Este artículo se publicó hace 3 años.
Rodant, la alternativa ética para pedir comida a domicilio en València
Antiguos trabajadores de Deliveroo se organizan en una cooperativa para mejorar las condiciones laborales, siguiendo los pasos de proyectos similares a ciudades como Barcelona, Madrid o Zaragoza
Joan Canela
València-
Carlos Iglesias y José Forés cuentan con una larga experiencia como riders, repartiendo comida a domicilio para grandes multinacionales como Deliveroo o Glovo. De hecho, fue trabajando en esta primera donde se conocieron, y allí participaron en la lucha para dignificar las condiciones laborales de los repartidores a través del colectivo Riders x Derechos de València. Entonces impulsaron la denuncia contra Deliveroo a inspección de trabajo para conseguir ser reconocidos como empleados de la empresa y no como autónomos que prestan un servicio, y también una huelga de riders en octubre del 2017. "Entonces Deliveroo intentó comprarnos y yo ya tuve bastante y me fui", explica Carlos Iglesias.
Desde entonces ha trabajado de repartidor en pizzerías, hasta que hace unos meses decidieron liarse la manta a la cabeza con una alternativa a las grandes multinacionales de plataforma, siguiendo los ejemplos de otras cooperativas creadas por los mismos riders, como Mensakas, en Barcelona, La Pájara, en Madrid, Zámpate, en Zaragoza, o Botxo Riders, en Bilbao. Al igual que estos otros proyectos, Rodant forma parte de la Federación Internacional de Cooperativas de Ecomensajería CoopCycle, lo que les permite utilizar una aplicación propia, diseñada expresamente desde este espacio y que fue premiada por el Ayuntamiento de París en 2018.
"Tenemos una larga experiencia en este campo –continúa Iglesias- y creemos que podemos mejorar mucho el servicio que ofrecen estas multinacionales, no solas en cuanto a las condiciones laborales de los trabajadores, sino también en cuanto a la atención al cliente y las condiciones de los restaurantes colaboradores".
En el camino hacia constituirse en cooperativa, a Iglesias y Forés se les unieron Ulises Benito y Vicent Chanzá, que acaban por conformar el resto del equipo. Así, se han dado unos diez días para iniciar los primeros servicios, una vez finalizada de forma exitosa una campaña de micromecenazgo que les ha permitido reunir 9.000 euros. Este dinero servirá para financiar las inversiones iniciales en material, como las bicicletas, alquiler del local, vestuario apropiado y recipientes para transportar la comida. También tienen ya cerrados los contactos con una veintena de restaurantes –sobre todo en los barrios de Russafa, Cabanyal y Benimaclet- y con los principales mercados de la ciudad. Su proyecto incluye combinar el reparto de comida a domicilio –elaborada y fresca- con los servicios de mensajería programada.
Atención al cliente y comercio de proximidad
"Nos queremos centrar en un sector olvidado por las grandes empresas de distribución, que es el comercio de proximidad, los pequeños negocios de restauración o alimentación de los barrios –continúa Iglesias-. A las multinacionales no les interesa este mercado, lo desprecian o le imponen condiciones abusivas. Por ejemplo, si a McDonald’s le cobran el 20% del precio del menú para transportarlo, a un restaurante familiar le pueden imponer el doble. Por eso, muchos restaurantes nos están preguntando ya cuando empezamos, porque con los tiempos que corren mucha gente pide la comida a domicilio y un servicio como el nuestro les resulta imprescindible".
"Nos hemos autoimpuesto la norma de no repartir a más de tres km y del restaurante para que la comida llegue caliente"
Iglesias también destaca una mejora en la atención al cliente respecto a las otras aplicaciones: "Nos hemos autoimpuesto la norma de no repartir a más de tres kilómetros y medio del restaurante, para garantizar que la comida llegará caliente y en condiciones, un detalle que no interesa a las grandes empresas, que te prometen llevarte comer de cualquier lugar pero los es igual la calidad".
Además, dentro del compromiso social de Rodant, también se incluye el funcionamiento horizontal de la cooperativa, con turnos rotatorios entre oficina y bicicleta, los precios justos para restaurantes y consumidores, la apuesta por la movilidad sostenible y la normalización del valenciano.
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