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Madrid se sitúa a la cola de la transición energética española y sólo aporta un 0,36% de renovables

La Comunidad de Madrid apenas produce energía, pero su economía demanda una mayor cantidad de recursos que exporta de otras comunidades autónomas. En 2022, la generación de energía fue de 837 GWh frente a un consumo de 22.906 GWh. 

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto al presidente de Repsol, Antonio Brufau, en un acto de 2021.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto al presidente de Repsol, Antonio Brufau, en un acto de 2021. Jesús Hellín / EUROPA PRESS

En mitad del debate sobre transición energética, ese que pide un mayor control paisajístico y de los impactos ambientales del despliegue de renovables, hay dedos que apuntan directamente a Madrid. La región gobernada por Isabel Díaz Ayuso es, debido a su densidad poblacional y su poder económico, uno de los grandes demandadores energéticos del país. Sin embargo, ese alto consumo no se respalda con una alta capacidad de generar y producir energía. Al menos, energía limpia y verde. Esa estampa de molinos eólicos, cada vez más típica en campos castellanos o en las cordilleras cantábricas, es imposible de ver en la comunidad capitalina.

En términos generales, Madrid siempre ha sido un sumidero energético donde la demanda supera con creces a la capacidad de producir. Lo que ocurría en el pasado, con un país anclado en el carbón y los combustibles fósiles, se repite ahora en el escenario de transición energética. Tanto es así que desde la meseta solo se genera el 0,36% de la energía renovable del país, según los datos de Red Eléctrica de España (REE). La mayor parte viene de las centrales hidráulicas de la Sierra de Guadarrama, biomasa o de placas fotovoltaicas de autoconsumo. 

La demanda de energía de Madrid en 2022 estaba en los 22.906 GWh. Sin embargo, sólo fue capaz de alcanzar los 837 GWh, de los que 334 eran de origen renovable y 491 eran generación a partir de fuentes contaminantes, la mayoría de ellas plantas de cogeneración e incineradoras de residuos como la de Valdemingómez

De esta forma, aún teniendo una escasa capacidad para producir energía, Madrid sigue dando mayor peso a las tecnologías no renovables y a los combustibles fósiles que a las renovables. El 58,66% de la generación de 2022 fue de fuentes que contaminan y emiten gases de efecto invernadero, frente al 41,34% de energías verdes. Un dato, no en vano, que se enmarca dentro de la normalidad nacional. 

En el año 2014, la Comunidad de Madrid lanzó una estrategia de transición energética de cara a 2020. Los objetivos que fijaba esa hoja de ruta, sin embargo, no se han cumplido. De hecho, hay algunos datos llamativos en cuanto a potencia instalada que revelan pasos hacia atrás. Es el caso de la solar fotovoltaica, que, con los últimos datos de 2022, se constata un descenso del 0,3% respecto al año 2018, según los datos facilitados por el Observatorio de la Sostenibilidad (OS).

'Centralismo' energético 

La baja aportación de energías renovables por parte de Madrid, sin ser igual de baja, se asemeja a lo que ocurre en otros territorios como Euskadi o Catalunya, donde la penetración de las energías limpias no termina de arrancar y donde las zonas colindantes producen un excedente de eólica y solar que es enviado a estas regiones mucho más ricas. Una estructura del sistema energético que aumenta las tensiones sociales en algunos territorios rurales donde se empiezan a rechazar estos proyectos al entender que no dejan riqueza, sino impactos paisajísticos y ambientales.

"Nos encontramos con territorios sacrificados y territorios beneficiados. Habría que hacer algo para buscar un equilibrio, encontrar mecanismos de compensación que incentiven la solidaridad interterritorial en el despliegue de renovables", indica Fernando Prieto, director del OS, que recientemente publicó un estudio sobre el potencial de aprovechar espacios degradados y urbanizados para acelerar el despliegue de las energías verdes de una forma justa y sin altos impactos paisajísticos. "Es un caso de centralismo, sí, de comunidades más ricas que otras. ¿Por qué en la Sierra de Madrid no, pero en campos o montes de Segovia sí?", se pregunta con ironía.

Desde la oposición a Isabel Díaz Ayuso ven con preocupación la dejadez de la región en materia energética. Héctor Tejero, diputado de Más Madrid en la Asamblea madrileña, critica que las políticas actuales sigan haciendo de Madrid un "sumidero energético" que lleva a exportar prácticamente todo lo que consume anualmente. "La estructura energética de este país es un reflejo de la organización política del mismo. La eólica está muy limitada en Madrid, porque la zona más apta sería la sierra y es zona protegida, es un Parque Nacional. Pero en tema de fotovoltaica no hay excusas", sostiene el político. "Nosotros lo que queremos es apostar por una reorganización energética del país, por avanzar hacia una configuración que sea más justa", añade.

En ese sentido, hay opciones que van desde el fomento del autoconsumo, no sólo en viviendas unifamiliares, sino en bloques y en comunidades energéticas, pero también la instalación en suelo en zonas de la Comunidad de Madrid como el cinturón industrial del sureste.

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