Conciertos privados copan la inversión sanitaria pública necesaria en especialidades y hospitales
El último informe de la FADSP demuestra que el aumento del presupuesto sanitario público responde a una mayor gasto farmacéutico, así como a un incremento de la financiación privada, mientras las listas de espera continúan.
María Martínez Collado
Madrid-Actualizado a
Los datos que arroja el último informe publicado por la Federación de Asociaciones por la Sanidad Pública (FADSP) reflejan la cruda realidad de la sanidad pública: el supuesto aumento de la inversión en atención especializada responde a un incremento del gasto farmacéutico, así como de los conciertos privados. Entre tanto, las listas de espera continúan y la escasez de camas disponibles sigue sin resolverse.
La atención especializada en España, desde la aprobación de la Ley
General de Sanidad, integra tanto la asistencia hospitalaria propiamente dicha como la que se realiza en las consultas externas de las correspondientes especialidades en los hospitales o en centros de especialidades.
Según las cifras analizadas por la FADSP, recopiladas del Ministerio de Sanidad, el porcentaje que supuso el gasto en atención especializada sobre el total del gasto sanitario público pasó del 57,28%, en 2010, al 63,64% en 2021. Un aumento del 11% (desde el 17% de Aragón al 2% de Murcia).
Sin embargo, si se detrae el gasto farmacéutico, el dato se incrementa apenas un 1,91%. De hecho, si se desglosa por comunidades, se puede observar que hay regiones donde incluso se reduce. Es el caso de Andalucía (baja del 52,5% al 51,8%), Balears (del 56,1% al 54%), Canarias (del 51,4% 50,3%), Cantabria (del 51,4% 50,3%), Madrid (del 59,0% 58,4%) o Murcia (del 52,6% 52,5%).
A su vez, se reconoce un incremento generalizado del 8% del gasto dedicado a conciertos privados entre 2020 y 2021, que oscila entre el 35% en Madrid y el 13% de disminución en La Rioja. En el período analizado, la autonomía que gobierna Isabel Díaz Ayuso es el territorio que experimenta un mayor crecimiento (el 113% entre 2010 y 2021). Mientras que Catalunya sigue siendo la comunidad con más servicios privatizados (23,9%).
En este contexto, en cambio, el número de camas ha disminuido hasta 3,29 por cada 1.000 habitantes en el conjunto del país, a pesar del aumento de población, entre 2010 y 2021. Una caída que es mayor si se tienen en cuenta las camas funcionantes (2,97/1.000), lo que supone un 4,08% menos.
Esta tendencia se mantiene en nuestro país desde hace 30 años, lo que resulta incongruente si se tiene en cuenta que estamos situados a la cola en esta dotación respecto a los países de la OCDE y la UE.
La caída ha ocurrido, además, tanto en las públicas y en las privadas, con una bajada del 0,21% y el 8,9% respectivamente en el caso de las instaladas, y del 1,35% y el 11,8% en el caso de las que funcionan. Un hecho llamativo es que en el sector privado la disminución se produce sobre todo en las camas de media y larga estancia, y las psiquiatritas.
En las camas de agudos, aunque en el período total también se observa una disminución, en el último año se evidencia un aumento que parece mostrar una tendencia del sector privado a dirigirse preferentemente hacia la asistencia de enfermos agudos.
Por su parte, la evolución de la actividad en Urgencias hospitalarias que, debido a la pandemia, tuvo una disminución en 2020 pero que en 2021 ya supera los valores de 2010, refleja, entre otras cosas, la aparición de tremendas demoras en Atención Primaria. En este sentido, en 2021 la tasa global de personas que hicieron uso de este servicio es un 4,96% más que en 2010.
Esto ha llevado a que la satisfacción de la población con el sistema sanitario público haya descendido notoriamente. En 2022, todas las CCAA apenas superan el seis en la puntuación que hacen los pacientes.
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