Las monjas de Belorado expulsan al obispo excomulgado y al falso cura portavoz
La expulsión de los dos únicos miembros conocidos de la Pía Unión de San Pablo Apóstol podría responder a una estrategia legal de los abogados de las clarisas tras ser excomulgadas y recibir una orden del Arzobispado para que dejen el convento.
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El obispo excomulgado Pablo de Rojas y el falso cura José Ceacero ya no están en el monasterio de Belorado (Burgos), después de que las diez monjas excomulgadas hayan solicitado su salida el pasado sábado.
Podría ser una de las exigencias del equipo de abogados al que han confiado su representación legal desde la semana pasada y, tras redefinir la estrategia judicial, se ha decidido la expulsión de los dos únicos miembros conocidos de la Pía Unión de San Pablo Apóstol.
"En la decisión parece primar los intereses legales y la defensa patrimonial a la acción pastoral y los planteamientos doctrinales que, supuestamente, estaban en el origen del cisma", señala el diario ABC.
Pía Unión Sancti Pauli Apostoli
En el interior del cenobio se encuentran ahora las quince religiosas que conforman la comunidad (diez excomulgadas), los trabajadores y algunos de los familiares, han explicado a Antena 3 Noticias, a la que han reconocido que están "preocupados".
Por su parte, desde la Pía Unión, bajo cuya tutela se han puesto las hermanas, ni José Ceacero ni De Rojas atienden al teléfono y, en un escueto mensaje, han indicado que no realizarán declaraciones.
La decisión de salida de Ceacero y De Rojas respondería a una estrategia legal de los abogados de las exreligiosas, adaptada a las nuevas circunstancias sobrevenidas de la excomunión de diez de ellas el sábado, por un delito de cisma, y la orden del Arzobispado de que abandonen el convento ya que "carecen de título legal para habitarlo".
En busca de una salida "pacífica y extrajudicial"
La comisión nombrada por las excomulgadas, que el pasado viernes planteó una mediación para encontrar una salida "pacífica y extrajudicial" al conflicto, se reunió con ellas en la tarde del pasado sábado para perfilar esa nueva estrategia, si bien han rechazado ofrecer información sobre el caso.
Desde el Arzobispado de Burgos han insistido en que solo tienen contacto con las moradoras del convento a través de burofax, para documentos oficiales, o vía correo electrónico, como el que remitió la exabadesa en la noche de este 25 de junio con facturas y nóminas, por un importe de 20.000 euros.
El Arzobispado asume los pagos urgentes de las monjas
La comisión gestora creada por el arzobispo Mario Iceta, en calidad de comisario pontificio, asumirá los costes de las necesidades más inmediatas de los monasterios de Belorado, Orduña y Derio, que incluyen los pagos de nueve nóminas (unos 9.000 euros) y servicios eléctricos, de cartonería y materias primas para el obrador (11.000 euros).
El pago se realizará con fondos derivados de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu pues las cuentas del monasterio de Belorado, que están intervenidas por el comisario pontificio, no cuentan con suficiente dinero: unos 6.000 euros, según indicó Iceta en rueda de prensa el pasado lunes.
La salida de Pablo de Rojas y José Ceacero, quien llegó a ejercer como portavoz de las clarisas, se produce antes de que el Arzobispado de Burgos, que ya les requirió por burofax que abandonaran el monasterio en mayo, iniciase acciones legales como las que también podría realizar si, cumplido un plazo "prudencial", las exreligiosas no salen del propio convento.
El alcalde quiere que el monasterio siga abierto
Por su parte, los vecinos de Belorado siguen "igual de atónitos que el primer día" ante un conflicto que "cada vez parece más enredado", ha afirmado el alcalde de la localidad, Álvaro Eguíluz, quien ha indicado que no tienen contacto alguno con las clarisas excomulgadas.
En los primeros días del conflicto, en la primera quincena de mayo, Eguíluz se reunió con el falso sacerdote José Ceacero, que le transmitió el deseo de las monjas de que se generara "el menor ruido posible" y que no querían "ningún revuelo".
Álvaro Eguíluz entiende que el arzobispo de Burgos esté actuando con calma en este asunto porque "es muy complejo", aunque evita valorar las actuaciones que está realizando porque "es un problema de la Iglesia, no del Ayuntamiento".
Ha asegurado que su aspiración es que el monasterio siga abierto, porque es un atractivo más de la localidad y se arregló hace relativamente poco tiempo.
Además, ha afirmado que aunque ya no venden dulces en el torno, como hacían hasta que se originara el conflicto actual, las exmonjas siguen vendiendo por internet y han suministrado trufas a algún comerciante de la localidad.
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