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Casi medio billón de euros en proyectos inviables de gas amenazan la lucha contra la crisis climática

Actualmente hay en todo el mundo 70.900 kilómetros de gasoductos en construcción, proyectos que ponen en riesgo los objetivos climáticos de alcanzar la neutralidad de emisiones a mediados del siglo XXI.

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Los operarios trabajan en la construcción del gasoducto Nord Stream 2 en Rusia. — Anton Vaganov / REUTERS

MADRID, Actualizado:

La expansión gasista no cesa y la lucha contra la crisis climática está amenazada. En todo el mundo hay actualmente 70.900 kilómetros de gasoductos en construcción, que suponen 485.000 millones de dólares (428.000 millones de euros) en inversiones que corren el riesgo de quedar varadas por la dificultad de amortizar las infraestructuras en una coyuntura energética en la que deben competir con los precios cada vez más baratos de las renovables. Así lo evidencian los datos actualizados este martes por Global Energy Monitor (GEM).

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El abaratamiento de la energía, que podría llegar de la mano de las tecnologías renovables, y los propios compromisos internacionales para dejar bajo tierra todos los combustibles fósiles podrían provocar que muchas de estas infraestructuras, ahora en construcción, se retiren forzosamente de manera anticipada y mucho antes de que se alcancen los 50 años medios de vida útil de los gasoductos.

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El informe del GEM defiende que las empresas privadas y públicas mundiales dedicadas al gas están utilizando el hidrógeno como cabeza de turco para sostener la inversión en nuevos gasoductos, ya que se trata de una fuente de energía que requiere, en buena medida, del gas para se óptima. "La industria del gas promociona el hidrógeno verde como una forma posible de mejorar la infraestructura de tuberías y se utiliza para justificar las propuestas de nuevos gasoductos, aunque no se resuelven los desafíos técnicos como la fragilidad y las fugas", analiza la publicación, que califica la promoción de la mezcla de gas e hidrógeno como una "procrastinación tecnológica" de la transición a energías limpias.

Destacan cinco países en esta lista de sobreinversión gasista: EEUU, Australia, China, India y Brasil. El país de Xi Jinping lidera el desarrollo de gasoductos con 89.100 millones de dólares dirigidos a la construcción de 26.300 km de tuberías de transporte. Le sigue India, que ha movilizado en el último año  14.700 millones de dólares para erigir 16.200 kilómetros. Además, en Estados Unidos se han destinado ya 47.600 millones de dólares para estas cuestiones energéticas. El Gobierno australiano, por su parte, ha planificado 18.600 millones de dólares para nuevos gasoductos. En cuanto a Brasil, ha acelerado la llegada de fondos –22.200 millones de dólares– a través de la nueva ley de gas.

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Todos estos planes suponen un riesgo financiero importante, pero también una clara amenaza para el cumplimiento de los objetivos de alcanzar la neutralidad climática en 2050 y mantener la subida de temperaturas por debajo del umbral del 1,5ºC. En esta encrucijada, la llamada transición energética aparece como víctima y victimaria, pues  contribuye a varar capital gasístico, al mismo tiempo que se ve lastrada por el despliegue de ese mismo capital gasístico.

"De cara al futuro, el hecho de que casi medio billón de dólares en gasoductos estén en desarrollo no tiene sentido desde el punto de vista económico, ya que muchos de estos proyectos se convertirán en activos varados a medida que el mundo haga la transición a las energías renovables", ha valorado Baird Langenbrunner, analista del GEM.

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