidad, solo Santa Cristina de Lena está incluida del total de los ocho edificios más representativos. La razón estriba en que el catálogo únicamente recoge aquellos bienes inmatriculados después de 1998 y todo parece indicar que la Iglesia asturiana los registró antes.

Público ha revelado ya la inmatriculación de cuatro de los ocho monumentos del prerrománico: Santa Cristina de Lena, San Miguel de Lillo, San Julián de los Prados y ahora San Salvador de Valdediós. Con casi total seguridad, el resto de edificios también estarán inscritos a nombre del Arzobispado, aunque no se dispone todavía de sus notas registrales, pese a que las solicitó la Consejería de Cultura.

Especialmente relevante será la constatación de la inmatriculación del Palacio de Ramiro I, también conocido como Santa María del Naranco, al tratarse de la sede fundacional de la monarquía astur en el municipio de Oviedo. Sorprendentemente, su certificación registral no aparece, a pesar de que el Grupo de Inmatriculaciones de Asturias (GIA) la ha solicitado ya una decena de veces.

El listado de inmatriculaciones eclesiásticas de Asturias ha estado rodeado de un rocambolesco enredo. El inventario fue solicitado por el GIA en 2017 a través del Parlamento regional. En agosto de 2018, el Colegio de Registradores remitió un documento con solo 26 inmuebles, lo que provocó la aireada protesta del colectivo patrimonialista. Se volvió pedir un segundo inventario, que llegó a la Consejería de Justicia en abril de 2019.

Y, por razones no aclaradas, el listado fue guardado en un cajón durante un año hasta que Público reveló que permanecía oculto. Ahora, IU y Podemos intentan desentrañar en el Parlamento regional qué pasó realmente con el registro de inmatriculaciones y cuál es la situación jurídica del arte prerrománico asturiano.

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