Público
Público

Los Mossos apuestan por un modelo policial que mira hacia Europa, pero con matices

Los Mossos han incorporado en los últimos 10 años elementos de distintos modelos europeos, como la mediación y una mayor proximidad. Aunque se ha avanzado en la fiscalización, los expertos señalan que aún hay carencias

Dos agents dels Mossos d'Esquadra durant una manifestació a Barcelona contra l'empresonament de Pablo Hasel.
Dos agentes de los Mossos d'Esquadra durante una manifestación a Barcelona por la libertad de Pablo Hasel.  Miquel Codolar / ACN

En los últimos 10 años, los Mossos d’Esquadra han incorporado elementos del modelo policial de otros países europeos, como Suecia, Alemania o Reino Unido, para avanzar hacia una mayor proximidad con la ciudadanía y dar más peso a la mediación. "A nivel estatal, yo diría que nuestro modelo es ejemplo, y a nivel europeo vamos siguiendo el ritmo", apunta Ferran Restrepo, criminólogo y profesor en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Estos avances diferencian a la policía catalana de otros cuerpos estatales, como la Policía Nacional y la Ertzaintza, con un enfoque menos comunitario. Restrepo, también formador de la Escola de Policia del Institut de Seguretat Pública de Catalunya, señala que el actual es un modelo "no autóctono" inspirado en el que hay en otros países europeos. Aun así, apunta que hay "carencias democratizadoras" que hay que mejorar. "El modelo policial catalán es saludable, pero tiene margen de mejora".

En los últimos años se ha potenciado la mediación tomando como referencia el modelo sueco. Marc Pons, experto en Seguridad del Institut de Seguretat Pública, apunta que en los años 90 se desarrolló una nueva visión teórica de la "gestión de la paz social" en Alemania y Países Bajos que cristalizó en las policías de Suecia y Dinamarca. Implicaba conocer a los manifestantes para saber quiénes son, cómo se organizan y qué quieren, para entenderlos y "facilitar" su acción de protesta, dentro de unos límites. Esta aproximación, con la que se abrió la puerta a que la gestión del orden público "no quedara circunscrita" a las unidades antidisturbios, tuvo un "impacto positivo" en los Mossos. "Si no nos limitamos a las unidades antidisturbios, de 10 años atrás hasta ahora ha habido un cambio de modelo en positivo", señala el experto en modelos de orden público comparados.

Tras su restauración en 1984, el modelo policial de los Mossos ha estado en evolución "desde el primer momento", con la mirada puesta en Suecia, Dinamarca y algunos estados alemanes, señala Pons. Lo corrobora la politóloga y experta en seguridad Sonia Andolz, que va más allá: "Tienes que encontrar un modelo que se adapte a los valores de la sociedad donde se despliega, y la Catalunya de 2021 no es la misma que la del 1980. Las políticas públicas tienen que adaptarse a como una sociedad evoluciona y ahora se ha quedado un poco atrás en ciertas cosas".

Las unidades antidisturbios avanzaron también en esta dirección, aunque más tarde. "A nivel europeo tampoco había experiencia", puntualiza Pons. La creación en 2011 del Área de Mediación (AME) supuso un punto de inflexión en este aspecto. "Nuestro modelo está consolidado y tiene intención de incorporar la mediación en el día a día", incide Restrepo. "Se ha avanzado en introducir mecanismos de mediación y dar formación a ciertas unidades", coincide Andolz. La mediación o "gestión negociada" del conflicto es de modelo sueco, y su objetivo es, especialmente en protestas y acontecimientos de masas, dejar para el último recurso el uso de la fuerza, priorizando el diálogo con los manifestantes.

Por otro lado, el enfoque de proximidad de los Mossos bebe del modelo británico. En Reino Unido se hace un uso intenso de las redes sociales para acercarse a la población, algo que también se intenta aquí, con avisos de carga inminente por Twitter o una gestión comunicativa cercana como la que tuvo lugar con los atentados de 2017 en Barcelona y Cambrils, explica el criminólogo.

Heterogeneidad de las armas

Aunque todos los cuerpos policiales europeos disponen de antidisturbios, existen diferentes aproximaciones estratégicas en el momento de la protesta. La más común, compartida por prácticamente todos los cuerpos europeos, apuesta por mantener la distancia con los manifestantes. Por contra, en Alemania se aplica una estrategia territorial, que implica prácticamente la equiparación numérica de los manifestantes. Sin embargo, esto no implica un menor número de heridos, señala Pons. "Estamos en contra porque nos podemos encontrar en la situación que se usen los mismos medios lesivos con el doble de agentes, amplificando el poder policial", dice Andrés García Berrio, abogado del centro Irídia.

En este sentido, las policías que sí practican la estrategia de distancia usan un "abanico heterogéneo" de armamento para mantenerla u ocupar espacios. El uso de pelotas de goma "se ha reducido mucho", pero cada país utiliza elementos distintos, explica Pons. En Suecia y Reino Unido, por ejemplo, usan caballos y perros. "No dejan de ser herramientas que pueden provocar lesiones", reconoce el experto. En Alemania y Países Bajos usan cañones de agua, aunque los expertos señalan que también puede causar lesiones graves. El gas lacrimógeno también se usa, pero García Berrio indica que es positivo que no se utilice aquí por el daño y efectos psicosociales que conlleva.

Fiscalización de la actividad

En materia de fiscalización, el experto en seguridad Marc Pons insiste en que la gestión de los Mossos está "auditada muy al detalle", y menciona las cámaras en comisarías y la tarea de la División de Asuntos Internos. "Me costaría encontrar cuerpos policiales más fiscalizados que los Mossos", afirma. Aun así, expertos como Restrepo y Andolz discrepan de esta visión y señalan que, más allá del plano teórico, no se ha avanzado lo suficiente: "La transparencia y la rendición de cuentas es totalmente insuficiente aún", dice Andolz.

Hace 10 años el cuerpo estaba en situación de avanzar hacia otros modelos europeos, pero tras el trabajo hecho, esto ha cambiado, según Pons: "Me costaría encontrar la forma de hacer un salto adelante respecto a Europa, creo que ya estamos bastante avanzados". Aun así, el experto señala la formación especializada, en concreto de los mandos, como un aspecto que se podría reforzar, así como el área de mediación. "En una sociedad como la catalana donde hay diversidad e intereses cruzados, se puede entender que [los antidisturbios] necesiten refuerzo en formación y equipamiento, no tanto para intervenir más sino menos". "Con las herramientas de prevención, las cosas han mejorado en los últimos años", concluye.

Diversificar los mecanismos de control

Más control para aumentar la transparencia y reducir la impunidad dentro del cuerpo es uno de los temas que centran el debate alrededor del modelo policial. El abogado del centro Irídia Andrés García Berrio apunta que, más allá de mecanismos internos de control del cuerpo, en otros países hay algunos externos. En Reino Unido, un órgano vinculado al Parlamento ejerce esta función. Aunque aquí actualmente el Síndic de Greuges tiene una función parecida, se podría explorar un elemento similar para mejorar la rendición de cuentas. "Si no hay mecanismos de control tecnológicos y humanos y no hay voluntad política de erradicar las malas praxis, la situación no cambiará", sentencia.

“No ha habido suficiente rendición de cuentas”

Sonia Andolz es politóloga experta en seguridad y conflictos y actualmente es profesora en la Universitat de Barcelona y ESADE. Apunta que sobre el papel, el modelo de proximidad de los Mossos es puntero, aunque no se ha acabado de desarrollar y está achacado por una falta de fiscalización y transparencia.

¿Hay que cambiar el modelo policial?
Los Mossos se diseñaron bajo un modelo gobernativo, centrado en poner el cuerpo al servicio del gobierno de turno. Con los años y especialmente con el tripartito se intentó virar hacia un modelo de proximidad, pero en los últimos años ha estado todo muy parado. Ha habido falta de recursos, recortes, falta de personal, de convocatoria de plazas… Quedó muy atrás.​

¿Es el mejor modelo?
De los que existen, sí. El que más se acerca a una ciudadanía mucho más democrática y garantista a nivel de derechos individuales y colectivos. Pero el problema no es sólo el modelo, sino que no se aplique bien. Hay que dar recursos y tiempo.

El uso de las balas de foam ha estado en el centro de la polémica.
El debate sobre su uso es necesario y positivo, pero no con prisa y entre políticos. A veces entre la porra y el arma de fuego tienes que dotar a la policía de una cosa intermedia. El problema es que cuando no se ha usado bien no ha habido suficiente rendición de cuentas.

¿Qué se quiten ojos, es un problema del arma en sí?
No sólo. Los antidisturbios están muchos días trabajando sin descanso, con presión. En mi opinión, deberían estar obligados a ir a psicoterapia. Si los agentes que tienen acceso al uso de la fuerza no tienen condiciones laborales correctas, no descansan, y encima fallan las directrices operacionales, creas un contexto en que no favoreces que las cosas se hagan bien.

¿Se ha avanzado en la fiscalización y mecanismos de control del cuerpo?
No lo suficiente. Hay mucho cierre y corporativismo, miedo a estar bajo el ojo de la ciudadanía. Cuando en realidad si tienes agentes que hacen malas acciones, eres el primer interesado en que se depure y se investigue.

¿Qué temas se deben abordar en la comisión parlamentaria que quieren impulsar ERC y la CUP?
Hay que abordar una reforma de la seguridad pública en general, no sólo del orden público. Seguridad ciudadana es pobreza energética, seguridad en la vivienda, ambiental, delitos de odio…





¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias