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Residuos covid-19 Menos capacidad de reciclar y más consumo de plástico: los efectos del coronavirus en la basura española

La contención de la covid-19 ha cambiado el modo en el que se gestionan los residuos españoles, eliminando la separación manual de las plantas de triaje, lo que limita las posibilidades de salvar una mayor cantidad de materiales para el reciclado.

Un operario desinfecta un contenedor de basura en Barcelona. /EFE
Cubos de basura en la ciudad de Santander

alejandro tena

La emergencia sanitaria también está teniendo repercusiones en el sistema de residuos español. La intención de contener al virus se ha transformado en un cambio importante en el modo en el que se están tratando los desechos, que han disminuido notablemente en la mayoría del país por el descenso del consumo. Este cambio en la forma de administrar las basuras, que vino tras una orden gubernamental el pasado mes de marzo, está suponiendo, según denuncian las organizaciones ecologistas, una amenaza para el medioambiente, ya que se ha suprimido la separación manual de residuos en las plantas de reciclaje.

En líneas generales, el número de residuos domésticos ha disminuido en todo el país debido al parón económico. Esto se puede observar en los datos de recogida selectiva de las diferentes regiones. En Catalunya, por ejemplo, se ha experimentado un descenso de la producción de basuras locales del 17%, según los datos de la Agencia de Residuos Catalana (ARC). Un porcentaje que, con pequeñas variaciones, se presta similar en todo el Estado español. Sin embargo, este descenso de desechos no está respaldado por una buena gestión, tal y como denuncian desde la Alianza Residuos Cero.

"Los impactos del coronavirus están siendo muy negativos. La orden del Gobierno prohibía el triaje manual en las plantas de residuos, con lo que estas plantas de selección, que no disponen de maquinas adaptadas para separar, lo terminan llevando directamente a los vertederos", denuncia Carlos Arribas, responsable de Residuos de Ecologistas en Acción. Por ende, no se está dejando de reciclar, pero si se está disminuyendo la capacidad para hacerlo de manera eficiente, ya que la mayoría de plantas no dispone de medios tecnológicos capacitados para realizar una separación efectiva de desechos sin contar con manos humanas. De esta forma, muchos materiales que podrían recuperarse en el procesamiento de residuos estaría terminando en vertederos.

La prevención de contagios en las plantas de tratamiento está desembocando en un "caos" en la forma de tratar los residuos, según denuncia María Durán, responsable de Recursos Naturales y Residuos de Amigos de la Tierra, que pone el foco en la cantidad de objetos que van a terminar en vertederos y, en el peor de los casos, en una de las once incineradoras que vertebran el Estado español.

De hecho, la incineradora de Valdemingómez ha aumentado notablemente su actividad pasando, según las cifras recogidas por la Cadena Ser, de las 10 toneladas diarias a las 15 toneladas calcinadas. No en vano, gran cantidad de la basura que ha terminado convertida en cenizas y humo tiene que ver, no tanto con los residuos domésticos, como con los desechos de origen sanitario que se han multiplicado un 300% en Madrid y Barcelona debido a la pandemia. Tanto es así que en las dos primeras semanas del estado de alarma la planta quemó más residuos médicos que en todo el año anterior.

El volumen de residuos derivado a las incineradoras es tal que en algunas zonas de España ya se están presentando algunos problemas de gestión. Este es el caso del horno de la planta asturiana de Cogersa, donde una avería propició que se tuvieran que tratar algunos de los residuos hospitalarios con cal viva. Esta incineradora, según los datos adelantados por El Comercio, ha experimentado un crecimiento de su actividad del 307% debido a la crisis de la covid-19. Para Arribas, la incineración debe ser la última opción y siempre en los casos de residuos sanitarios, ya que existen otras opciones como el almacenamiento temporal antes del tratamiento, en tanto que "el virus termina desactivándose después de 72 horas".

"La pandemia está evidenciando las deficiencias del modelo de gestión de residuos que tenemos en España"

No obstante, resulta difícil conocer las dimensiones del problema denunciado por los ecologistas, debido a la "opacidad", un elemento presente en el sector, tal y como denuncia Durán. Y es que la descentralización de los datos y las diferentes repercusiones que puede tener la pandemia según el tipo de residuo hace imposible tener datos genéricos sobre el éxito o no del tratamiento. El Ministerio de Transición Ecológica explica a Público que está trabajando para ofrecer un inventario específico tras la emergencia sanitaria con el que se pueda conocer con datos exactos la cantidad de desechos que se han reciclado correctamente y, por contra, los que han terminado en vertederos o incinerados dependiendo de su origen.

Esta falta de datos resume en parte las deficiencias del sistema español, tal y como denuncian las diferentes redes ecologistas. "La pandemia está evidenciando las deficiencias del modelo de gestión de residuos que tenemos en este país. Esta podría ser una buena ocasión para apostar por un modelo más ambicioso basado en la reducción, la reutilización y la separación efectiva", denuncia Durán.

El aumento del plástico

Si bien es cierto que los residuos domésticos en general han disminuido –mientras los sanitarios se elevan exponencialmente–, el consumo de plásticos parece haberse disparado un 14%, según informa Ecoembes, cuyos datos sobre el contenedor amarillo muestran un repunte del consumo de envases y elementos de un solo uso. Y es que parece que la población parece sentirse más segura consumiendo este tipo de materiales desechables. "Está claro que hay materiales como guantes o mascarillas que ahora mismo son necesarios, pero el plástico no es una solución", argumenta Arribas.

"Nos están transmitiendo una falsa sensación de seguridad con los productos plásticos"

Tanto, que un estudio reciente publicado por The New Journal Medicine advierte de que el virus puede permanecer hasta tres días activo en superficies plásticas, por lo que los productos compuestos por estos materiales son menos aconsejables que nunca.

"Nos están transmitiendo una falsa sensación de seguridad con los productos plásticos. Sin embargo, los envases desechables tienen más posibilidades de estar contaminados por el virus u otras bacterias, ya que pasan por toda una cadena de producción, mientras que si el consumidor lleva, por ejemplo, su propia bolsa de tela, se reduce el riesgo", manifiesta Durán, que reivindica el sistema de retorno como algo mucho más higiénico que el envasado tradicional. 

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