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El maratón de la innovación
La actitud innovadora se puede entrenar. Y es aplicable a todos los sectores. Incluso a aquellos dedicados a mejorar la vida de las personas. Nos lo dice quien conoce bien sus secretos: Ferran Adrià. El cocinero que ha dado la vuelta al mundo con su visión innovadora aplaude también los Premios "la Caixa" a la Innovación Social.
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Alma, la red social, es una nueva manera de hablar de lo social. Con actitud y optimismo. Desde la diversidad. Y a partir de las historias de Fundación "la Caixa". Alma quiere ser también un punto de encuentro de las infinitas realidades sociales de nuestro mundo.
Para aprender a innovar, es fundamental comprender qué es la innovación, que no es otra cosa que la introducción de un cambio en una organización para lograr el éxito comercial. Pero esta es una definición básica, fría: hay que tener en cuenta, también, la actitud innovadora, que tiene que ver con lo disruptivo. Se trata de estar atento a los cambios, más allá de los que son obligatorios. De hecho, esta actitud se puede entrenar y es importante hablar de ella, incorporarla tanto en empresas que cotizan en el IBEX como en las pymes, autónomos, fundaciones y entidades con fines sociales.
“La actitud innovadora tiene que ver con lo disruptivo.”
No obstante, creo que es importante no caer en la "innovatitis": antes de innovar, hay que saber gestionar. No se puede hablar de innovación y no saber qué es un presupuesto o un asiento contable. También es conveniente que las empresas funcionen en un contexto ético; aunque no es fácil conjugar dinero y ética, porque el ser humano en general es egoísta y vanidoso, con excepciones maravillosas que rompen las reglas y en las que nos tenemos que fijar, para aprender de ellas. Por eso valoro tanto a la gente anónima que dedica gran parte de su tiempo y de su vida a los demás, sin pedir nada a cambio. Estas personas son muy necesarias.
En este sentido, los Premios "la Caixa" a la Innovación Social, que reconocen la labor de distintas entidades a la hora de responder a los retos sociales actuales, son maravillosos. De hecho, todo lo que se haga para impulsar este tipo de proyectos es fantástico, y creo que no se valora suficiente. Hay que darlo a conocer más. Me parece genial que las empresas ayuden a los demás a través de una fundación, y "la Caixa" en este aspecto es única en el mundo.
En nuestro caso, en elBullifoundation ponemos nuestro granito de arena fomentando la actitud innovadora en todo tipo de iniciativas. Ayudamos también a las ONG, para que comprendan, a través de nuestro método, el método Sàpiens, qué es la innovación y cómo pueden aplicarla, para que encuentren el equilibrio entre el miedo y el riesgo. Ahora, por ejemplo, estamos colaborando con Fundesplai, una entidad que desarrolla propuestas educativas y de transmisión de valores para niños y jóvenes. No vamos a arreglar el mundo, pero si mentalizamos a la gente de la importancia de esta actitud innovadora, de cambio, de adaptación, esto va a generar riqueza y de alguna manera podremos contribuir a erradicar la pobreza. Tenemos que ser conscientes como sociedad de que hay que invertir en apoyar a innovadores que sean capaces de hacer estas grandes revoluciones, aunque a veces no sea fácil ni dispongamos de muchos recursos.
“Ayudamos a las ONG para que comprendan qué es la innovación.”
Así que, por supuesto, creo que se puede ser innovador a la hora de impulsar proyectos sociales. En este tipo de iniciativas, hay que centrarse en la gestión de los recursos. Se trata de ver cómo conseguir, con poco dinero, hacer mucho. Porque hay tantas cosas por mejorar, por arreglar (el hambre, las guerras, etc.), que no hace falta ser innovador en el tema. Sin embargo, eso nos lleva a tener que enfocar bien el proyecto, para no dispersarse. La especialización en los recursos que disponemos es fundamental. Y hay que tomárselo como un maratón, no como un esprint. Lleva su tiempo.
De hecho, yo invierto todo mi tiempo en ello: me levanto a las 4.30 h de la mañana y estoy 17 horas trabajando en lo mío. Creo que puedo ayudar más a la sociedad si dedico mi tiempo y recursos a lo que sé hacer que si lo invierto en una ONG concreta. Gracias a nuestro proyecto hemos ayudado a mucha gente a reflexionar sobre la innovación. En mi caso, el 90 % del patrimonio lo he puesto en mi fundación. Lo he hecho así porque no tengo niños ni responsabilidades, no tengo grandes lujos, y lo que no hago por mis hijos o hijas lo hago por la gente.